Me desperté gracias al sonido estruendoso del despertador, alargué la mano y lo apagué tras varios toques. Isco gruñó a mi lado y se dio media vuelta para envolverme con sus brazos. De repente sentí una felicidad tremenda y los problemas que ayer me consumían parecieron carecer de importancia. Era capaz de desear abrir los ojos por la mañana solo para poder verle.
—Isco...— le moví ligeramente. Ninguna respuesta. Su cabeza descansaba al lado de la mía y tenía apoyada su barbilla en mi hombro. Su respiración contra mi piel me hacía estremecer.— Francisco...
Gruñó fuertemente haciendo que yo soltara una carcajada y él sonrió francamente.
—No me llames así...—refunfuñó.
—Te llamaré así hasta que te levantes, que yo sin desayunar no soy persona, Fran.
—Joder...— rechistó una vez más hasta que por fin abrió los ojos, se estiró y se sentó en el borde de la cama. Estaba empanadísimo.— ¿Y María?
—Ni idea, habrá dormido en otra habitación.
Me puse a su lado y le besé la mejilla cariñosamente. Él tardó en reaccionar hasta que torció su cuello en mi dirección y dejó un beso en mis labios.
Bajamos a desayunar con unas caras de dormidos impresionantes, yo tenía los ojos algo hinchados y él la marca de las sábanas pegadas al rostro. No sabía que tardaba tanto en espabilarse.—Ali— me llamó mi hermano nada más entramos al comedor. Me fui hacia donde estaba y esperé con él mientras se hacían las tostadas.— ¿Qué te pasó ayer? Dijo María que no tenías hambre, te fue a buscar Isco y ya no bajasteis ninguno de los dos.
Por su mirada traviesa y pícara intuí que no se esperaba nada malo, al contrario, creo que esperaba que le contara algo relacionado con Isco.
—¿Qué quieres que te diga? Ya lo sabes todo— reí y recogí mi tostada.
—¿No me lo vas a contar?— negué riendo.— Oye pero usasteis protección, ¿no?
—No, me quiero quedar embarazada— bromeé, su cara fue un cuadro, una puñetera obra de arte que me hizo estallar en risas.— ¡Es broma! No sé qué te piensas, no hicimos nada.
—Joder Alicia, a mí un día me da algo contigo...
Lucas y yo terminamos de servirnos nuestro desayuno y nos sentamos en una mesa larguísima en la que estaban casi todos los jugadores, algunos como si llevaran horas despiertos y otros como si no hubieran dormido nada.
—Bueno, ¿y qué tal anoche?— inquirió Toni a Isco, atrayendo la mirada de todos hacia el malagueño y, por consecuente, hacia mí.— Lo digo porque en nuestra habitación no dormiste. ¿Sabes dónde acabé yo?
—Sorpréndeme.
—Conmigo— agregó Varane.— Para que Nacho durmiera con Alicia, que al parecer tenía su habitación completa.
Me sonrojé al instante, ¡qué cotillas eran todos! Menos mal que acabaron riéndose y restándole importancia. Isco me dio una mirada tranquilizadora y acarició mi muslo por debajo de la mesa.
Cuando terminamos de desayunar subí a la habitación con María quien me hizo un tercer grado bastante completo mientras nos dedicábamos recoger la maleta.—Que no, que no hicimos nada— repetí hasta la saciedad.— Simplemente dormimos y no sé, creo que su cuerpo y su ser me dan buenas vibraciones porque esta mañana me he despertado, le he visto ahí a mi lado, y me he olvidado de todo.
—Aw, qué bonito. Me alegro de que Isco te esté ayudando, aunque él no lo sepa.
Unos veinte minutos más tarde estábamos en el autobús de camino al aeropuerto. El trayecto se hizo largo, sobre todo porque nos dijeron que se tardaría poco así que algunos evitamos dormirnos, pero pillamos tráfico.
—Pero a ver, ¿me puedo dormir o no?— inquirió Kiko al conductor, siendo respondido por varias risas.
Una vez en el aeropuerto estuvimos haciendo tiempo y más tarde pudimos embarcar. Esta vez me había sentado al lado de mi hermano y no, la gente no exageraba cuando decían que era inaguantable en el despegue. Se agarraba a los posa brazos con todas sus fuerzas, estiraba el cuello y cerraba los ojos.
—Lucas, tranquilo— reí y le di la mano. Casi me deja sin circulación y me traspasó todo su estrés en vibraciones.
—¡Hostia, Hostia!— gritó cuando el avión empezó a girar para estabilizarse. Creo que todos en el avión se rieron, incluida yo, que lo intenté arreglar dándole un beso en la mejilla. ¡Tenía hasta la cara tensa!
Cuando todo pasó y ya logró tranquilizarse me dijo tres palabras que me dejaron pálida: tenemos que hablar.
—Dime.
—Sabes que dentro de dos semanas es el cumple de mamá— me recordó, asentí.— Y sabes que siempre lo pasamos en familia, vienen los abuelos, la tía, los primos...
—Sí, claro— teníamos una familia bastante grande y aprovechábamos cualquier festividad para reunirnos, aunque el resto del año no nos veíamos nada.
—Pues... No sé, ¿tú vas a querer ir? A mamá le haría muchísima ilusión pero lo primero es que tú estés bien, si no quieres volver allí aún...
—Claro que voy, Lucas— dije con aplomo.— Yo el cumple de mamá no me lo pierdo.
—¿Estás segura?
—Segura.
—Genial, serán solo unos días— me sonrió y me dio un beso en la coronilla.
No le di muchas más vueltas al tema, no quería. Cuando llegara el día ya lo meditaría con más interés. A medio vuelo me levanté de mi asiento y fui con Isco, quien estaba con Marco y Marcelo. Estaban jugando al parchís en la tablet del brasileño así que me apunté y me senté encima de Isco.
—Que malos sois— rió Marcelo cuando terminó el juego ganando. El resto muy por detrás suya.
—No vale, esto lo tienes hackeado— se quejó Marco.
Después del parchís llegó otro juego y luego otro hasta que ya era hora del aterrizaje y tuve que volver a mi asiento. Un ataque de pánico más de mi hermano y llegamos a España. Hogar dulce hogar.
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Better things to come {Isco Alarcón}
Fanfic||La rutina de la violencia, del poder, del acoso, de las lágrimas ahogadas y del miedo hacia aquella persona que dice quererte. Alicia conocía muy bien todo aquello, la aturdía, la amordazaba y ella se dejaba llevar -quizás por falta de coraje, de...