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10 de Enero 2019

Seattle
Camila

Mi espalda descansaba contra la mesa. Mientras Lauren se mantenía sobre mi pecho cansada. La mesa no había estado dentro de mis opciones pero ahí estábamos. Con la respiración cansada y satisfechas.
Lauren comenzó con leves besos en mi hombro.

-Creo que debemos bajar de aquí. Me dijo junto al oído. Yo asentí pero no me quedaba mucha fuerza. Me ayudó a sentarme y finalmente a ponerme en pie. Busqué mi braga y sostén en el piso. Me había sorprendido la rapidez con la que Lauren me había desnudado.
Me las coloqué y miré cómo hacía lo mismo, en cambio ella colocó sus bragas y tapó la cicatriz con la playera.
Levanté el resto de la ropa llevándola a la sala de lavado en medio del pasillo y volví a la cocina. Lauren buscaba un poco de comida en la nevera.

-¿Que haces?

-Tengo hambre ¿Tu no?
Asentí y la ayudé a buscar. Terminamos comiendo sándwiches en el sofá. Mirando televisión.
Los pasitos se escucharon en la escalera. Megan se había despertado y para fortuna, mucho después de que Lauren y yo hiciéramos el amor sobre la mesa. Sin importarnos nada. Era de noche pero cuando Megan tenía pesadillas se despertaba para que alguna de las dos la abrazara.

-Ey ¿Que pasa mi amor?
Tallaba su ojitos verdes y abrazó contra su pecho un osito. Lauren dejó de abrazarme para levantarla en el sofá y sentarla en mi regazo.

-Soñé que un hombre malo se llevaba a mamá Camila.
Lauren respiro profundo detrás de mi y acaricio la mejilla de nuestra hija. Megan se recostó contra mi pecho cansada.

-Eso no pasará, yo estoy aquí. Le dijo Lauren con seguridad.
Me dejé descansar en el pecho de Lauren y sonreí.
Yo no iba a irme a ningún lado a menos que vinieran conmigo.
Ella le explicó a Megan como nunca iba a dejar que alguien me llevara lejos de ellas.
La niña aceptó la mitad de sándwich que le ofrecí y comió más entusiasmada.

-¿Quieren ir a la cama a dormir?

-Si, es buena idea.

Lauren

Todo había sido una locura. Aún podía sentir en mi toda la rabia que había sentido desde la tarde. No había tolerado como ese hombre trataba de acercar a Camila a él aún cuando ella se resistía. No era alguien de fiar.
Le pedí a Megan silencio para escuchar la conversación y ella rió mientras daba las primeras probadas al helado. Ocultas detrás de los arbustos.
De forma rápida había dejado a Megan junto a la banca para impulsar mi cuerpo al costado de Harry y lanzarlo al piso.
Dios. Mi cuerpo se había estremecido de dolor y el coraje me hacían sentir la vista nublada. Por eso me había sentado, por eso había permanecido en silencio por minutos, por que me sentía adolorida, enfadada y con ganas de partirle la cara a ese idiota.

Sentía ese dolor sordo en mi abdomen y mucho más después de tocar a Camila sobre la mesa. De moverme a su ritmo, ese esfuerzo valía la pena. Estaba cansada y necesitaba abrazarlas contra mi para poder dormir.
Las palabras de Camila aún resonaban en mi mente. Ella de verdad quería estar conmigo. Yo la amaba y ella a mi. Se merecía lo mejor del mundo y yo iba a esforzarme. Ahora estaba segura de poder enfrentar cualquier cosa que llegará a amenazar nuestra relación, quería apoyarla y saber que cumplía su sueño de ser cirujano. Si tenía que irse lejos yo la seguiría, Megan y yo.

Me sentía mucho mejor después de hablar con mi jefe en la estación horas antes.
Me darían dos semanas más de descanso. Estaría en los mismos trabajos, guiando a mis compañeros, pero la seguridad se iba a aumentar. Nos esperaban pronto, nuevas capacitaciones. Yo me sentía más segura de poder reponerme de todo y seguir trabajando, tal vez dentro de un tiempo considerar dedicarme a algo más.
Besé la frente de Megan y esperé a que Camila saliera del baño.
Caminó a mi lado de la cama y se acostó a mi lado.

-Camila.
Ella levantó la barbilla para mirarme y seguir con el leve masaje en mi abdomen.
-Quiero prometerte que a partir de hoy, jamás volveré a dudar del futuro que tu y yo nos debemos, yo también quiero estar contigo el resto de mi vida y formar una familia junto a Megan, quiero apoyarte en absolutamente todo, no quiero que dudes de esto.
Sonrió de forma linda y me robó un suspiro después de besarme con sus labios tibios, blandos y demasiado suaves.
Necesitaba buscar urgentemente un anillo para darle, hablar con sus padres, con los míos y convertirla en mi esposa.
También quería llamar a Dinah ella podía orientarme en la forma en que podría pedírselo.

-¿Que tanto piensas? Me preguntó con una sonrisa.

-¿Que tanto tiempo te llevará terminar cirugía? Por que quiero tener otro bebé, tal vez yo lo intenté.
Se quejó de inmediato y se sentó en la cama.

-Nada de eso, oye no importa que todo suceda mientras yo este en la especialidad y debes saber que yo quiero tener ese bebé.
Sonreí. Y quién lo diría. Antes ella había sido la chica embarazada, insegura y enamorada de su mejor amiga. Ahora yo era su novia, teníamos a Megan y planeábamos algo realmente bueno para las tres.
Tendría que trabajar mucho, comprar una casa más grande, buscar un auto para ella. Enumeraba todo lo que debía hacer con el tiempo.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora