Capítulo 44

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-¿Y bien? -presiona Jake mordiéndose la piel de su pulgar derecho.

-No me atosigues, Parker -advierte Will lanzando una mirada fulminante por encima de su hombro-. No trabajo bien bajo presión.

-Vale -se queja haciendo un puchero y se encamina hacia el sofá donde estoy sentada.

Se tumba al otro lado y apoya su cabeza en mis piernas, abrazando mis rodillas. Acaricio con suavidad su cabello y le oigo suspirar. Recientemente, he descubierto que ese gesto le tranquiliza, así que solo es cuestión de segundos que deje de molestar a nuestro experto informático metiéndole prisas.

El aludido lleva más de hora y media intentando rastrear la señal hasta el ordenador del acosador, pero no ha conseguido ningún avance por el momento. Se lamenta, se frustra y resopla con resignación, pero no se da por vencido. Es algo que admiro de todos ellos, nunca se han rendido durante todo esto. Siempre han estado a nuestro lado sin protestar ni rechistar, aun sabiendo que es algo que no les concierne ni incumbe. Les estoy eternamente agradecida.

En esos momentos, mi móvil emite una señal, indicándome que me acaba de llegar un mensaje. Me estiro para cogerlo, ya que descansa sobre la mesita de café que está justo delante nuestra y lo desbloqueo. Frunzo el ceño, es de un número desconocido.

-"Tienes algo que me pertenece -leo en voz alta, captando la atención de los demás-. Devuélvemelo si no quieres descubrir hasta dónde soy capaz de llegar"

Segundos después de que reine el silencio, el texto desaparece.

-¿Por qué lo borras? -me interroga Ashton con sorpresa.

-Yo no he hecho nada, se ha borrado automáticamente -le explico con los ojos muy abiertos debido a la sorpresa.

-Prueba de llamar al número, rápido -me ordena Mia, a lo que obedezco y pongo el altavoz.

-"Este número no existe. Compruebe que ha marcado correctamente todas las cifras" -dice la robótica voz de la operadora.

-Mierda -me quejo lanzando el dispositivo sobre la mesa.

-No solo tiene dinero -interviene Will pasándose una mano por el rostro-, también posee conocimientos avanzados en informática. No hay manera de rastrear la señal y, si la hubiera, sería prácticamente imposible hackear su portátil.

Resoplo frunciendo el ceño, frustrada. Está siendo demasiado difícil encontrar cualquier pista que nos pueda ayudar a descubrir la identidad del misterioso sujeto. Sabe lo que hace y no es para nada un aficionado, así que quizás deberíamos dejar todo este asunto en manos de los profesionales. Pero luego recuerdo la advertencia de la nota de que no llamásemos a la policía y la verdad es que no quiero saber a dónde puede llegar si no hacemos los que nos pide, justo como en el mensaje que acabo de recibir.

-Deberíamos entregárselas -propongo tratando de controlar las miles de horrendas repercusiones que imagino sufriremos si no acatamos sus órdenes.

-¿Así, sin más? -inquiere incrédulo Logan mientras me observa con los ojos abiertos como platos. Tampoco es que sea un plan tan descabellado.

-No quiero descubrir de qué es capaz ese tipo -murmuro sin poder evitar que se me quiebre la voz. Su expresión se relaja ante mis palabras.

-No dejaremos que os toque ni un solo pelo -me asegura a la vez que aprieta mi mano entre las suyas y me dedica la mirada más dulce que haya visto jamás, una mirada que lleva impresa una promesa en ella.

-Por supuesto que no -corrobora Ashton con un semblante seguro y decidido.

En esos momentos, y antes de que nadie pueda añadir algo más, mi móvil vuelve a sonar notificándome la llegada de un nuevo mensaje.

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora