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27 de Septiembre 2018

Seattle
Lauren

Desperté hecha un lío. Estaba cansada de no poder descansar mi mente, con este era otro sueño más donde aparecía Camila.
Me sentía confundida, contaba los días desde que la había visto en el hospital.
Estaría mintiendo si dijera que no pensé muchas veces en detenerme frente al hospital y buscarla. Solo mirarla, no deseaba cruzar palabra con ella, simplemente quería verla.

En mis sueños podía detallar más su rostro. ¿Porque tenía que ser tan guapa?
Y los años simplemente habían hecho algo a su favor.
Su piel y esos ojos que siempre me habían enamorado. Dios sus labios. Durante mis sueños solo podía tocarlos con los dedos. Justo cuando iba a besarla algo pasaba.
Megan me despertaba dejándome aturdida.

-¿Porque haces la boca así mientras duermes?
Preguntó Megan. La muy pilla llevaba un rato viéndome dormir. Me habían despertado un rato antes. Me cubrí el rostro con la almohada, no quería que me viera sonrojada.
Soltó una risita y lucho con mis manos para retirar la almohada.
-Ya mamá, quiero hot cakes para desayunar.
Salí corriendo al baño mientras ella reía.

Me miré en el espejo. No podía seguir así, no era normal, yo odiaba a Camila. Antes no la pensaba de esa forma. Necesitaba distraerme con algo.
Limpie mi cara con agua y cepille mis dientes.
Escuche desde la habitación como Megan encendía la televisión.
Era temprano aún así que iba a preparar el desayuno mientras ella miraba sus caricaturas favoritas.
Salí al armario y busqué unos pantalones negros ajustados, mis botas del mismo color y una playera blanca ajustada.
Esta vez observe mi cabello se veía bien solo aplique una crema para peinarlo. No solía usar maquillaje y mucho menos para ir a trabajar. Aunque mamá insistía en que debía hacerlo. Mi piel estaba bien cuidada.
Megan me habló cuando iba a salir.

-¿Que pasa cariño? Extendió sus brazos hacía mi.
Yo la tomé y besé sus mejillas.

-Quiero cocinar contigo.
Asentí pero antes decidí peinarla y colocar algún conjunto cómodo para llevarla al preescolar. Me pidió sus tennis de unicornio. Eran lindos.
Cepillo sus dientes con un poco de dificultad, apenas estaba aprendiendo.

Bajamos para cocinar algo.
Me ayudó a hacer la mezcla para los hot cakes.

-¿Quieres ir al parque hoy?
Ella negó. Eso era bastante raro.
-¿Al cine? Insistí pero volvió a negar. -Bien, me rindo mejor dime que quieres hacer.

-Quiero ir con los abuelos, tu deberías salir, mamá. Me miró seria y muy concentrada.
-Debes salir en una cita.
Comencé a reír ¿Quien rayos le habían sugerido eso?
Seguramente mi padre. Negué divertida.

-Tu eres la mía princesa, así que iremos al parque hoy.
Se dió por vencida y mordió su labio. Me aterré, Dios mío, ella ahora era tan parecida a Camila.
¿Como mierda la iba a sacar de mi cabeza si ella era su hija?
Claro, pero la abandono, me asustaba pensar en dejarla conocerla. Ya había pasado varias veces en la última semana.

Tomé un poco de agua y analicé. Si realmente ella quisiera verla hubiera insistido más. Pero en cambio se había desaparecido por un mes. Aunque yo podía haber tenido que ver con eso.
La cabeza comenzaba a molestarme.

-¿Ya esta listo Mamá?
Asentí y serví el desayuno para ambas.
El día no pintaba a ser mejor que esto. Megan estaba creciendo y pronto comenzaría a hacer preguntas que yo quería evitar. Ella sabía que yo salía con chicas, lo había hecho evidente cuando mis padres lo comentaban, pero no sabía que decir cuando me preguntará por su otra madre, dios, yo estaba hecha mierda con tantas dudas.

Esa mañana la llevé al preescolar como siempre, me despedí con un beso y me regalo esa hermosa sonrisa.
Mi cabeza jugaba demasiado tanto que recordé la sonrisa de Camila. Como su ojos brillaban cuando lo hacía.

Camila

Era la cuarta vez en el día en que Dinah me perseguía dándome ideas. Ambas trabajando pero con algunas cosas en la cabeza.
Ella me daba opciones de que debía hacer. Como exigir que Lauren me dejará ver a Megan. Como ganarme la confianza de ambas.
Yo no podía más. Di estaba loca, actuaba como la mayor juez del mundo. Sabía que tarde o temprano me iba convencer de hacer algo y conocer a Megan.
Mordí mi labio, entre tantas cosas por hacer había olvidado que debía estar en una cirugía pronto, mi padre quería mi ayuda. Yo amaba asistirlo así que corrí para llegar a tiempo.

-Nos vemos en unas horas en urgencias Dra. Cabello.
Me dijo Dinah risueña.
Yo subí al elevador apresurada.
La cirugía había terminado después de tres horas y cuando salí casi era media mañana. Lavé mi rostro y manos y me despedí de mi padre. El también tenía que irse del hospital.
Caminé fuera de quirófanos y busqué mi móvil en el bolsillo.
Un mensaje de Di llamó mi atención.

~Amiga, quiero que muevas tu culo a urgencias de inmediato, no vas a creer lo que hay frente a mis ojos y que vino a ti, tenías razón, era el destino lo que debías esperar~
Veinte minutos tenía del mensaje así que sin entender mucho caminé hacia allá.
Llegué a urgencias pero no vi a Dinah por ninguna parte. Me acerque a la enfermera Julie.

-Hola Julie ¿Haz visto a la Doctora Hansen por aquí?
Asintió con una sonrisa amable.

-Si, esta en el área para pediatricos, llegó un paciente con posible fractura en el brazo, un accidente escolar. Asentí y caminé hacía donde estaba Dinah.
Me la topé a medio pasillo. Y sonrió como nunca.

-Estas de suerte Cabello.
Me dio un enorme abrazo antes de guiarme a una de las camillas. No entendía lo que sucedía. Tal vez se trataba de algún caso de libro, algo que jamás veríamos o podríamos tratar. Una enfermedad pediatrica para caso clínico. Las cosas por las que un médico se emocionaba.


🤷🏻‍♀️ Así somos nosotros. Raros.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora