Capítulo 6

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-No puedes salir con él -me dice Logan, a lo que los demás asienten, de acuerdo con él.

-Te lo prohibimos -añade Jake. Wow, un momento. ¿Me lo prohíben?

-¿Qué? ¿Por qué? -pregunto incrédula-. Además, solo me ha pedido que vaya a verle al partido, no ha dicho nada de salir.

-Da igual, es lo mismo -interviene Ashton-. No puedes irte con él.

-Pero ¿por qué? -exclamo, me siento como una niña pequeña a la que no dejan salir a jugar al parque.

-No es de fiar -responde simplemente Will, dejándome con miles de dudas rondando mi mente.

-Me importa un pepino lo que digáis -les digo al fin-. De todas maneras, vosotros también me habéis pedido que vaya al partido, así que, ¿qué diferencia hay?

-Solo -dice el dueño de la casa- no te vayas con él después, ¿vale? -no respondo-. Promételo, petarda.

-Vale, vale -me rindo, no quiero seguir discutiendo con ellos-. No me iré con él después del partido.

Parecen satisfechos con mi decisión. Idiotas. Los chicos se dirigen al coche a buscar sus maletas para cambiarse, menos Logan, que se dirige hacia su habitación. Le sigo. Cuando se da cuenta de que le acompaño, cierra la puerta de su dormitorio y me acorrala contra ella.

-¿Quieres ver cómo me desnudo? -pregunta juguetonamente.

-En realidad -digo acercándome a él. Sonríe ante mi gesto. Entonces paso en el espacio entre su brazo, que tiene apoyado junto a mi cabeza, y su cuerpo, liberándome de su encierro-, solo venía a por las fotos.

Niega con la cabeza divertido, alejándose de la madera y encaminándose a su armario. Saca su bolsa de deporte y la coloca sobre la cama, donde mete una muda de recambio, supongo que para después del partido. Dejo de observarlo y empiezo a recoger rápidamente las imágenes, intentando no mezclarlas. Aun no hemos acabado de identificar todos los lugares, deberemos terminar mañana después de clase. Entonces levanto la vista, error. Logan se acaba de quitar la camiseta, dejando al descubierto un muy bien trabajo torso. Intento no babear y apartar la mirada, pero es como si su piel tuviera un imán para mis ojos. Tengo que salir rápidamente de allí antes de que se deshaga de sus pantalones. Cuando estoy a punto de tocar el pomo para abrir la puerta, me detiene.

-Hey, Brooke espera -que utilice mi nombre en lugar de su habitual insulto me da a entender que es algo importante-. Siento lo que ha pasado antes de comer -me giro para encararle, pero su pecho desnudo me despista-. Yo también estoy preocupado por Mia -la mención de su nombre hace que me centre completamente en lo que está diciendo-, es lo único realmente importante que tengo ahora mismo. Es mi maldita vida entera -su confesión me pilla desprevenida-. ¿Cómo no voy a estar alarmado? Es mi hermana pequeña, ¡por Dios! -se pasa la mano por el rostro, exasperado-. Lo que te quiero decir con esto, es que, aunque me comporte como un imbécil a veces, no quiere decir que no le de importancia al asunto. Hago y digo estupideces porque es la única manera que he encontrado de no volverme malditamente loco de la desesperación. Es el único modo de no pensar en que quizás no la encuentre, que no pueda salvar a mi hermanita, que quizás no vuelva a verla...

Incapaz de seguir escuchando el pánico en su voz, hago lo primero que se me pasa por la cabeza: rodeo su cuello con mis manos y le pego a mi cuerpo. Al principio se tensa, pero segundos después me devuelve el abrazo, enterrando su rostro en mi hombro. Me estrecha fuertemente mientras le siento respirar profundamente, tranquilizándose. Su aliento me hace cosquillas, pero no me aparto, sé que necesita esto, y yo también. Me alejo ligeramente de él, pero no rompo el contacto, en lugar de eso, le coloco las manos en sus mejillas y le obligo a levantar la cabeza, para que nuestras miradas se crucen.

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora