Capítulo 50

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NARRA LOGAN

Tardo un par de segundos en darle significado a las palabras de la señora Evans, pero cuando lo consigo, una oleada de rabia me inunda por completo. El rostro de Brooke demuestra terror durante un efímero instante, pero enseguida lo camufla bajo una expresión de sorpresa.

-Vaya, no me acuerdo de su visita -responde en un susurro entrecortado.

-Le dije que probablemente no estuvieras despierta -aclara la mujer-. Es un chico muy insistente.

Inconscientemente, suelto un gruñido de molestia. Parece pasar desapercibido por los demás, aunque cuando siento la mano de la joven apretar la mía sé que ella sí que se ha dado cuenta. No puedo seguir con esto, no puedo seguir pretendiendo que la presencia de ese desgraciado junto a mi petarda no me afecta.

-Voy a buscar a los demás -les anuncia mientras me levanto, ignorando la mirada de preocupación y desconcierto en el rostro de mi vecina-, tardan demasiado en traer la merienda.

No espero a que me respondan, salgo atropelladamente de la habitación, con la respiración agitada y el corazón latiendo desbocadamente. Casi me llevo a Mia por delante, ya que los demás estaban a punto de entrar. Empieza a recriminarme la manera en la que la he empujado, pero se detiene al ver mi semblante furioso.

-¿Qué ocurre? ¿Está bien Brooke? -inquiere rápidamente y con el miedo reflejado en sus ojos.

-Denovan la visitó -logro decir con la mandíbula apretada-. Fue cuando estaban sus padres, por eso nosotros no le vimos. No lo soñó, el capullo estuvo aquí de verdad.

-Mierda -exclama Jake sentándose en una de las sillas que hay en el pasillo.

-¿Pero no se supone que se había marchado? -interviene Ashton, aun intentando procesar lo recién descubierto.

-Tú lo has dicho -responde Will-. "Se supone".

-Mierda -replica de nuevo Parker.

Me paso una mano por la cara en señal de desesperación. Ni siquiera en un hospital la joven está a salvo. No puedo dejarla sola ni un segundo, en el momento en el que me separo de ella, algo malo le ocurre. Primero la paliza de Britt y ahora la visita de Chase.

Una pequeña parte de mi conciencia se remueve inquieta. Es la misma porción de mi mente que ya hace un par de días sospecha que algo no cuadra. Aquí hay algo que no encaja. Es demasiada casualidad que todo lo que están pasando las chicas coincida con la aparición de un acosador. Es una idea que lleva un tiempo rondando mi cabeza, pero no le hago mucho caso porque es solo un presentimiento, no tengo nada definido todavía.

En esos momentos los padres de la hospitalizada abren la puerta y se unen a nosotros.

-Brooke pregunta por vosotros -nos informa la madre con una sonrisa-. Iremos ahora a casa para comprobar que todo está en orden y volveremos después de la cena, ¿de acuerdo?

-No hace falta -niego-. Puedo quedarme yo esta noche.

-Tienes que descansar, hijo -rechaza mi oferta el señor Evans.

-Estaré bien -insisto. No pienso marcharme y dejarla sola de nuevo.

-No nos vendría mal descansar a nosotros tampoco, cariño -le contesta su esposa. Cómo quiero a esa mujer.

-De acuerdo -asiente al fin el hombre con un seco movimiento de cabeza-. Mañana llegaremos pronto.

-Buenas noches -me despido de ellos y entro rápidamente a la habitación de la joven.

Me la encuentro mirando hacia el exterior, completamente sumida en sus pensamientos ya que no me oye acerarme. Hago un gesto hacia los demás, indicándoles que esperen un momento fuera. Me permito contemplarla durante un segundo, admirando su belleza incluso por debajo de los cortes y heridas que moran en su rostro.

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora