La desaparición de Mia Collins

Capítulo 28

-Buenos días -murmura Logan completamente pegado a mí cuando me remuevo al desperezarme.

-¿Cuánto hace que estás despierto? -inquiero sin girarme mientras me acurruco más contra él.

-Un rato -me informa, estrechando su agarre.

-¿Por qué no te has levantado entonces? -pregunto sorprendida.

-Estoy demasiado bien así -comenta, haciéndome sonrojar-. Además, me encanta verte dormir.

No le respondo, notablemente ruborizada por sus palabras. En su lugar, me arropo mejor con el brazo que tiene sobre mí y le siento depositar un beso en mi hombro. Nos quedamos un par de minutos en la misma posición, disfrutando de la paz y la tranquilidad del momento. Entonces recuerdo los sucesos de anoche y me giro para encararle.

-Oye -le llamo mientras ruedo sobre mi costado, quedando a escasos centímetros de su rostro. Me callo cuando lo veo lleno de heridas, cortes y sangre.

-Estás horrible -se burla con una sonrisa, pero su mirada me indica que no le hace ni pizca de gracia.

-Bueno, tú tampoco estás para salir en la portada de una revista -le replico frunciendo el ceño. Niega con la cabeza divertido y me pide que le diga lo que iba a mencionarle antes de que me interrumpiera-. Solo quería darte las gracias por lo de ayer -empiezo nerviosa, le miro directamente a los ojos, tratando de coger coraje para seguir hablando, pero la intensidad de sus orbes me deja completamente embobada-. Y también pedirte disculpas por esto -añado acariciando con la yema de mis dedos su ceja izquierda, que está partida y rodeada de sangre seca. Hace una mueca de dolor ante el contacto, por lo que lo retiro.

-Lo repetiría miles de veces más con tal de alejarte de ese tipo -me aclara con seriedad. Su expresión es severa y sincera, y un sentimiento cálido y reconfortante me recorre entera.

Me acerco más a su cuerpo, como si eso fuera posible, depositando la mano que no tengo bajo la almohada en su pecho. El brazo que me rodea se dobla, adhiriéndonos por completo, no dejando espacio alguno entre nosotros. Me besa la frente y deja su boca pegada en la zona durante unos segundos antes de juntar nuestras cabezas. Empiezo a trazar círculos en su torso desnudo, oyéndole suspirar, y él hace lo propio en mi espalda.

-Deberíamos bajar -le sugiero al cabo de un tiempo.

-No me quiero mover -se queja haciendo un puchero, por lo que sonrío ampliamente.

Automáticamente me devuelve el gesto, girándonos a ambos y dejándome encima de su cuerpo. Deposito las palmas de mis manos sobre la piel bajo sus clavículas y acomodo mi barbilla sobre ellas, clavando mi mirada en la suya. Logan coloca su brazo derecho bajo su nuca y el otro sobre mi cintura, y me observa fijamente.

-Tengo que curarte esto -le hago un ademán señalando el rostro.

-Puedo encargarme yo -me responde con suavidad.

-Pero quiero hacerlo -protesto como una niña pequeña. Me muestra su hilera de dientes-. Además, quiero ver cómo está Mia.

-Eres increíble -susurra más para sí mismo que para mí mientras me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja. Apoyo mi rostro en su mano, buscando más contacto, y cuando su pulgar me acaricia la mejilla, suspiro y cierro los párpados. Le oigo jadear antes de retirar el contacto. Reprimo el quejido que quiere salir de mi garganta-. Anda, ves bajando a la cocina, yo iré a por el botiquín.

Un poco reacio, retira el agarre sobre mí, dejándome ir. Cuando llego a mi destino, me encuentro con la chica preparando el desayuno. Al verme, corre a abrazarme, hace una mueca al observar el aspecto de mi rostro e insulta de mil maneras diferentes al responsable de eso. Luego la ayudo a terminar de cocinar los productos. En esos momentos baja Ashton, quien me deposita un beso en la frente a modo de buenos días y acto seguido rodea a mi mejor amiga por la espalda, descanso su barbilla en su hombro. La susodicha se sonroja y me mira con nerviosismo. Le enarco una ceja, cuestionándole acerca de lo que acabo de presenciar. Me promete silenciosamente que luego me lo explicará.