Capítulo: 34

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Los partidos eran todos interesantes, pero uno de mis favoritos era el derbi, el que se disputaría esta tarde en el Metropolitano. Los jugadores ya estaban en el campo, aunque ni Isco ni Lucas eran titulares.

—Tú me tienes que contar algo, ¿no crees?— soltó María de repente tras dejar el bolso en el suelo y acomodarse en la butaca del palco. Al principio no entendí su referencia pero por su cara acabé adivinando a qué se refería.— Dorsal número 22.

—Ya, ya— rodé los ojos mientras me reía ligeramente y movía mis dedos nerviosa.— Creo que tenemos algo.

—Hasta ahí llegaba yo también— bromeó con mirada insistente, como queriendo sacar toda la información posible en un intervalo de tiempo limitado. ¡Y eso que el partido no había hecho más que comenzar!

—Es que no sé qué quieres que te diga, no hay nada claro. Simplemente pasamos mucho tiempo juntos.

—Es decir, estáis saliendo.

—Algo así— afirmé con la mirada fija en el campo. El equipo de bandas rojas y blancas se hacía con el control del esférico. Jugaron Diego Costa, Godín, Saúl y Koke hasta que Varane cortó el pase.

—Ya veo que no me quieres contar mucho— replicó María dándome un codazo. Era increíble lo de esta mujer, en algunos partidos se dejaba la garganta a gritos y en otros pasaba olímpicamente.

—No es eso, es que simplemente no quiero etiquetar lo nuestro— esta vez la miré a los ojos marrones y esbocé una cálida sonrisa.— Lo importante es estar bien juntos, sea como sea.

—¡Cierto! Pero en algunos casos sí que hay que dejar claras las cosas, yo empecé así con mi ex pareja y terminó engañándome— se encogió de hombros y yo sentí un nudo en la garganta.— No digo que Isco vaya a hacer eso, claro. ¡Pero los hombres son hombres!

Dejé su comentario en el aire, esperando que se desvaneciera pero lejos de eso se me quedó clavado en el pecho. De solo pensar que pudiera volver a sufrir a manos de un hombre me daban ganas de echarlo todo por la borda. Y no solo eso, la incitación de mi amiga para formalizar lo mío con Isco me ponía extrañamente nerviosa. Había algo que aún me ataba al pasado, a Andre, y no sé si sería capaz de empezar una nueva relación, sabiendo que la anterior había quedado a medias. Llevaba días evitando tocar este tema conmigo misma pero parecía que ya no lo lograría por mucho más tiempo.

—¡Mierda! Gol de Griezmann— escupió María mirando con rencor a las gradas de colchoneros engrandecidos. Dirigí mi mirada al banquillo del Real Madrid y pude ver a todos con las manos en la cara, aunque no reconocí a nadie porque la vista no me daba para tanto.

Ni siquiera aquel contratiempo me sacó de mis ensoñaciones, de mi angustia. Había algo que me oprimía el pecho y no me dejaba respirar. Andre era la palabra que hacía eco en mi cerebro constantemente. Estaba jodidamente atada a él, no podía no pensarle y ahora que había conocido a alguien más no me sentía completa. No estaba preparada para ofrecerle todo mi ser a esa otra persona, a Isco. Andre seguía reinando en mi cuerpo y mente, le pertenecía todavía. ¿Lo dejaría de hacer algún día?

—¡Sacan a Isco!— me avisó María emocionada. Carvajal salió dandole un buen choque de manos al malagueño y éste entró en el campo desprendiendo energía. Diez minutos más tarde sacaron a Nacho y entró Lucas.

Navas se marcó dos paradas maravillosas, una de ellas siendo corner. El equipo blanco se aprovechó del cansancio de sus contrarios e irrumpió en su área, después varios pases preparados que culminaron en gol de Bale. María y yo chocamos los cinco con una amplia sonrisa, conscientes de la remontada del final de la primera parte.

—¿No tienes ganas de conocer a Griezmann?— preguntó María en el descanso, mientras se tomaba unas suculentas pipas y me ponía unas pocas en las manos.

—Claro. ¿Pero y qué? Ni que le fuera a conocer.

—Tu hermano es Lucas Vázquez, mi marido Nacho Fernández. ¡Tenemos posibilidades de conocerlo!

—¿Tú crees?— alcé un ceja con reticencia.

—Sí, mira nada más terminar el partido bajamos como balas y les decimos que si nos lo presentan.

—¿Y podríamos conocer a Koke? Me encanta ese hombre pero no lo digo muy a menudo porque es del Atlético...— María estalló en risas agarrándose a mi brazo y balanceándose. Y yo con ella.

—¡A toda la maldita plantilla!

El segundo tiempo comenzó intenso, con mayor posesión de balón por parte del Real Madrid pero con una defensa rojiblanca mejor que la muralla china. Ambos equipos hicieron un cambio y aquello aligeró las cosas. Tras muchos intentos y tiros a puerta, en el minuto 87, Marcelo marcó un gol perfectamente asistido por Benzema. Nosotras saltamos de alegría y contamos los minutos que faltaban para que dieran por finalizado el partido.

—¡Campeones, olé, olé, olé!— cantamos alegres mientras recogíamos nuestras cosas. Recordando nuestro plan nos agarramos del brazo y bajamos corriendo a la sala común, donde esperábamos ver pasar a los jugadores.

Me moría de ganas por conocer a ciertos personajes del Atlético del Madrid, en especial Koke. Pero lo cierto era que a Isco no me apetecía verle en estos momentos, la conversación con María me había removido no solo el estómago sino los recuerdos. Él no se lo merecía, pero yo estaba dividida y todavía no tenía claro qué es lo que debía hacer con mi vida.

Better things to come {Isco Alarcón}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora