Isco
Salí del campo escoltado por el vitoreo de nuestra afición y por los pitidos de la contraria. Había sido un gran partido, muy disputado, pero con un final ideal y merecido. En general el estado de mis compañeros era de abatimiento, ya que había sido un partido duro y de mucho sube-baja. Yo tenía engarrotadas las piernas y me sudaba todo el cuerpo, pero la adrenalina seguía recorriendo mis venas y aún podría darme varias vueltas al campo.
—A ver cuando metes un gol, eh— me replicó Marco subiéndose encima de mí con diversión.
—¡Lo mismo te digo, cabrón!— bromeé y le di una colleja cuando volvió a bajar al suelo.
Lo cierto es que llevaba ya varios partidos consecutivos sin estar muy afortunado, aunque asistencias no me habían faltado, una de ellas justo a Marco. Ya me lo podía agradecer.
Antes de entrar en los vestuarios, al pasar paralelos a la zona común delimitada por puertas de cristal, conseguí ver a Alicia y a María. Sonreí dejando sacar un suspiro. Estaba preciosa y alegre y cuando sonreía se me calentaba toda la sangre del cuerpo. Lucas y Nacho estaban con ellas así que me acerqué yo también.—Ey, ¿qué tal?— dije apoyando mi mano en el hombro de Nacho y mirando a ambas mujeres. Las dos respondieron afirmativamente.
—Están esperando a ver si conocen a los colchoneros— comentó Lucas. Yo fruncí el ceño pero entendí que era normal, yo también querría verles si fuera ellas aunque para mí era normal pues les veía continuamente.
—A ver si te me vas a hacer colchonera— le dije a Alicia acercándome a ella. Llevaba una camiseta blanca de una banda de rock y en el pelo una especie de diadema roja que resaltaba el resto de su rostro. Estaba increíble. Ella se rió y negó con la cabeza.
—Es más probable que me ponga a estudiar chino antes que eso.
—Pues no sé, te veo con un look un tanto colchonero— dije haciendo referencia a los colores rojos y blancos que portaba, y moviendo su diadema para molestara, provocando que ella me diera un manotazo y se echara hacia atrás.
—¿Celoso, Alarcón?
Negué con la cabeza entre risas aunque poco tardé en experimentar aquel sentimiento. Algunos jugadores del Atlético del Madrid se acercaron a nosotros y se presentaron a las chicas. Griezmann fue el centro de atención en todo momento, a María incluso le temblaban las piernas y eso que ya le había visto más veces. En cambio Alicia no le quitaba ojo a Koke y éste empezó a hablar con ella animadamente. Hasta ahí todo bien, pero verla poner esa mirada y notar su entusiasmo por hablar con él me produjo un nudo en la garganta bien denominado como celos. No me consideraba una persona celosa por el simple hecho de que lo ocultaba de puta madre, ya me podría estar muriendo de celos que nadie se enteraría. O eso pensaba yo.
—¿Vamos a cambiarnos?— propusieron Nacho y Lucas. Miré el panorama una vez más y asentí sin mucha convicción.
—Voy a cambiarme, luego nos vemos— le dije a Alicia despidiéndome con la mano. Ella asintió con una ligera sonrisa, más bien un rictus, y Koke me dio una palmada en la espalda dejando claro el buen rollo.
En los vestuarios había buen ambiente en general, la mitad estaban semidesnudos y el Míster nos felicitaba por la victoria. Según él, habíamos hecho un buen trabajo y solo había que pulir un par de cosas. Ignorando el resto de la chapa, me dirigí a las duchas y comencé con el ritual. Yo normalmente tardaba una media de diez o quince minutos en ducharme pero esta vez a los cinco minutos ya estaba fuera, con el peine en mano frente al espejo y al lado del capitán.
—Qué rápido has estado hoy, ¿no?— dijo con voz escamada y algo burlesca, sin apartar la mirada de su reflejo.
—Sí, es que tengo algo de prisa...
—Ah sí, ya he visto que estaba Alicia esperándote. Vosotros dos tenéis algo...
—Sin comentarios— rodé los ojos escapando de su incipiente tercer grado. Sergio se rió a carcajadas y me dio un codazo en las costillas, sacándome algunas risas.
—Bueno, hermano, ya sabes. Mejor condón en mano que en nueve meses un enano.
—¿Qué cojones?— dijo Dani estallando en risas al pasar por nuestro lado. Y por cierto, se enteró todo el mundo de su grito gutural.
—Tú calla— le mandé divertido y él levantó las manos en signo de paz. Lo gracioso fue que por poco se le cae la toalla blanca que llevaba enrollada alrededor de la cintura y todos empezamos a reírnos y a agradecer no haber visto más de la cuenta.
—¡Tápate, coño!— le dijo Nacho con gesto de asco indiscutible.
—Éste nos quiere hacer un striptease— apostilló Kiko entre las risas de todos los compañeros.
—Más quisierais ver lo que tengo aquí— refutó Dani agarrándose los genitales de manera rocambolesca.
Después del numerito de Carvajal y de haberme peinado más o menos, salí de los vestuarios dejando atrás a los últimos de siempre, los presumidos. Sergio, el peor de todos, aclaraba que se quedaba el último como buen capitán, para no dejar atrás a nadie, pero obviamente era por su obsesión con su físico –en especial su pelo, que siempre lo llevaba perfecto–. El mío tiraba más a ir alocado que a otra cosa, aunque se hacía lo que se podía.
Entré en la zona común con mochila en mano y ahí seguía ella, hablando animadamente con Koke –quien por cierto seguía con la ropa del partido–. Solté el aire de los pulmones y me acerqué a ellos.—¡Hostias, que ya está saliendo todo el mundo!— apuntó Koke fijándose más que nada en mí.— Me tengo que ir a cambiar, pero ya nos vemos otro día. Tienes mi número.
¿Perdona? Ah, qué bien.
—Sí, te mando un mensaje para que me agregues.
—Genial— antes de irse se giró sobre sus talones. ¿Y éste nunca se iba o qué?— Una cosa más, ¿cómo te pongo?
—A cuatro, y en WhatApp como quieras.
Tardé mis segundos en entender la bromita, ellos dos se empezaron a descojonar vivos y yo ahí en todo el medio, serio y sin claudicar mi expresión.
—¡Es broma!— anunció ella cuando logró pronunciar algo entendible.— Ponme como quieras.
—Ya tenemos algo pendiente, entonces— dijo él guiñándola un ojo y, por fin, yéndose.
No sé cuántos litros de aire tuve que meter en mis pulmones para mantener la compostura, pero muchos. Ella me miró algo avergonzaba –¿de decir lo que había dicho o de que yo hubiera estado presente?– y esbozó una tímida sonrisa. No sé cómo, aquello logró apaciguarme y le respondí con el mismo gesto. Yo ya lo decía, los celos se me notaban al 10% de lo que de verdad sentía.
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Better things to come {Isco Alarcón}
Fanfiction||La rutina de la violencia, del poder, del acoso, de las lágrimas ahogadas y del miedo hacia aquella persona que dice quererte. Alicia conocía muy bien todo aquello, la aturdía, la amordazaba y ella se dejaba llevar -quizás por falta de coraje, de...