Me limpié la mano mojada con el pantalón mientras miraba divertida cómo se sacudía la cabeza lanzando en propulsión finas gotas de agua. Completamente mojado murmuró algunos insultos hacia su querido Sergio y se despojó de la camiseta, la que posteriormente escurrió en el césped. Mi mirada incauta escrutó su torso y su abdomen, que brillaban a la luz de la noche por el agua de la piscina.
Isco me lanzó una mirada entre pícara y burlesca y yo, con el corazón a trote, aparté mis ojos de su cuerpo como si de la peste se tratara.—Tener amigos para esto— dije en un intento de romper el hielo. Él rió y asintió.
—Son unos envidiosos— dijo en alto para que los otros lo escucharan, pero si lo hicieron se hicieron los locos y no respondieron.— Pues nada, ahora empaparé el coche.
—No te vayas así, que te enfrías— dije, ¿preocupada?— Ven, te dejo algo de Lucas que seguro que no le importa.
—Oh claro que no le importará, se quedó mirando cómo el cabrón de Sergio me tiraba— se quejaba detrás de mí mientras entrábamos en casa y subíamos las escaleras.
—Que quejica eres, solo ha sido un chapuzón— bromeé y observé su cara incrédula y falsamente dolida.
—Pues la próxima eres tú— reímos y negué con la cabeza.
Entramos en la habitación de Lucas, encendí la luz y nos metimos en el armario, que era una especie de cambiador. Rebusqué entre la camisetas y cogí una.
—Esta misma— se la lancé y él la cogió al vuelo.— Pantalones también, ¿no?
—Y calcetines ya que estás— bromeó riendo. Le miré divertida, aprovechando los últimos segundos hasta que se puso la camiseta que le había pasado. El cuello de ésta se quedó mojado a causa del pelo.
Busqué unos pantalones cortos de deporte y se los di y seguidamente unos calcetines, llevarlos mojados no era nada bueno. Cuando me di la vuelta para entregárselos estaba sin pantalones, a punto de ponerse los de Lucas. Me di la vuelta rápidamente y cerré los ojos avergonzada.
—No me importa que mires.
—No, ya, pero...—balbuceé.— Qué descarado.
—¿Nunca has visto un hombre sin pantalones?— bromeó entre risas y yo le saqué el dedo corazón, rehusándome a contestar tan obvia pregunta.—Ya te puedes dar la vuelta— dijo tocándome la espalda.
Lo hice, le di los calcetines y salí del cambiador. La temperatura había aumentado ahí dentro hasta llegar al punto de ebullición. Isco estaba muy contentillo y divertido, no me gustaría verle tomando bebidas alcohólicas más fuertes.
Salió un minuto después, ya cambiado.—Sigo teniendo los huevos mojados— dijo tocando sus partes íntimas por encima del pantalón. Solté una carcajada y rodeé los ojos.
—Pues ahí ya no te puedo ayudar.
—Ya lo sé. Bueno...— se lo pensó unos segundos. ¿Qué estaría haciendo eco en su cerebro?— No podrías hacer nada que no fuera indecente.
Tragué saliva y sonreí, apenas levantando una de las comisuras. Estaba guapísimo y todavía más cuando soltaba esas palabras por la boca o cuando en su mente bullían ese tipo de pensamientos. No quería pero me sentía extraña, acalorada, con un hormigueo en el cuerpo por las ganas de tocarle. No así, no, tocarle la cara, los brazos... Algo de él.
—Deberíamos bajar— dije cortando por lo sano mis pensamientos y los suyos. Estaba segura de que Isco era de ese tipo de hombres que con una copa de más se proponía ligarse a cualquiera y, probablemente, lo conseguía.
Nos alejamos de la soledad e incitación de una habitación a oscuras y volvimos al jardín, donde los chicos ya se habían relajado y no solo eso, percatado de que Isco y yo habíamos desaparecido unos minutos.
—¿Qué hacíais?— preguntó Marcelo con una sonrisa de oreja a oreja.
—Déjales, que ya son mayorcitos para estar dando explicaciones— dijo Sergio con una mirada de complicidad que me puso bastante nerviosa.
Lucas se percató de que Isco llevaba su ropa así que no hizo preguntas y siguió a la suyo. Cuando los cuatro hombres cambiaron de tema pude respirar tranquila aunque en mi mente bullía un sentimiento inquietante, la infidelidad. Sentía que estaba siendo infiel a Andre al tener estos pensamientos acerca de Isco pero, ¿por qué darle tantas vueltas? Alguien como él, un famoso jugador de fútbol, con un hijo encantador y una ex preciosa, cómo se iría a fijar en mí.
ESTÁS LEYENDO
Better things to come {Isco Alarcón}
Fanfic||La rutina de la violencia, del poder, del acoso, de las lágrimas ahogadas y del miedo hacia aquella persona que dice quererte. Alicia conocía muy bien todo aquello, la aturdía, la amordazaba y ella se dejaba llevar -quizás por falta de coraje, de...