42

10K 562 23
                                    

27 de Octubre 2018

Seattle
Lauren

Con manos temblorosas las metí debajo de su blusa. Esperando a que no intentara librarse de mi. Para mi sorpresa levantó sus manos para sacar la pieza.
La lancé a alguna parte de la habitación y acaricié su abdomen. Sonreí. Ella se apartó un poco para entender que pasaba.

-Esto es tan diferente. Le dije en un suspiró.

-¿Porque?
Nos separamos pero ella tomó mi mano. Nos guiaba al dormitorio. Presionó un botón en la pared antes de entrar. Las luces leves estaban encendidas.

-Ya sabes la última vez que lo hicimos tenías a Megan en tu barriga.
Llegamos a la cama y sin detenerse me ayudó con mi blusa y comenzó a desabrochar mi pantalón. Sus labios se unieron a los míos. Los suspiros de ambas se escucharon. Si al fin. ¿De verdad íbamos a hacer el amor?
Es decir, de la nada nos habíamos besado y de repente ella me guiaba a su cama.

-¿Porque te detienes? Preguntó en medio del beso.

-Estaba pensando. Recargue mi frente sobre la de ella.
-Camila, espera ¿Si? Tu te mereces algo más que esto.
Ella gruñó bajo.
-Habló muy en serio, podríamos quitarnos la ropa y olvidar todo pero quiero que esta vez sea mucho mejor, por favor.
Su labios volvieron a los míos pero al final asintió. No sentamos en la cama. Rompiendo el momento caliente. Necesitábamos vivir la experiencia de otra forma no solo por que habíamos tomado la iniciativa de tener algo,solo por un beso, nos esperaban muchos temas de que hablar.

-¿Y Megan?

-Con mis padres. Perder su contacto me hizo sentir insegura así que la ayudé a sentarse sobre mi regazo. Besé su mejilla.

-La extraño. Dijo en tono bajo. Yo la abracé.

-Perdóname, mira todo lo que he armado solo por no admitir que me tienes loca.
Sonrió levemente. -¿Quieres ir con ella? Asintió de forma linda.

-Pero primero quiero decirte algo. Puse toda mi atención en ella. -Lauren, quiero que sepas que separarme de ti hace años fue lo más difícil de mi vida y nada a cambiado, pensaba diario en ti y después de verte en el hospital, sabía que te amaba de la misma forma, te amo ¿Vale?

-Lo se, yo a ti y sabes que vamos hacer, quiero ir con Megan llevarlas a cenar a ambas y decirle que eres su madre.
Se sorprendió un poco y podría ser muy precipitado pero ya no importaba nada. Estaba muy ansiosa por recuperar ese tiempo. Sin problemas.

-¿De verdad?

-Si, podrías mudarte con nosotras desde hoy.
Soltó una risita.

-Cálmate un poco Jauregui.
Su mano se detuvo en mi hombro y nos miramos fijamente. Pude sentir como mi corazón luchaba para controlarse. Dios. Ya estaba. Le había dicho. La había besado y la había intentado llevar a la cama.

-¿No quieres?

-Claro que si, pero primero esta Megan.
Tenía razón pero eso de ir con nuestra hija y contarle no iba a salir de mi cabeza. Entre más pronto mejor.
La miré.
Se miraba agotada. Tenía marca debajo de sus ojos y al abrazarla parecía haber perdido peso. Era mi culpa.

-¿Quieres descansar un rato? Te miras muy mal.

-He trabajo como una loca para tratar de sacarme a ustedes de la cabeza, era mi única opción o pasarla aquí llorando todo el tiempo. Besé dulcemente sus labios y la apreté por la cintura.
-Bien, también se ha abierto mi apetito, tengo hambre.
Se paró de mi y caminó al armario. Yo levanté mi blusa del piso para colocarla y abroche mis pantalones.
Después de un rato volvió a salir con una blusa puesta.
Necesitábamos salir de ahí y buscar un lugar neutral. Sabía que había perdido mi opción para el camino fácil. Me negaba a darle lo mismo a ella.
Quería tocarla pero eso quería que pasara en un lugar romántico, lleno de rosas rojas, vino y velas.
Le iba a dar nuestra primera vez soñada. Tomó mi mano antes de salir y cerrar. No nos soltamos. En el elevador le di un beso más. Le ayudé a subir a mi auto y partimos.

-¿Como crees que lo tome? Preguntó ella sobre el tema de Megan.

-Espero que bien.
Asintió insegura y apreté su mano pequeña.

-Ahora tengo miedo. Me soltó y miró por la ventana del auto. No me quedo otra opción más que estacionarme por un momento. Ella me miró extraño, pero le di un mirada comprensiva. Quito su cinturón y se lanzó a mis brazos. La había atrapado contra mi pecho. Sobe su espalda y después de minutos fue ella quien se separo para tomar mis labios. Bien, eso era bueno por que ya comenzaba a extrañarla. Estaba un poco desesperada y después de un rato al dejarla manejar el beso, la detuve. Besé su frente un par de veces.

-Todo va a estar bien, te lo aseguro. La besé de forma tierna y sonreímos bobamente.
Se regresó a su asiento.
Después de un rato llegue a la casa. Estacione enfrente.

-Espera, aquí iré por ella. Asintió y yo la besé antes de salir.
Llegué a la sala donde estaban mis padres con mi hija.

-¡Mamá! ¿A donde fuiste? Dijo con vocecita dolida. Mi madre quería que le contara ahora.

-¿Paso algo Lauren? Negué de inmediato. Aunque claro que había pasado algo. Mi hermosa Camila estaba en el auto esperando por ambas. La había besado y dicho que la amo. No pensaba quitar el dedo del renglón.

-¿Ya han cenado? Pregunté y luego Megan se abrazó a mi pierna. La tomé en brazos y busqué su pequeña chaqueta en el perchero de la entrada. La ayudé a colocárselo.

-No, cariño, queríamos esperarte.
Mordí mis labios con duda. Megan solo reía, yo intentaba poner su chaqueta de forma apresurada. Fallando un poco. Mi corazón seguía acelerado y mis manos temblaban.

-A bueno, es que... ella esta ahí afuera y...quiero ir a cenar a alguna parte. Mi padre asintió y mi madre en cambio estaba feliz. Caminó hasta mi y nos apretó junto con Megan en un abrazo. Ella no entendía nada pero desde luego estaba feliz de que saldríamos a pasear. Salimos minutos después.

-Tengo una sorpresa para ti en el auto. Le susurré a Megan de forma graciosa y ella sonrió.
No contaba con que Camila no iba a resistir y salió de golpe y vino apresurada a nosotros.

-¡Camila! Ella le llenó de besos la carita haciéndola reír y la abrazó con ternura. La había robado de mis brazos. Me vi en la necesidad de abrazarlas ahí en medio del jardín. Las tres nos quedamos así un rato.

-Hola bebé, te extrañé mucho. Besó su mejilla.

-Yo también Camila. La abrazó por el cuello. Dios, si que era una tonta por separarlas así.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora