Capítulo: 20

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Ver los partidos de fútbol era interesante, pero estar en los entrenamientos lo era aún más. María y yo habíamos sido "invitadas" a uno de ellos y desde que nos sentamos en el banquillo no habíamos parado de mirar divertidas a los jugadores. Además, habían llegado los nuevos fichajes, Vinicius y Courtois, a quien llamábamos Nico – que era mucho más fácil de pronunciar–.

—Está bastante bueno, ¿no?— objetó María con una mirada pícara hacia el nuevo portero, quién cubría la portería junto con Keylor Navas.

—Tú fíjate en este, anda— reí dirigiendo su mirada hacia Nacho, a quien se le había escapado el balón y venía directamente hacia nosotras. Lo rescató antes de que saliera del campo y le lanzó un beso a su esposa.

—¡Ay, si es que le quiero!— aceptó poniendo ojitos. Yo reí ligeramente aunque sentí algo de celos hacia la pareja.

Desde que había ocurrido todo aquello me sentía muy sola. Odiaba no tener a nadie al otro lado de la cama o no tener a nadie al que abrazar. Eché tanto de menos a Andre que me llegué a arrepentir casi completamente de todo e incluso violé yo misma la orden de alejamiento que le habían impuesto contra mí. Aunque fue en vano, puesto que aunque fui a buscarle a su trabajo, no estaba y no le pude ver.

—¡Chicos, venid aquí!— gritó Lopetegui haciéndome salir de mi ensimismamiento. Los jugadores, obedientes, se reunieron a su alrededor.— Me ha entrado una llamada urgente y me tengo que ir, pero aún quedan 20 minutos de entrenamiento. No os voy a pedir que os matéis a entrenar, pero no dejéis de practicar, ¿de acuerdo?

Logré deducir sus palabras y después el entrenador se marchó hacia las instalaciones deportivas. El resto de jugadores, alegres, volvieron a sus quehaceres pero esta vez con más bromas y menos seriedad. Mis ojos siguieron a Isco durante un buen rato, me hipnotizaba su forma de tocar el balón y zarandearlo de un lado a otro. Por una clara razón le llamaba Magisco.

—Ey, chicas, venid— dijo Nacho con el balón entre el brazo y el costado.

—¿Para qué?— le preguntó María, aunque se acabó levantando al no recibir respuesta, y yo con ella.

Ellos dos se besaron cariñosamente así que me escapé de la posibilidad de ser una sujeta velas, enfilada hacia mi hermano. Me subí a su espalda divertida y él se agachó haciéndome por poco caer.

—A ver, tú— me señaló Sergio— que te veo con ganas de juerga. Ven aquí.

Algunos de los chicos hicieron un círculo a mi alrededor, entre ellos Lucas, Sergio, Modric, Casemiro, Vinicius, Marco, Marcelo y Mateo. Éste último, a petición del capitán se puso a mi lado, en el centro. Enseguida supe de que iba a esto y les maldije por dentro.

—Tienes que intentar quitarnos el balón para salir del centro— me explicó brevemente Sergio.

—Pues nos podemos tirar aquí todo el día— respondí acompañada de un coro de risas.

—Tranquila, que vamos juntos— me dijo el croata con una mirada tranquilizadora.

—No, no, cada uno por su lado— añadió Marco con una sonrisa malévola. Negué con la cabeza y suspiré.

Empezó el juego. El balón de aquí para allá, entre unos y otros. Mi velocidad era ínfima comparada con la de ellos. Mateo consiguió pararla y se cambió por Marco, a quien se la había quitado. Y por supuesto me reí en su cara.
Una vez más hubo un cambio, por Modric, y así otra y otra vez. Y yo todo el rato ahí metida, sin rozar si quiera el jodido balón.

—Pobrecita, ya me está dando pena— habló Casemiro y yo le miré agradecida. ¡Alguien con empatía, gracias!

—¡Me apunto!— dijo Isco entrando en la circunferencia. Le miré y recibí una especie de mirada llena de luz y brillo.

—¡Pues ala, dentro! Que la pobre Alicia lleva media hora— le dijo Marcelo sonriente, como siempre. Isco no rechistó y me cambió el puesto.

—Me debes una— me susurró al pasar por mi lado de manera divertida. Yo me encogí de hombros, como si aquello no dependiera de mí.

La cosa fue bien mientras no me pasaron el balón, porque cuando lo hicieron poco tardaron en volvérmelo a quitar. Lucas me miró con pena y se cambió por mí. Una vez más cuando me pasaron el balón dudé hacia donde enviarlo y Marco casi se me tira encima para arrebatármelo.

—Toma, toma, todo tuyo— le dije alzando las manos en rendición— pero a mí no me comas.

Los chicos rieron y Marco me revolvió el pelo en un gesto cariñoso que me sorprendió bastante, aunque al parecer él era así con todo el mundo. Se notaba bastante las diferencias entre los españoles y los extranjeros, éstos últimos normalmente eran más secos y distantes. ¡Pero siempre con excepciones!

—¡Alicia, ven! ¡Vamos a meter goles!— me chilló María desde la zona de penaltis. No lo dudé y escapé con ella y con Navas, Nico, Nacho, Varane, Carvajal, Bale y Kroos.

Habían formado dos colas, como si fueran dos equipos, y cada uno intentaba meter en la portería siguiendo el turno y esperando a que el portero correspondiente se colocara. Yo me puse al lado de María y esperamos nuestro momento para "brillar", aunque resultó ser un desastre. María la envió muy muy lejos de la portería y yo justo a los brazos de Keylor.

—Ha estado bien— me animó Gareth guiñándome un ojo y dándome una pequeña palmada en la espalda. Nacho nos miró negando con la cabeza y con una sonrisa.

Fueron pasando los turnos y todo eran risas, sobre todo hacia nosotras que éramos malísimas, hasta que tuve una maravillosa idea.

—A mí es que se me da mejor ser portera— dije con aires de autosuficiencia cuando medio equipo me vio lanzar el balón a tomar por culo. Nico, sin decir una palabra, se quitó los guantes y me los entregó. Me quedé anonadada y tremendamente arrepentida de lo que acababa de decir.

—¡Venga, Alicia!— me animó María dando saltos de alegría. ¿Me quería ver sufrir o algo?

—A ver si te la metemos— dijo Kroos inocentemente, haciendo que sus compañeros españoles se partieran el culo de risa.— ¿Qué he dicho?

—Nada, déjalo— le dijo Dani, principal causante de tales carcajadas las cuales, por cierto, atrajeron al resto del equipo. Por suerte cuando apareció Lucas todos se relajaron.

Me puse los guantes y me coloqué en la portería con decisión. Keylor, temeroso, me vino a dar unos consejos.

—¡Y no os paséis con ella!— acabó diciendo para alejarse de la portería y dejármela entera para mí.

El primero en lanzar fue Mateo que, en efecto, la metió. Seguido de Varane, Nacho y Dani, igual. Cuando le tocó a María sonreí con suficiencia, fue el único balón que paré.
El resto siguieron metiéndola, aunque decidieron no chutar tan fuerte y eso lo agradecí, puesto que me daba bastante terror ver como una esfera blanca venía hyper propulsada hacia mi cuerpo.
A Lucas se la paré, pero sé que él lo había lanzado así de fácil a posta. Igual lo hicieron Sergio, Casemiro y Marcelo, con los cuales casi me abro una muñeca intentando alcanzar la bola.
Finalmente llegó Isco, que se paró frente a mí y arrastró la bota contra el césped como si de un toro se tratara. El tiro fue hacia la izquierda, donde me lancé como si mi vida dependiera de ello. ¿Resultado? El balón acabó en mi cara.

Better things to come {Isco Alarcón}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora