Capítulo: 55

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Después de lo que se podría considerar nuestra escapada romántica a Londres nos subimos en un avión que nos devolvió directamente a la capital española. Una vez allí nos despedimos y yo me fui a casa con Lucas.

—¡La desaparecida!— gritó al verme y darme un abrazo que me levantó del suelo. Reí y le abracé con más fuerza.— Te vi en la tele, estabas preciosa. ¿Qué tal os lo pasasteis?

—Genial, mucho glamour y elegancia pero genial— expliqué mientras me dejaba caer en el sofá con cansancio. ¿Por qué los vuelos cansaban tanto si lo único que hacías era estar sentado?

—Tú ibas muy elegante— me guiñó un ojo con cierta picardía y se sentó a mi lado.

—Gracias, el vestido me lo regaló Isco y con lo demás hice lo que pude.

—Mira— alargó la mano para alcanzar la tablet sobre la mesa y tras teclear un poco me mostró la pantalla.— Isco y tú.

Era una noticia de un periódico de fútbol en la que hablaba de Isco y su "deslumbrante" pareja. Salía una foto de nosotros dos posando en la gala y, a decir verdad, sí que estábamos deslumbrantes.

—Wow, nunca pensé que saldría en un artículo de periódico y menos así...

—Léelo si quieres, te ponen por las nubes. ¿Lo mejor? Le dan la enhorabuena a nuestros padres por tener a estos dos hijos tan perfectos— bromeó entre risas.

—Eso no es justo, tú eres perfecto por esforzarte cada día en ser mejor futbolista y yo lo soy por llevar puesto un vestido caro— Lucas rodó los ojos ante mi comentario anti machista.

—No te quejes tanto, anda. Voy a preparar algo para cenar.

—Vale. Por cierto, mañana voy contigo al entrenamiento— dije esbozando mi mejor sonrisa. Lucas asintió y se fue a preparar la cena mientras yo me quedaba ahí sentada leyendo lo que los medios de comunicación tenían que decir sobre nosotros. No es que me importara demasiado, pero me alegraba de dar buena imagen y de que, por ahora, nadie criticara la relación de una plebeya con un señorito como Isco. Quizás ser la hermana de Lucas Vázquez influía en algo.

(...)

—¡Alicia!— chilló emocionado Marco al verme salir al campo. Me dio un abrazo y me revolvió el pelo cariñosamente.

—¡Para! Por una vez que me lo plancho...— me quejé divertida y le intenté despeinar el suyo aunque en vano.

—¡Eh! Esto no se toca, solo se mira.

—¿Ahora diréis que yo soy el presumido?— dijo Sergio con su acento sevillano pasando por detrás de nosotros.

—¡Hola Alicia!— la voz de Nacho me sobresaltó por detrás y nos dimos dos besos.

Poco a poco fui saludando al equipo entero y luego me quedé en los banquillos junto con María mirándoles entrenar.

—Te he echado de menos— me dijo agarrándome del brazo.— No me creerás pero si no salgo contigo no salgo con nadie. Parece que solo tengo vida para mis hijos, que no me quejo eh, pero a veces necesito a una amiga...

—Pues entonces llámame cuando quieras, yo tampoco tengo tanta vida social— reí.— Lucas, Isco y trabajo, poco más.

—Me alegro de que encontraras trabajo, de verdad. ¿Te está yendo bien?

—Sí, me he acostumbrado rápido y mi jefa es buena gente. Aunque la mitad de mis compañeros ni me dirigen la palabra...

—Bueno, ya se irán haciendo a ti— dirigió la mirada al campo y sonrió.— ¿E Isco?

No había apartado mi mirada de él. Llevaba unos pantalones negros, unas mallas por debajo, una camiseta térmica y la camiseta del Real Madrid verde por encima. Además tenía puestos los guantes y el gorro, hacía bastante frío. Estaba guapísimo y más cuando jugaba al fútbol, porque se notaba que disfrutaba con ello. Y a mí me encantaba admirar la perfecta máquina que era su cuerpo.

—Le quiero mucho— respondí sin meditar la respuesta, tan solo con la sonrisa engrandecida.

—Y él está enamorado hasta las trancas— prosiguió María con la mirada escrutando al malagueño.— Se le nota demasiado.

—¿En qué?

—En como es contigo, en que te mira todo el rato con esa mezcla de amor y de "te empotraría aquí mismo"— ambas soltamos varias carcajadas y yo me puse roja al sentir la mirada de varios de los chicos sobre nosotras.

—¡Habla bajo, tía!

—¡Si no nos han escuchado!

Una hora después finalizó el entrenamiento y los chicos se fueron a cambiar. Nosotras les esperamos hasta que empezaron a salir uno a uno.

Bye, bye— nos saludó Gareth mientras se alejaba, seguido de Toni y de Luka, a quien le iba felicitando todo el que se ponía delante.

Luego salieron Marcelo y Casemiro, quienes se despidieron en portugués y por último los chicos: Isco, Lucas, Nacho, Marco, Dani y Sergio.

—Un aplauso por este hombre que no ha salido el último del vestuario— habló Dani haciendo una reverencia y aplaudiendo. Sergio se rió y negó con la cabeza.

—Bueno, ¿a dónde vamos?— inquirió Isco pasando un brazo por mi espalda y dejando un beso en mis labios.

—A donde quieras, cariño— respondió Marco adelantándose y provocando varias risas y un guiño por parte de Isco.

—Nosotros a casa— dijo Nacho dándole la mano a María.— Que tenemos a los niños con la canguro.

—Yo también, estoy destrozado— habló Lucas tocándose los cuádriceps.

—Y yo, que mi mujer me está esperando. ¡Nos vemos mañana en el partido colegas!— dijo Sergio yéndose directo a su coche.

—¿Qué partido?— inquirí con el ceño fruncido.

—Contra el Barcelona, jugamos en casa— me explicó Dani.

—¿No vienes o qué?— Marco se hizo el ofendido y los demás reímos.

—Claro que viene— dijo Isco aunque le corté.

—Si es por la tarde no puedo, tengo que trabajar.

—Pues ven cuando termines el turno, luego igual vamos a tomar algo— me dijo Lucas con ganas de irse a su coche y zanjar la conversación. Me hacía mucha gracia cuando hablaba rápido y se movía incómodo intentando irse.

—Lo intentaré.

Nos despedimos uno a uno hasta mañana e Isco y yo fuimos a su coche. Ya se me había hecho costumbre ir a todos lados con él, como si su casa fuera la mía también. Me estuvo convenciendo durante el trayecto para que al día siguiente intentara pasarme por el estadio hasta que llegamos a casa y nos encontramos con una sorpresa inesperada. La cerradura había sido forzada.

Better things to come {Isco Alarcón}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora