Estaba de brazos cruzados apoyado contra su coche y con la punta de un zapato en el suelo. A pesar del frío no llevaba nada más que un jersey azul que dejaba al descubierto su cuello. Al ver cómo me acercaba se incorporó y cambió de postura.
—Hola— dije al quedar a menos de un metro de distancia.
—Hola.
—Sé que tenemos muchas cosas de las que hablar...
—En realidad no. Solo he venido a preguntarte una cosa.
Su semblante era serio, como nunca lo había visto. No podía culparle de estar enfadado.
—Pregunta.
—¿Cuál ha sido el resultado de las pruebas de paternidad?
Tragué saliva y miré hacia mis zapatos. En mi mente intentaba planear miles de formas diferentes para decírselo, pero él lo entendió con solo un gesto. Movió la cabeza asintiendo y mirando al horizonte.
—Me lo imaginaba— rió amargamente y agarró el pomo de la puerta de su coche. Yo le detuve antes de que abriera.
—No te vayas, por favor. Déjame que te lo explique.
—Debiste hacerlo mucho antes.
—Lo sé, y lo siento, pero yo no... No estaba preparada, no quería...
—Ali...—clavó su mirada penetrante en mis ojos y orientó todo su cuerpo en mi dirección.— No sabes cuánto lo siento por todo lo que te ha pasado, pero eso no es una excusa para hacerle daño a los demás. Porque no eres tú la única que sufres, ¡la verdad es que todos sufrimos!
Abrió la puerta bruscamente y la volvió a cerrar una vez estuvo dentro. "¡Ya lo sé!", quise gritar, pero su coche ya se estaba alejando por la carretera y a mí se me había formado un nudo en la garganta tal que no me dejaba ni respirar.
Me quedé cinco, diez minutos, quien sabe, ahí parada donde él me dejó. Me importaba una mierda resfriarme o que hubiesen empezado a caer pequeños copos de nieve. Sinceramente no sabía ni qué quería, quizás volver al pasado y cambiar las cosas o quizás solo olvidarlo todo y alejarme de este lugar. Sentía que ya no quedaba nada de mí aquí.—¡¡Alicia!!— chilló mi padre saliendo de casa corriendo. Al llegar a mí me rodeó con su abrigo y me llevó dentro.— ¿Qué hacías así? ¿Es que quieres ponerte enferma?
(...)
Dos días después. Dos desalentadores días después, me encontraba sentada en la cama con los ojos cerrados mientras María me acababa de echar la sombra en los párpados.
—Tienes que estar perfecta para cuando la jueza dicte sentencia— aseguró concentrando su mirada en un punto fijo de mi cara. Abrí un ojo y reí.
—Si tú lo dices...
—Que sí. Estoy segura de que serán buenas noticias.
María acabó de maquillarme justo a tiempo. Bajamos al comedor y allí nos estaban esperando Lucas y Nacho.
—Vamos, que los chicos ya están allí— dijo mi hermano cogiendo las llaves de casa y del coche.
—¿Qué chicos?
—Marco, Dani y Sergio— apostilló Nacho con una sonrisa. Esperaba que también dijera Isco, bueno, lo deseaba más bien. Pero supongo que así era como tenía que ser.
Los cuatro nos montamos en cada coche y nos dirigimos a los juzgados. Ya estaba demasiado cansada de ir allí pero por suerte hoy sería el último día. Al llegar saludé a los chicos cariñosamente, me alegraba mucho que hubiesen venido.
—No sé qué se dice en estos casos, así que me la jugaré diciendo suerte— dijo Dani haciéndonos reír a carcajadas.
—Supongo que eso está bien, gracias Dani.
—Te digo lo mismo, verás como todo sale genial— habló Marco, quien me revolvió el pelo ligeramente para luego darme un abrazo.
—Carajo, su pelo— se quejó Sergio, yo reí.— Que eso tiene trabajo.
—Joder que si tiene, que me he tirado una hora y media para hacerle las ondas— dijo María haciéndonos reír y dándole un golpe en el brazo a Marco.
Macarena me sonrió y me indicó que ya debía de ir entrando, así que me despedí de ellos con un guiño de ojo que aparentaba seguridad y entré en la sala que ya me parecía mi segunda casa.
Poco a poco fue entrando la gente hasta que dio comienzo la sesión. Los abogados hicieron recopilación de toda la información y discutieron un par de veces más. Entre tanto me giré para ver a mis seres queridos y vi a quien definitivamente no me esperaba. Isco acababa de entrar y Marco le estaba haciendo un hueco a su lado. Se sujetó la corbata con la mano y se sentó. Al hacerlo nuestras miradas conectaron aunque yo la aparté enseguida y una estúpida sonrisa apareció en mi rostro. Había venido a escuchar la sentencia, eso significaba que algo le seguía importando. Me pesaba el corazón de la felicidad que acababa de sentir, aunque solo hubiese sido por verle aquí. Hay que ver qué cosas nos hacen felices.Finalmente la jueza determinó que ya se había llegado a un veredicto e hizo una pausa dramática antes de leer unos papeles. Macarena me agarró de la mano y yo me mordí el labio esperando a que prosiguiera.
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Better things to come {Isco Alarcón}
Fanfiction||La rutina de la violencia, del poder, del acoso, de las lágrimas ahogadas y del miedo hacia aquella persona que dice quererte. Alicia conocía muy bien todo aquello, la aturdía, la amordazaba y ella se dejaba llevar -quizás por falta de coraje, de...