Capítulo 22

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-Venga, vámonos ya, que perderemos el tren -nos apremia Ashton mientras terminamos de guardar las últimas pertenencias de Mia en su bolsa.

-Impaciente -murmura la chica sacándole la lengua y saliendo por la puerta.

-Yo también te quiero, pequeña -responde rodeándola con el brazo, a modo de pulla, pero sé que en el fondo lo siente de verdad.

La aludida se sonroja, hecho que me sorprende. La miro enarcando las cejas, luego la interrogaré. Llegamos a la estación por los pelos, dos minutos antes de las siete, hora en la que salía el ferrocarril. Nos acomodamos en nuestro vagón, sentándome junto a Mia, teniendo en frente a Ashton y Logan, y dejando a Jake y a Will discutiendo sobre no sé qué juego en el otro grupo de butacas.

Apoyo mi cabeza en el hombro de mi mejor amiga, ella hace lo propio con la suya, descansándola sobre mi coronilla. Entrelazamos nuestros brazos, siendo una manera de sentir que estamos juntas de nuevo. No la pienso soltar jamás, no ahora que la he encontrado. Sin ponernos de acuerdo previamente, ambas depositamos nuestros talones encima de las rodillas de los chicos que tenemos delante, yo sobre las de Logan y ella sobre las de Ash.

-En serio, dais miedo -comenta este último, a lo que solo le respondemos un "Cállate" unísono.

El mayo de los Collins hace un imperceptible movimiento con su mano, que al principio creo que he imaginado, pero que luego sé que no es verdad, ya que percibo sus dedos acariciando ligeramente la parte externa de mi pierna, lejos del alcance visual de los demás. Le miro fijamente, captando su atención, con un semblante inquisitivo expresado en mi rostro. Él simplemente se limita a guiñarme un ojo, sin dejar de trazar líneas indefinidas sobre la tela de mis vaqueros. No entiendo por qué lo hace, no obstante, no le detengo. Me acomodo mejor en mi asiento, cierro los ojos y trato de dormir durante las tres horas de trayecto que nos esperan. Es una tarea sencilla que no puedo realizar correctamente ya que siento la piel arder bajo el toque de mi vecino.

*

Me despierto veinte minutos antes de llegar a nuestro destino. Son las diez de la noche, la estación está desierta a excepción de los escasos pasajeros que salen apresuradamente del lugar, y fuera hace un frío de los mil demonios. No creo que sea lo que más le conviene a mi resfriado, pero no puedo hacer nada más, aparte de arroparme en mi chaqueta tratando de mantener el poco calor que desprendo.

-Me estoy muriendo de hambre -anuncia Ashton cuando abandonamos la terminal-. ¿Vamos a cenar?

-Yo no puedo tíos, mis padres han organizado una especie de fiesta en casa y no puedo faltar -se excusa Will haciendo una mueca de desagrado, claramente insatisfecho con la situación.

-Me apunto -digo-, de todas maneras, mis padres siguen de viaje, así que...

-Y nosotros -añade Logan, su hermana asiente.

-Yo creo que paso -interviene Jake sonriendo a la pantalla de su móvil-. Nora quiere quedar.

-Utiliza protección -se burlan los chicos.

-¿Quién es Nora? -finjo un ataque de celos, a lo que los demás estallan en carcajadas.

-Esto... Nora es una conocida... -arrastra las palabras, inventándose una excusa-. Tranquila, cariño, tú eres la única dueña de mi corazón -empieza a repartir miles de besos por todo mi rostro mientras los demás abuchean su cursilería.

-Vale, vale, déjame ya -le empujo ligeramente, logrando que se aparte. Una mueca divertida se dibuja en su rostro antes de abrazarme cortamente e irse hacia su casa.

-Nos vemos -saluda Will y posteriormente se aleja.

Los que quedamos, nos encaminamos a la mejor hamburguesería de la cuidad. Mia y yo tomamos asiento una enfrente de la otra, Logan se coloca a mi lado y Ashton en el lugar que falta por ocupar. Hablamos sobre banalidades hasta que viene la camarera a tomarnos el pedido. Mi mejor amiga ordena una hamburguesa de queso y un agua, mientras que el chico junto a ella se decanta por una doble con guarnición y una Coca-Cola.

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora