Capítulo: 60

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Isco

Tras dos días sin dormir y estar todo el rato detrás de la Policía decidí que ir al entrenamiento era la mejor opción para aliviar mi cabeza de los pensamientos destructivos que estaba generando. Mala idea, estaba demasiado cansado y sentirme un pato mareado en el campo no estaba ayudando. Por lo menos Lopetegui pareció entender mínimamente mi situación.

—Isco— me llamó antes de entrar a los vestuarios. Levanté la mirada temeroso.— Tómate unos días libres como Lucas. Espero que encontréis a esa chica.

Asentí formando un rictus y salí del campo. Mis compañeros en los vestuarios no me hablaron demasiado del tema pero todos nos apoyaron tanto a Vázquez como a mí y me dejaron claro que nos ayudarían en lo que pudieran.

—Esto es un locura— dijo Marco soltando todo el aire mientras se quitaba las botas.

—¿Me lo dices o me lo cuentas?

—Sé que es difícil, pero la Policía está haciendo todo lo posible— intentó animarme aunque no creo que funcionase mucho.

—Lleva dos días desaparecida, tío... Si la encuentran, ¿estará viva?— lo último lo dije en un susurro y con la voz temblando. Marco hizo unos aspavientos indicándome que no pensara así, me agarró de la cabeza y me abrazó contra su pecho.

—Isco, nos tienes para lo que haga falta, lo sabes— habló Sergio mientras se ponía la camiseta y se acercaba a nuestros banquillos.

—Todo el equipo está contigo y con Lucas— dijo Marcelo apoyando una mano en la espalda del capitán.

—Exacto, y la afición también— apostilló Nacho.— Que movemos el mundo si hace falta, macho.

—Gracias, chicos— sonreí ligeramente y algo emocionado. Marco me dio una palmada en el muslo y me devolvió la sonrisa. No sé en qué momento esta gente se había vuelto tan importante para mí, eran como una familia y sabía que podía contar con ellos para cualquier cosa.

Después de cambiarme fui directo a mi casa para darme una ducha caliente y a solas, sin el ruido de los vestuarios. Me preparé un sandwich y me senté frente al televisor, donde daban noticias de la "desaparecida".

La joven presuntamente secuestrada por su ex pareja sentimental sigue desaparecida y no hay indicios de dónde se podría encontrar. Las fuerzas de seguridad tienen abiertas todas las vías de investigación. Recordemos que la joven es hermana del famoso futbolista del Real Madrid, Lucas Vázquez, y parece que tiene una relación con el malagueño Isco Alarcón, de modo que...

Apagué la televisión nada más escuchar mi nombre. A saber qué gilipollez se inventaban ahora los medios. El móvil me empezó a vibrar y me lo saqué del bolsillo a la velocidad del rayo, pensando que podrían ser noticias de Alicia, en cambio era una llamaba entrante de Victoria.

—Dime— resoplé echando la cabeza hacia atrás en el asiento.

—¿Te acuerdas lo que te dije de que me llevaba al niño a Francia?— asentí con el ceño fruncido.— Pues es oficial, Isco no se va a quedar ahí contigo.

—¿A qué viene esto, Victoria?

—A que no voy a dejar a mi hijo contigo y con tu novia desaparecida...

—¿Qué coño tiene que ver?— la corté.

—Mira, siento mucho lo de esa chica pero si la quieren hacer daño también te lo harán a ti y, por tanto, a nuestro hijo. No voy a dejar que le pase nada, la decisión está tomada.

—Espera, espera— me puse de pie en medio segundo y empecé a hacer aspavientos con las manos como si fuera una conversación cara a cara.— A Isco no voy a dejar que le pase nada y tú no te lo llevas a ningún sitio. Si tantas ganas tienes de joder la situación lo llevamos a juicio, pero te aviso que va a ser un gasto de dinero y de esfuerzos por tu parte.

—¿Crees que me importa el dinero? ¡Yo solo quiero que Isco esté bien! Puedes avisar a tus abogados porque ya te digo yo que te voy a quitar la jodida custodia— finalizó la llamada y yo lancé mi móvil con fuerza al sofá.

Si las cosas ya eran una pesadilla ahora se estaban poniendo mucho peor. ¿Cómo tenía la poca vergüenza de decirme esto justo ahora? ¿Justo cuando más estaba sufriendo? Si me quitaban a Isco y a Alicia no me quedaba nada. Haría todo lo que estuviera en mi mano para no perder a ninguno de los dos, no me iba a rendir.

Alicia

Yo sabía que Andre luchaba contra sí mismo. Había dos partes de su mismo ser enfrentadas, una que todavía me quería genuinamente y la otra que sería capaz de matarme por la supuesta traición. De tal modo que, dependiendo de la parte que más pesara en diferentes momentos, me sentía más segura o más muerta de miedo.
Habían pasado casi tres días desde que me encerró aquí y desde entonces no había dejado de pensar en Isco. Tenía tantas ganas de verle y abrazarle y decirle que todo había terminado, que de verdad era suya completamente. Pero por ahora solo podía soñar con esa posibilidad, pues era imposible escaparme y mucho más convencer a Andre de que me dejara salir.

—Voy a hacer algo por ti, espero que no hagas ninguna tontería— dijo él entrando en la habitación y quitándome las esposas que me ataban a la cama.

Le miré extrañada pero seguí sus pasos sin hacer ningún movimiento fuera de lo normal. Con sus dedos alrededor de mi muñeca me trasladó al baño y me empezó a desnudar.

—Puedo hacerlo sola— rechisté sin expectativas de que me fuera a hacer caso. Sin embargo dio un paso atrás y me dejó desvestirme, para luego ayudarme a entrar en la bañera de agua caliente. Este era su momento de empatía, perdón y cariño.

Pasó una esponja por mi cuerpo con cuidado, aunque me hacía daño en las muñecas magulladas. Yo le miraba tratando de entender qué pasaría por su mente. Al alzar la mano para acariciar su mejilla echó la cabeza hacia atrás intentando protegerse.

—¿Qué haces?

—Nada, yo solo... Nada.

Desvié mi mirada al agua y esperé a que terminara. La situación era demasiado extraña y frágil, en cualquier momento su maquillada bondad se podría transformar en agresividad y violencia. No quería eso.
Cuando terminó de bañarme me puso una ropa suya y me volvió a atar a la cama con las esposas. El olor impregnado en su ropa me devolvió recuerdos de nuestros buenos días. Quise llorar pero no me quedaban lágrimas.

—Me duelen las muñecas— me quejé tratando de que me quitara las esposas. Él suspiró, me las quitó y salió de la habitación cerrándola con candado.

¿Cuánto tiempo más aguantaría?

Better things to come {Isco Alarcón}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora