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15 de Agosto 2018

Seattle
Lauren

Llegué y todos mis compañeros estaban reunidos en la sala de juntas.

-Jauregui. Me saludó mi amigo Samuel. Era uno más de la base de bomberos. Lo había conocido desde que yo había entrado a trabajar. Justo después de que Megan nació tomé varios trabajos. Uno de ellos era el de limpieza en la estación de bomberos, fue ahí que conocí a la mayoría de ellos. Realmente divertidos y arriesgados. Buscando aventuras. Cada uno de nosotros tenía su historia y me encantaba tener tan grandes compañeros.
Fue un año y medio después, cuando ellos se sintieron orgullosos de mi y de todo lo que había aprendido. El comandante de la estación me dió el trabajo de bombero, primero de auxiliar y tiempo después por mi desempeño asistía un montón de incendios y accidentes, era realmente buena y ágil para trabajar, sentía que había nacido para esto.
Fui nombrada la primera mujer bombero en la historia de esa estación.
Riesgoso pero bien pagado, suficiente para Meg y para mi.

El comandante finalmente llegó a la sala donde todos hablábamos sin parar. Dave otro chico de los míos me contaba cómo había sido la cita con la última de sus chicas. Yo me reía de sus entupidas experiencias.

-Bien chicos, tengo buenas noticias y malas. Todos callaron.
-La primera, nuestra compañera Jauregui va a ser reconocida en unos días durante una ceremonia, ofrecida por el gobierno y muchas dependencias, habrá mas de otras estaciones pero debemos reconocer el trabajo que se ha hecho últimamente aquí. Varios de ellos me dieron algún empujón en el hombro. Yo sonreí feliz.

-Bien, las malas son que nuestro compañero Stevens podrá volver hasta dentro de 3 semanas, por el momento habrá un sustituto, su nombre Normani Kordei, trabaja en la estación número 2.
Nosotros éramos la 1 en la ciudad. La chica entró a la sala dando un saludo general y se sentó cerca a todos.
El jefe comenzó a contarnos sobre algunas nuevas reglas e instrucciones del nuevo camión, si era realmente reluciente y para mi fortuna nos tocaba a mi equipo usarlo y mantenerlo en forma.

De pronto la sirena comenzó a sonar y por alta voz hicieron el llamado. Demonios un incendio. Según lo que escuchábamos era un edificio de 10 plantas, 4 de ellas estaban amenazadas por el fuego, se desconocía el motivo y era ahí cuando nos tocaba a nosotros trabajar. Ya todos corríamos hacía los camiones para partir. Dos equipos de 6 bomberos salimos a toda velocidad y con la sirena prendida.
Justo al salir de la estación, la nueva compañera extendió su mano para subir al camión en movimiento. Yo le ayude.
Viajamos en el lateral de la escalera.

-Soy Kordei.

-Jauregui, un gusto tenerte con nosotros. Grité. El viento y la velocidad nos obligaban a esto.
Aunque me gustaba atender mi trabajo pensé por un momento en mi pequeña, era una mala casualidad que surgiera esto cuándo le había prometido llegar para cenar.
Golpee un par de veces la ventanilla donde Dave y Samuel viajaban en la cabina. Mientras Daniel conducía. Les di instrucciones de avanzar más rápido. Ellos estaban a mi cargo.

Dieron un giró a la derecha y logré ver el humo negro. El fuego seguía y frente a nosotros apareció el edificio consumiéndose.

Nos vi a todos saltando del camión y realizando un par de maniobras para llegar al 4 piso donde nos reportaban aún personas por evacuar.
El apoyo aéreo también había llegado. Subí por la escalera hasta el 4to piso junto a Samuel, el arrastraba la gran manguera con el.
Rompí la primer ventana que vi con una de mis botas y entré. Como siempre mi mascarilla haciendo el trabajo para resistir las altas temperaturas y poder respirar algo más que ese montón de humo por cosas apunto de carbonizarse.
Entre oscuridad y puertas cayendo logré seguir un camino para buscar heridos.

-¿Alguien aquí? Grité fuerte. Grandes partes del techo se estaban desprendiendo. Busque a Samuel con la mirada. Lo observé lanzando agua hacía todas partes, el debía detenerse pronto, la manguera no era tan larga como para cruzar del otro lado del pasillo. Le hice seña para que esperara.
Con un gruñido se detuvo junto a los muebles ardiendo en llamas.
Caminé lentamente por un largo pasillo antes de mirar a otro de mis compañeros cruzar hacia una salida de emergencias, ayudaba a salir a alguien.

-¡Ayuda!
Él gritó de alguien me hizo dar la vuelta y mirar justo la habitación que llameaba por la puerta.

-Mierda. Solté. Definitivamente el llamado surgía de aquí.
Tomé el impulso sin pensarlo y entre.
Mi traje se sentía ahora muy caliente, mas de lo normal.
-Mierda, mierda. Seguía maldiciendo. Giré por la habitación. El grito provino de un armario justo en la esquina de la habitación donde una pequeña parte de madera en el techo pendía de la nada. Iba a caer y más valía actuar rápido. Corrí al sitio entre el humo y abrí la puerta con precaución. Miré el cuerpo de una chica aproximadamente 20 años con un par de heridas sobre la pierna. Tosía sin detenerse.

-Venga, hay que salir de aquí.
Envolví un par de telas sobre su cara y salí casi con todo su peso en un hombro.
El humo era cada vez más negro.
Al salir escuché el ruido de algo desprendiéndose. Diablos. El techo. Logré lanzar a la chica un poco lejos pero fue tarde para mi.
Él trozo había caído en mi hombro sin tener algún tipo de gravedad que lo hiciera llegar sin tanta fuerza sobre mi cuerpo.
Caí. Me sentía aturdida.
Mierda. Un poco golpeada también por la realidad, me negué a morir ahí. No lo iba a hacer. Megan vino a mi mente y con fuerza saliendo de alguna parte, logre impulsarme y tomar a la chica con el otro brazo.
Recorrimos el pasillo con un dolor terrible. Ella también estaba herida.
Samuel esperaba ansioso junto a la ventana rota.

-Jauregui por fin, es hora de salir, este edificio se va a consumir.
Al verme acercarme. Sus movimientos fueron rápidos. Tomó a la chica herida en sus brazos y se la entregó a un compañero. Los vi desaparecer en el aire. Seguramente ya un inflable los esperaba abajo.

-Mierda, tienes sangre encima. Asentí y logré llegar a la escalera. Una alarma retumbaba en mis oídos. La escalera se movía, nos separaba del edificio mientras Samuel me sostenía por un costado.

-Tienes que resistir Jauregui. Le di un leve asentimiento.
Mierda. Era el segundo percance que sufría pero sin duda era peor que el primero, sabía que terminaría en una camilla de urgencias en un rato.

-Samuel, tienes que avisar a mis padres, ellos están con Megan. Susurré. Antes de que todo se volviera negro.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora