Los recién llegados me llenaron de besos y preguntas sobre qué había sido de mi vida, mientras que yo estaba ahí de pie, petrificada, con la mirada más allá. Andre era mi imagen especular.
—Ey tío, déjales— interrumpió uno de ellos señalándonos a Andre y a mí.— Que seguro que hace tiempo que no se ven.
Una palmada fuerte en la espalda hizo a Andre reaccionar, se acercó a mí y me dio dos besos en las mejillas. Me primer instinto fue alejarme, aunque el movimiento fue ínfimo y nadie se dio cuenta, nadie menos él.
Nos sentamos en la mesa, nosotros en silencio, ellos hablando animadamente. Empezaron a hablar sobre sus trabajos y su día a día, yo tenía las manos heladas y me sudaban. Sabía que Andre había perdido el trabajo así que por favor, que no hablara de ello.—¿Y tú, Ali? ¿Qué tal te va?— me preguntaron. Todas las miradas se posaron sobre mí, con especial interés la de Andre. Tragué saliva e intenté evadir el nudo en la garganta.
—Bien— mis intentos por decir algo más se quedaron en eso, intentos, y la voz me salió totalmente rota.— Sigo buscando trabajo.
—Seguro que encuentras algo, no será por hoteles en Madrid— dijo Rosa ofreciéndome una cálida sonrisa que intenté imitar.
—¿Madrid?— habló por primera vez Andre. No puedo expresar con palabras el enorme escalofrío que me recorrió el cuerpo al escuchar su voz.—¿Te has ido a Madrid a vivir?
—Una temporada, sí— me encogí de hombros restándole importancia, él hizo una mueca que no pude descifrar.
Diez minutos y mil miradas furtivas después tomé la decisión de irme. ¿Qué diablos hacía yo ahí? ¿Qué hacíamos sentados en la misma mesa? Él seguía teniendo la orden de alejamiento y ahora mismo lo único que nos separaba era una puñetera tabla de madera. Si él no se iba a ir, lo haría yo.
Me levanté y con una buena excusa me despedí de todos. No quise ir uno por uno por no volver a tener otro encuentro con Andre, simplemente dije adiós y sonreí ligeramente al escuchar como me decían que nos tendríamos que volver a ver. Salí de la cafetería casi corriendo, las manos me temblaban y las piernas me flaqueaban, quería llegar a casa pronto. No obstante, justo antes de llegar a la intersección de las dos calles principales una voz me paró en seco. Su voz.—¡Alicia!
Me giré sobre mis talones y ahí lo vi, viniendo detrás de mí, con el mismo abrigo con el que le había visto el otro día y con el semblante serio, casi triste. Cuando se paró frente a mí ninguno supo que decir, así que carraspeé e hice el amago de irme.
—Espera, Ali— dijo cogiéndome del brazo y soltándome al instante. Su forma de llamarme me recordó tantos momentos felices que los ojos se me llenaron de lágrimas al instante.
—No podemos, ya lo sabes...— espeté nerviosa. Él negó restándole importancia.
—¿Por qué has vuelto?
De todo lo que me podría haber dicho eso justo no me lo esperaba. En sus ojos podía ver una mezcla de esperanza y tristeza al mismo tiempo.
—Es el cumpleaños de mi madre...—susurré en un hilo de voz evitando su mirada.—Me vuelvo a ir dentro de poco.
—No te vayas.
¿Estoy escuchando bien? ¿Qué cojones estaba diciendo?
—No te vuelvas a ir, por favor Ali. Te echo mucho de menos, no sabes...— intentó alcanzarme pero di varios pasos para atrás.
—No sabes lo que estás diciendo, Andre— respondí con la voz rota.— Tienes una orden de alejamiento.
—Por poco tiempo. Alicia, escúchame, siento todo lo que pasó entre nosotros, lo último que pasó... Sé que me recuerdas como un hijo de puta pero te quiero, siempre te he querido...— su voz se empezó a desgajar y pude ver lágrimas en sus ojos añiles.— Sé que no supe estar contigo pero ahora no sé qué hacer sin ti.
El corazón me palpitaba tan fuerte que parecía que lo iba a vomitar, ni siquiera podía pensar con claridad. Lo único que sabía era que tenía delante al hombre que siempre había querido redimiéndose de todos sus pecados y pidiéndome volver a él. Pensaba que retornaría corriendo a sus brazos pero algo en mí seguía teniendo miedo, me daba pánico la sola posibilidad de que me pudiera poner una mano encima.
—¿Estás con otro?— preguntó de repente con el ceño fruncido. Quise negarlo, no sé por qué, pero no pude.— ¿Con quién? ¿Es el futbolista ese?
Me quedé de piedra al darme cuenta de que sabía por donde iban los tiros, aunque era normal, Isco y yo habíamos subido varias fotos juntos a las redes sociales.
—Isco— asentí con la mirada en el suelo. No quería ni ver su reacción, aunque sí escuché como soltó todo el aire de golpe.
—¿Tan rápido te has olvidado de mí?— inquirió con un grave tono de indignación. Le miré y rodeé los ojos.
—No tienes ni idea. Estar con una persona no significa haber olvidado a la anterior, créeme.
—¿Entonces? Ali, volvamos a intentarlo— otra vez tratando de agarrarme del brazo y yo otra vez con los pasos atrás.— Ya sé que no te voy a poder dar la vida de lujo que te estará dando él, no te podré llevar a otras ciudades ni comprarte coches increíbles. Pero te digo una cosa, siempre te querré mil veces más de lo que él siquiera podría soñar con quererte.
No sé cómo lo hacía pero siempre terminaba llorando a su lado.
—Él lo tiene todo, fama, dinero, mujeres... Tú solo eres una más y eso que me extraña porque podría elegir a cualquiera. Te lo digo porque me importas, un día de estos te dará la patada con una modelo o una actriz, ¿sabes?
—Calla ya...
—Pero tú para mí lo eres todo, Ali, te lo juro. Tenemos un pasado juntos, nos quisimos con locura y yo todavía lo hago. Si volvieras conmigo serías el centro de mi mundo, no solo alguien más a quien...
—¡Para!— grité en medio de la calle. Nunca pensé en gritarle a él en público, en otra ocasión me hubiera dejado un buen regalito en la mejilla.— Mira Andre, no le conoces, no tienes ni idea de como es así que no lo juzgues. Nosotros tuvimos nuestra oportunidad, te quise como a nadie en este jodido mundo, sino no hubiera aguantado todo lo que aguanté. Pero se fue a la mierda y ahora no puedes pedir perdón y pretender que nada ha pasado.
—¿Y piensas guardarme rencor toda la vida? ¿O solo hasta que te quedes sola?
—Vete a la mierda— solté ya con las mejillas empapadas. En mi vida hubiera pensado que sería capaz de soltarle eso.
—Tú no eres así, Ali...— me sorprendía lo relativamente calmado que estaba.— Tú no...
—Que te vaya muy bien, Andre. Enserio, espero que te vaya bien— sentencié y me alejé de allí lo más rápido que pude.
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Better things to come {Isco Alarcón}
Fanfiction||La rutina de la violencia, del poder, del acoso, de las lágrimas ahogadas y del miedo hacia aquella persona que dice quererte. Alicia conocía muy bien todo aquello, la aturdía, la amordazaba y ella se dejaba llevar -quizás por falta de coraje, de...