Después de tres días más hospitalizada y siendo constantemente vigilada, al fin me dan el alta. Evidentemente, no puedo ir a clase, ni hacer actividad física moderada ni mucho menos intensa. Vamos, reposo total, ya que mis costillas aún no han terminado de consolidar correctamente.
La casa está más desordenada que de costumbre, hay platos, cubiertos y vasos utilizados en el fregadero y el montón de ropa sucia se amontona en el cesto; pero no se puede culpar a mis padres ya que han estado prácticamente las veinticuatro horas del día conmigo. Solo venían para ducharse y cambiarse de atuendo, pocas veces comían allí, solo algo rápido. Por eso lo primero que hago es intentar poner una lavadora, pero soy interrumpida por una exagerada exclamación de mi madre, obligándome a tumbarme en el sofá y descansar.
Cuando mis progenitores han terminado de ordenarlo todo, se dejan caer a mi lado y me miran con una mezcla de temor en sus ojos. Al principio creo que están asustados por mí, como si tuvieran miedo de que me pudiera romper con un simple roce. Pero después me doy cuenta de que también hay remordimientos en su expresión y eso me confunde.
-¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué ocurre? -inquiero frunciendo el ceño y observándoles alternativamente.
-Hemos denunciado a Britt por lo que te hizo -es la mujer la que al final se decide a darme la buena nueva.
-¡¿Qué?! -exclamo sorprendida y hago una mueca de dolor ante el movimiento brusco-. ¿Por qué?
-Cariño, te pegó una paliza -interviene su esposo con la voz tranquila.
-No me digas -respondo sarcástica-. Estaba allí, ¿recuerdas?
-Brooke -me advierte él-, ese tono.
Suspiro, resignada, antes de volver a preguntar-. ¿Por qué?
-No puede salir indemne por lo que ha hecho -mi madre lo dice como si fuera la cosa más obvia del mundo.
-Pero no teníais derecho a tomar una decisión así sin consultármelo antes -insisto molesta-. Esto me afecta a mí directamente.
-Lo sabemos, pero es lo mejor para ti -no me puedo creer lo que me acaban de decir.
-¿Lo mejor para mí? -repito soltando una carcajada irónica-. Eso es lo peor que podríais haber hecho. Hasta que se celebre el juicio, va a convertir mi vida en una pesadilla -me lamento derrumbándome en el respaldo del sofá.
-No va a haber juicio -me informa el hombre.
-¿Qué? -estoy anonadada, no entiendo absolutamente nada.
-Confesó, se declaró culpable y aceptó cualquier pena que se le impusiera -disimuladamente, me pellizco para comprobar que no estoy soñando. ¿Me están tomando el pelo?
-¿Por qué? -es lo único que se me ocurre decir en esos momentos.
-Sabía que la pena sería menor si confesaba -me explica mi madre suavemente. Sus ojos se mueven rápidamente sobre mi rostro, analizando mis reacciones-. Además, como es menor no irá a la cárcel. El juez dictaminó arresto domiciliario durante seis meses, trabajo para la comunidad y una multa de seis mil dólares. Solo puede salir de su casa para hacer las labores que le dictaminen, ni siquiera puede acercarse al instituto, y mucho menos a ti.
-¿Habéis pedido una orden de alejamiento? -creo que eso ya es demasiado.
-Por supuesto que sí, cielo -ahora es mi padre el que habla-. No permitiremos que esa loca te haga daño de nuevo.
Automáticamente, mis pensamientos se dirigen hacia Chase y sus numerosos intentos de aprovecharse de mí. Sacudo la cabeza con energía, alejando su recuerdo. Es lo último con lo que necesito lidiar ahora mismo.
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La desaparición de Mia Collins
Misterio / SuspensoUna chica. Cuatro chicos. Una desaparición. Un sobre lleno de fotografías. Un misterio que resolver. Una mejor amiga, una hermana y un amor platónico que encontrar. ¿Te apuntas? ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Portada hecha con la colaboración de @H...