Capítulo 25

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NARRA LOGAN

No me hace demasiada gracia dejar a mi hermana y a la petarda ir solas al instituto, pero sé que no voy a hacerlas cambiar de opinión. De todas maneras, el trayecto hasta aquí no es demasiado largo, así que no creo que les suponga ningún problema llegar sanas y salvas. Sin darme cuenta, me encuentro cada poco tiempo observando la puerta principal, esperando verlas aparecer, cogidas del brazo como suelen ir y riendo a carcajadas sobre algún estupidez de las suyas. Mi instinto sobreprotector se ha desarrollado mucho últimamente, sobre todo después de lo que ha pasado con Mia y con Denovan detrás de Brooke.

Es por eso por lo que siento un irremediable deseo de matarle cuando le veo junto a la petarda durante el almuerzo. Su rostro está completamente rígido, al igual que su cuerpo, que se ha tensado al verle allí. No espero ni un segundo más y me acerco hasta ellos justo en el momento en el que oigo a mi hermana ordenarle que se aleje de su amiga.

-Tranquila, nena, para ti también hay -es la gota que colma el vaso. Afortunadamente, Ashton me da un ligero toque en la espalda, advirtiéndome de que me serene o probablemente acabemos en el despacho del director.

-¿Te lo tengo que repetir yo? -me limito a inquirir con voz dura y grave.

-Vaya, veo que nos vuelven a interrumpir -se queja el muy imbécil centrándose únicamente en Brooke-. Otra vez será, hermosa -sus palabras suenan a promesa, y un mal presentimiento me recorre de arriba abajo

-Lár-ga-te -espeto lentamente mientras me acerco a él a medida que voy hablando.

Recordar ese episodio me pone de mal humor, pensar en ese tipo cerca de la petarda me produce arcadas, y solo quiero estar las veinticuatro horas del día con ella para asegurarme de que no se vuelve a cruzar con esa escoria. "Ya, claro, seguro que es por eso" se burla mi conciencia. "Cállate" me replico a mí mismo.

Dejando de lado lo que mi voz interior sugiere, sí es cierto que me preocupo por ella, de verdad. Nos hemos crecido juntos, prácticamente nos hemos pasado nuestra infancia viviendo en casa del otro. La conozco de toda la vida, y cierto aprecio le tengo, aunque muchas veces resulte de lo más insoportable, porque ella tampoco es que sea una santa. De acuerdo, sí, Ashton y yo las hemos molestado siempre, pero aquellas dos no se han quedado de brazos cruzados, si no que han respondido. Así que no es del todo inocente. Aun así, le tengo una especie de... ¿cariño? No lo sé.

Apartando un segundo todo lo sexual y sentimental de la ecuación, Brooke Evans me agrada y, además, es la mejor amiga de mi hermana, por lo que, si algo le pasara, Mia probablemente se moriría, y yo odio verla sufrir. Por tanto, si una de ellas está bien, la otra también lo está, así que es lógico que también me preocupe por su bienestar, ¿verdad? No estoy del todo seguro de que mi razonamiento sea coherente.

Creo que estoy perdiendo la cabeza. "Sí, por la mejor amiga de tu hermana" aclara la misma voz de antes. Mis ojos la buscan en la cafetería, divisándola en la misma mesa de ayer, pero no está sola.

Un tipo que no reconozco está sentado junto a ella, con un brazo apoyado en el respaldo de su silla. Posiblemente no se ha dado cuenta de que está allí, ya que se encuentra inclinada hacia su bandea, con los codos descansando sobre el mueble. No sé qué le dice el tío aquel, pero ella sonríe asintiendo. Mis puños se aprietan y mi respiración se acelera. "Tranquilo, colega, no está ligando. Ella es maja con todo el mundo, solo está siendo agradable, no te pongas así", por una vez le hago caso a mi yo interior y me calmo, aproximándome hasta ellos.

-Hola -interrumpo con brusquedad.

No voy a contar el pequeño encuentro con esa panda de niñatos porque ya lo sabéis, solo diré que durante todo el tiempo tuve ganas de arrancarle la cabeza al tal Tyler. Mejor me centro en lo que me acaba de pedir mi vecina.

- Es probable que sea el responsable de eso -le digo con una sonrisa inocente.

-Explícate -ordena con severidad.

FLASHBACK

-¡Bien! Se acabó el entrenamiento por hoy -anuncia el coach parando el ejercicio-. Buen trabajo, muchachos. Ahora meted vuestros apestosos traseros bajo la ducha, que la necesitáis con urgencia.

Reímos ante sus palabras y le obedecemos, felicitándonos entre nosotros el esfuerzo dedicado hoy por el equipo. Nos amontonamos unos sobre otros mientras nos desvestimos, varias conversaciones se escuchan a través del lugar. En una de ellas me parece reconocer el nombre de Brooke, pero como no estoy seguro, lo dejo pasar. No es hasta que me estoy vistiendo, cuando sé que hablan sobre ella.

-Joder, ¿tú te has fijado bien? -inquiere Oscar, uno de mis compañeros.

-Como para no fijarse -le responde con una sonrisa soñadora Kyle-. Hace un par de semanas, tres como mucho, la vi corriendo por el parque. Madre mía, nunca había presenciado nada tan erótico.

El comentario me golpea como si de una ola de agua helada se tratara. Me deja completamente petrificado en el sitio, y no me puedo centrar en otra cosa que no sea la animada charla que están teniendo. Una parte de mí quiere arrancarles la cabeza por atreverse a hablar así de la petarda, pero sé que no es la mejor opción. "No consientes que alguien la vea de la misma manera que tú, ¿eh?" se burla mi yo interior. "No es eso, también reaccionaría igual si se refiriesen a Mia", me replico. "Ya, claro" responde con sarcasmo. Bufo molesto, ¿es normal que tu propia conciencia te caiga mal?

-Además es muy simpática -interviene un tercero, del cual no me acuerdo de su nombre-, me ha ayudado varias veces a preparar algún examen de matemáticas.

-¡Tío, eso es genial! -exclama con emoción el primero-. Es el motivo perfecto. La invitas a tu casa con la excusa de que quieres repasar, pasáis un rato juntos y ya luego lo que surja -aventura con un deje de picardía en su voz, a lo que los demás ríen.

-Yo que tú no lo haría, Rennell -leo su nombre en su equipación-, no si quieres seguir jugando lo que te queda de temporada.

-¿Por qué no iba a hacerlo? -inquiere confundido.

-No creo que sea demasiado fácil correr con una pierna rota -amenazo con una sonrisa-, y mucho menos con las dos.

Los tres tragan saliva audiblemente, solo uno de ellos se atreve a preguntar.

-¿Es.. es tu chica? -medio vestuario está esperando por mi respuesta. No le puedo mentir diciéndole que sí, si la petarda se entera, me mata. Pero tampoco quiero que sepan que tienen vía libre.

-Aléjate de ella -le señalo con un dedo en señal de advertencia antes de recoger mi bolsa de deportes y marcharme de ahí

FIN DEL FLASHBACK

-¡Le has hecho creer a todo el mundo que estamos juntos! -exclama golpeándome el hombro con fuerza cuando he terminado de narrar mi relato.

-Esas palabras no salieron por mi boca -técnicamente, tengo razón.

-Bueno, tampoco lo desmentiste, así que es prácticamente lo mismo -me replica haciendo un puchero de lo más adorable.

-Eso son suposiciones que hace la gente, no es culpa mía si ven lo buena pareja que hacemos -alardeo rodeándola con mi brazo, que lo apartar de un manotazo.

-Eres insufrible -espeta dejándose caer sobre su silla, molesta.

-Vamos, no te enfades -le digo apretujando su mejilla entre mis dedos-. Algún día de estos deberás admitir lo nuestro.

Me mira con los ojos abiertos como platos, incrédula, antes de levantarse de su asiento y marcharse echando humo por las orejas.

-¡Nos vemos en casa, amor! -le grito cuando está a medio camino, provocando que media cafetería deje de hablar al oír mis palabras. Probablemente no debería haber dicho eso. Ups.

La mirada que me dedica es de completo odio, y, si pudiera, sé que me mataría en esos momentos. Los que quedan en la mesa tratan de disimular sus risas, sin mucho éxito. Menos mi hermana, que está observándome fijamente, con una expresión indescifrable y que no me da para nada buena espina.

-Tú y yo vamos a hablar seriamente -amenaza antes de levantarse e ir tras su amiga.

Oh, mierda.  

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora