Isco
Eran las seis y media de la tarde y me encontraba en los vestuarios inquieto, esperando con ansias a que llegara el tardón de Lucas.
Me había pasado todo el día pensando en lo que había ocurrido por la noche, cuando me desperté al escuchar un grito proveniente de la habitación de invitados. Cuando me levanté y entré allí la vi con los ojos cerrados fuertemente, las mejillas mojadas, los puños apretados y y la frente perlada por el sudor. No creo que me fuera a olvidar de esa imagen durante mucho tiempo. Sabía que había algo que tenía preocupada a Alicia y, por ende, a mí. Necesitaba saber qué era.—¡Isco! Joder, estás empanado— me llamó Marco con una sonrisa de sorna en la cara.
—¿Qué quieres?— dije levantándome y haciendo como si no pasara nada. Mi compañero me miró sin creer mi numerito pero no le dio más vueltas al tema.
—¿Vamos saliendo?
Aunque todavía no había llegado Lucas, acepté. En el campo de entrenamiento ya estaban la mayoría, incluido el Míster con cara de pocos amigos. Odiaba la impuntualidad. Estuvimos estirando unos cinco minutos, en los que fueron llegando los demás, incluido el gallego. Después nos pusimos a correr y ahí fue cuando cogí por banda a Lucas.
—Ey tío— me acerqué a él disminuyendo ligeramente la velocidad.
—¿Qué tal, Isco?
—Bien, bien. Oye, te quería preguntar una cosa.
—Claro, dime.
—Es sobre Alicia...— dije para irle preparando. Él alzó una ceja y sonrió de forma taimada, cosa que no me esperaba para nada.— ¿Qué pasa?
—Nada, nada... ¿Qué me quieres decir?
—¡Isco, Lucas, menos hablar y más correr!— gritó Lopetegui dejándose la garganta. Nosotros aceleramos y nos miramos con complicidad.
—Luego te lo digo— le di una palmada en la espalda y aligeré el paso.
El entrenamiento fue exhausto aunque hicimos lo mismo de los últimos días. Estaba distraído, no preparaba a mi cuerpo de la manera en la que lo tenía que hacer y eso hizo que en un partido amistoso Gareth me echara al suelo de la manera más patética posible. Sergio me levantó entre risas, Marco me miró preocupado y Lopetegui se aclaró la garganta para echarme la bronca del día.
—¿Pero tú en qué estás pensando, Isco? Esto te pasa en un partido y eres el hazme reír de toda España, no, del mundo. No sé qué coño tienes en la cabeza pero olvídalo, aquí quiero el cien por cien. Si no lo puedes dar ahí tienes la salida.
Tragué saliva y dirigí mi mirada al césped, avergonzado. Tenía toda la razón del mundo. Karim me dio una colleja amistosa y me animó a continuar. Procuré dejar mis pensamientos de un lado y lo di todo en los treinta minutos restantes. Me dejé la piel como si de una final de Champions se tratara, aunque al Míster poco le importó.
—Te quiero así todo el entrenamiento, que no te lo tenga yo que decir— me dijo con mala leche cuando ya estaba entrando a los vestuarios.
—¡Cómo está el Míster, eh!— rió Sergio mientras se quitaba la camiseta y me la lanzaba a la cara.
—Joder, qué mal huele— se la volví a lanzar, esta vez a su torso. Él la cogió y carcajeó.
—Hoy si que estabas pensando en las musarañas— habló Marco.— ¿Estás enamorado o qué?
Rodeé los ojos ignorando esa pregunta, aunque por alguna razón empecé a notar mucho calor en las mejillas. ¡Gracias, barba! El resto de mis compañeros, que deben de tener un sexto sentido, me empezaron a hacer burlas y dar codazos.
—¡Cuenta, cuenta! ¿Quién es la afortunada?— habló divertido Kroos, el que nunca contaba nada de su vida.
—No es nadie.
—Nos la presentarás, ¿no?— dijo Casemiro sonriente mientras se desabrochaba las botas.
—¿O ya la conocemos?— dijo el cabrón de Nacho alzando una ceja. Como odiaba que me hicieran estas encerronas.
—Mira, no la conocéis y nunca lo haréis porque saldría corriendo en dirección contraria.
Salí tajante pero así se callaron todos –bueno, después de burlarse unos segundos más, luego ya fueron a lo suyo–. Cuando ya nos habíamos cambiado fui detrás de Lucas, quien ya iba hacia su coche. Se paró cuando le llamé, recordándole lo que tenía que decirle sobre su hermana. No di muchas vueltas, fui al grano. Le conté lo de esta noche, la pesadilla y lo mal que lo había pasado. Por un momento pensé que era una tontería, que me había estado preocupando por algo que nos pasa a todos, pero la expresión de Lucas me hizo saber que era algo más importante.
—G-gracias por contármelo, tío— su rostro era un poema, se había quedado realmente trastocado.
—Pero dime, ¿qué pasa? ¿Las tiene a menudo? Mi hijo me contó algo parecido cuando volvimos de Alemania.
—Pensaba que ya no, pero al parecer... Dios...— se pasó las manos por el pelo, notablemente preocupado. Yo me lo quería arrancar. ¿Qué coño pasaba que era tan importante?
—Lucas, puedes decírmelo.
—Lo lleva pasando mal desde hace tiempo por una relación que tuvo. Unos meses después de que a él lo juzgaran, en vista de que ella seguía mal, mis padres y yo decidimos que sería mejor que viniera a Madrid a cambiar de aires. Desde entonces ha parecido estar bien, yo... No me he dado cuenta de nada...— me explicó pausadamente, calculando cada una de sus palabras. Sé que solo me contó la mismísima punta del iceberg. Después cogió carrerilla.— Me tengo que ir, muchas gracias por decírmelo. Nos vemos mañana.
Lucas salió casi corriendo de las instalaciones dejándome en el pasillo solo, con cara de estúpido, el corazón en un puño y con ganas de saber más. Eso de que hubieran juzgado a su ex pareja no pintaba para nada bien. De solo pensar que la hubieran hecho daño se me erizaba la piel.
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¡Holaa! Os habréis dado cuenta de que he cambiado la portada, ¿qué os parece? Me gustaría que me dierais vuestra opinión! Disfrutad del capítuloo, nos leemos mañana 💕
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Better things to come {Isco Alarcón}
Fanfiction||La rutina de la violencia, del poder, del acoso, de las lágrimas ahogadas y del miedo hacia aquella persona que dice quererte. Alicia conocía muy bien todo aquello, la aturdía, la amordazaba y ella se dejaba llevar -quizás por falta de coraje, de...