Capítulo 52

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Un ruido me despierta a mitad de la noche. Enciendo la lámpara que descansa en mi mesilla de noche y me froto los ojos, intentando desperezarme. Mia se encuentra roncando a mi lado, esta noche había insistido en quedarse a dormir conmigo. Estuvo un largo rato discutiendo con su hermano, ya que ambos querían hacerme compañía. Al final decidí intervenir y recomendarle a Logan que descansara con tranquilidad. No podía pedirle que se quedara después de haber estado conmigo todos los días en el hospital.

El ruido que me había despertado vuelve a hacerse presente. Frunzo el ceño, suena como si estuvieran llamando a la puerta. Con un poco de miedo, pero también con mucha curiosidad, me envuelvo en mi bata y salgo silenciosamente hacia el pasillo. Cuando he bajado las escaleras freno en seco. Hay alguien en mi porche. Veo la sombra a través de la ventana. Mi corazón late frenéticamente, el terror ha sustituido completamente a la intriga. Estoy a punto de volver a mi habitación para acurrucarme bajo las mantas cuando veo como una hoja de papel se desliza por debajo de la puerta. Eso me sorprende, había pensado que sería el acosador. Con pasos temblorosos, me acerco hasta el lugar y desdoblo con cuidado la nota. "Soy Robert, necesito hablar urgentemente contigo. Brooke, por favor ábreme la puerta".

No sé si fiarme, podría ser otra persona haciéndose pasar por él. Podría ser Chase intentando jugarme una mala pasada. Me acerco para ver por la mirilla y comprobar que es cierto, pero solo se ve negro. La luz del porche se rompió hace un par de días, hecho que me parece bastante sospechoso ahora que me encuentro en esta situación. Dios, creo que me estoy volviendo complemente loca.

-Brooke, sé que estás ahí, te oigo respirar -la voz de Robert me saca de mis pensamientos-. Necesito hablar contigo, por favor, me estoy jugando mucho estando aquí.

Su último comentario me sorprende enormemente. ¿Qué habrá querido decir con eso? Eso es lo único que necesito para decidirme a acceder a su petición, además de comprobar que realmente se trata de él y no de cualquier otro. Pero lo que me encuentro al otro lado de la puerta me deja sin respiración.

-Dios mío, Rob, ¿qué demonios te ha pasado? -pregunto con preocupación.

Mi exnovio se encuentra en un estado deplorable. Tiene un ojo tan hinchado que no lo puede ni abrir, una ceja partida, el labio sangrando y creo que también tiene la nariz rota. Su ropa está hecha jirones y manchada de sangre. Está inclinado hacia su derecha, con el brazo sujetándose el costado, lo que me indica que probablemente sus costillas están malheridas. Su respiración es errática y muy superficial, como si le doliera el hecho de tomar aire. No hay lugar a dudas de que le han dado una buena paliza.

-¿Puedo pasar? No debería estar aquí -inquiere con urgencia mientras mira a todos lados.

-Claro, pasa -respondo rápidamente mientras le ayudo a caminar.

¿De quién debe estar huyendo? ¿Será la misma persona que lo ha dejado así de malherido? Con sumo cuidado, lo deposito en el sofá y voy a buscar hielo y antiinflamatorios. También cojo el botiquín, por si debo curarle alguna herida, y vuelvo con él. Ha cerrado los ojos con fuerza en una mueca de sumo dolor. Siento una opresión en el pecho, jamás se había metido en una pelea de ese calibre.

-Gracias -murmura con esfuerzo cuando le pongo una bolsa de guisantes en el ojo y otra en las costillas.

-¿Brooke? -reconozco a Mia llamarme desde las escaleras. Corro en su dirección y le indico que guarde silencio, no quiero que mis padres se despierten y nos encuentren en esta situación. Volvemos al salón y la chica ahoga un grito de sorpresa al ver al recién llegado- ¿Qué te ha pasado, Rob? ¿Quién te ha hecho esto? -me sorprende que demuestre preocupación, nunca se llevaron demasiado bien.

La desaparición de Mia CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora