Capítulo 11

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-Eres increíble -dice mientras me abraza y coge el papel de encima del edredón.

Mientras lo lee, vuelto a montar el marco de fotos y lo dejo en su sitio, luego me siento junto a él para ver lo que pone. Su expresión es una mezcla entre seriedad y confusión.

-No entiendo nada -admite frustrado mientras me pasa la nota. Abro los ojos desmesuradamente al echarle un vistazo.

"Cualquier precaución es buena, así que ahí va.

Reglas:

1. Sin años.

2. Solo cuenta el tercero.

3. Del revés

Lista:

1. Castillo de arena

2. Ámsterdam

3. Vacaciones familiares

4. Primer amor

5. Campamento de verano

6. Estreno GOT

7. Fiesta de la espuma

8. Croacia

9. Pelea con el idiota de mi hermano

PD: Logan, cuida de Brooke por mí.

Os quiero, M"

Una lágrima resbala por mi mejilla al leer la posdata. ¿Se está despidiendo?

-Mierda, Mia -se queja su hermano-. ¿Por qué tienes que ser tan enigmática?

-Creo que hoy no iré a clase -le informo mientras sollozo. Rápidamente me rodea con su brazo y me estrecha contra su pecho-. Me quedaré para intentar descifrar esto.

-Me quedo contigo -me asegura mientras me acaricia la espalda.

-No, tienes que ir al instituto -me mira enarcando una ceja-. Te tienen que ver con Britt otra vez, hazles saber que todo ha vuelto a la normalidad -ese tema ahora me parece muy lejano, pero es mejor ir solventando los problemas uno a uno.

-Me importa una mierda Britt y esos idiotas -espeta-. Ahora no son relevantes, esto lo es -dice señalando el folio que tengo entre los dedos-. Tú lo eres.

-Logan, no -me separo de él-. Si no aparecemos ninguno de los dos sospecharán que tenemos algo, y ahora mismo no creo tener suficientes fuerzas como para aguantar algo así. En condiciones normales no me supondría ningún problema, pero ahora no puedo manejarlo. Por favor, entiéndeme.

-Lo hago -me asegura-, de verdad. Pero compréndeme tú también. Ellos ahora no son mi prioridad, lo es encontrar a Mia y mantenerte a salvo.

Sus palabras provocan que un sentimiento cálido y reconfortante me inunde el pecho: -Si vas, será otra manera de mantenerme a salvo -le intento convencer, parece que está funcionando-. Mírame -le pido a la vez que le enmarco su rostro entre mis manos. Me hace caso y clava sus marrones ojos en mí. Pasa su brazo por mi cintura y me eleva, para segundos después sentarme en su regazo. Estamos cara a cara, con cada una de mis piernas al lado de las suyas. Pega su frente a la mía antes de decir:

-No quiero ir -parece un niño pequeño haciendo un puchero.

-Lo sé -le respondo acariciando su nuca-, pero debes hacerlo, Logan. Por mí.

-Me encanta cuando dices mi nombre -confiesa, su intensa mirada me atraviesa por completo. Me siento mareada y confundida, su proximidad es embriagadora.

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora