Capítulo 19

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"¿Sigue en pie lo de esta tarde?"

Maldigo, me había olvidado por completo de mi cita con Chase. Ha sido el mensaje que me acaba de mandar el que me lo ha recordado. Le hago una foto a los pañuelos que me rodean y se la envío.

"Me he resfriado, lo siento, no creo que pueda ir. Me hacía mucha ilusión, me sabe mal" es el texto que le acompaña. Enseguida recibo su respuesta.

"Oh, vaya, no te preocupes. Otra vez será. Que te mejores"

Sonrío ante su preocupación y se lo agradezco. Desde que salí de casa de Logan ayer, a eso de las siete de la tarde, no he parado de estornudar. Es increíble la facilidad con la que me resfrío, tan solo estuve un par de minutos bajo la lluvia y aquí estoy, deshaciéndome en mocos.

Recordar el día anterior me incomoda. El chico se estuvo comportando de una manera un tanto extraña conmigo. Era amable, atento y cariñoso, todo lo contrario a lo que me tiene acostumbrada, por eso me resultó raro. No puedo negar que me sorprendió gratamente al salir en mi defensa contra Robert, aunque referirse a mí como su chica me pareció innecesario. Aún así le estoy completamente agradecida. Últimamente mi ex novio ha estado insistiendo en que le dé una segunda oportunidad. Es irónico porque hace más de dos años que lo dejamos, no sé a qué viene su repentina muestra de necesidad hacia mí ahora.

Volviendo al comportamiento inusual de Logan, paró cuando llegaron los chicos. Y eso levantó más sospechas aún, pero tengo demasiadas cosas en la cabeza como para centrarme en eso. Una de ellas, por ejemplo, es descubrir el paradero de mi mejor amiga, que lleva casi dos semanas siendo una fugitiva. También he estado muy pendiente de asegurarme que no había nadie en los alrededores de casa, comprobando cada poco tiempo las ventanas y la puerta. Puede que esté empezando a emparanoiarme, pero viendo cómo le ha ido a Mia, toda precaución es poca.

Sigo queriendo llamar a la policía, dejar todo este asunto en manos de los profesionales, pero no quiero poner en peligro a mi amiga, jamás me lo perdonaría si le llegara a pasar algo. Así que debo aguantar, debo ser fuerte por las dos, porqué sé que ella lo necesita. Me necesita más que nunca y no estoy dispuesta a defraudarla.

Después de comer, los chicos me preguntan cómo me encuentro, ya que la tarde anterior fueron testigos de uno de mis ataques de estornudos. Les tecleo rápidamente una respuesta -sí, hemos hecho un grupo de WhatsApp-, informándoles de que más o menos sigo igual de mal. Se ofrecen para venir a cuidarme, pero les convenzo de que no es demasiado buena idea, no quiero contagiarles el catarro. No me cuesta demasiado hacerles cambiar de opinión.

Estoy tan cansada que me duermo en el sofá, delante de la chimenea. No sé cuánto tiempo pasa, pero me despierta el timbre de casa. Espero a que mis padres vayan a abrir, eso no pasa, ya que el sonido se repite. Me levanto frunciendo el ceño y dirigiéndome a la cocina, que es donde veo una nota en el frigorífico que dice que han ido a comprar. Genial, sola de nuevo.

Me encamino hacia la puerta de entrada y por la mirilla intento descubrir quién es la visita. Entonces el susodicho levanta ligeramente la cabeza y le reconozco. No puede ser verdad, no podría haber elegido un peor momento para venir. Me intento peinar un poco con los dedos, siendo consciente de que no mejoraré demasiado mi aspecto, y abro la puerta justo cuando el chico está dándose la vuelta para marcharse.

-Chase -le saludo con una sonrisa. El aludido se gira y me mira de arriba abajo.

-Estás horrible -dice con una ligera sonrisa.

-Qué halagador -ironizo antes de hacerle pasar, me estaba congelando-. Y bien, ¿qué te trae por aquí?

-Bueno, como no hemos podido quedar por tu resfriado -me aclara-, he decidido que lo mejor sería venir a cuidarte. Tenía muchas ganas de verte -me sonrojo ante sus palabras.

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora