13

9.4K 585 53
                                    

21 de Agosto 2018

Seattle
Lauren

Hoy regresaba por fin a la estación. Mi hombro aún llevaba puntos pero no me impedía trabajar. Y cansada de pasar los días en casa, llevé temprano a Megan al preescolar y vine a la estación.
Samuel y Kordei me saludaron al entrar. Aunque fue la ultima quien siguió mis pasos hasta el comedor.

-Jauregui, necesito hablar contigo. Sentenció.
Tomé su hombro amable y negué. Tal vez quería saber un poco mas sobre el asunto de la cita, yo deseaba evadir el tema.
-¿Quieres contarme que sucedió? En serio no quería provocar algún problema entre ustedes y mucho menos que se encontraran de forma tan sorpresiva. Dijo apenada y en tono bajo.

-La realidad es que si nos conocemos de antes, pero comprendí que no fue tu culpa, apenas y nos conocemos tu y yo ¿Como ibas a saberlo?, prefiero olvidarlo ¿Te parece?
Asintió aunque un poco insegura.

Samuel rodeó mi hombro con cariño y besó mi mejilla, a veces se pasaba de la raya con su acercamiento y aunque tenía muy claros mis gustos, no dejaba de insistir, yo le había explicado personalmente por que no podía salir con el.

-Me da gusto verte aquí Lauren, ese día casi me desvanezco al verte sangrar en el hombro. Se quejó y me apretó más hacía su cuerpo.

-Estoy bien. Sonreí y le di una palmada en la espalda. Kordei nos observaba atentamente.
-Quedará solo una cicatriz y no será tan fea. En realidad la sutura que Camila había puesto era tan perfecta no podía negar que sea había tomado su tiempo.

-La chica no dejo de preguntar por ti después, estaba realmente enamorada de ti, ya sabes por volver por ella bajo tanto riesgo.

-Habrías hecho lo mismo Samuel. Asintió con una pequeña sonrisa. Sus dedos jugaron con mi cabello. Cuando aquello comenzó a verse raro me separé. Tenía que ordenar algunas cosas en la oficina.

La mañana había pasado rápido, nuestro equipo había tenido que salir solo en una ocasión por el reporte de un accidente sobre la autopista.
La situación parecía bastante segura, desde la distancia todo se miraba así pero al a acercarnos y oler el combustible sabíamos que era una bomba de tiempo. Samuel busco todo herramienta de ayuda para sacar al hombre atrapado en el auto.
Con cuidado indicamos como debía moverse para poder cortar tantos metales dentro del auto aplastado, luchamos por casi 15 minutos. Salió realmente lesionado, apostaba a que tendría muchas fracturas. Samuel se quedo revisando la estructura por un rato y para mi gusto un poco cerca.
Limpie el sudor sobre mi frente y respiré profundo. Al sentir ese olor peculiar. Me lancé hacía donde estaba mi compañero.

-¡Todos aléjense va a explotar!
Grité y alcancé a lanzarme con Samuel al suelo. Sentí las llamas calientes a través de mi traje y el sonido de estallido me obligó a cerrar los ojos.
Por dios, esa había estado cerca. Cuando me levanté giré a Samuel. Estaba ileso.
Los demás miraban sorprendidos como nos habíamos salvado por poco.
Por precaución bañamos el auto con agua y finalmente volvimos a la estación. Solo un herido.

-Gracias por salvarme Lauren. Me encogí de hombros. Demonios sentía otra vez esa sensación pesada en mi espalda. Las llamas no habían hecho mucho pero al quitarme la playera frente al espejo pude ver el enrojecimiento sobre mi cuello. Era frecuente que eso me pasara. 
Después de una comida y de hidratarme espere la hora de salida. Tenía que ir por mi hija.
Me quejé de la pequeña quemadura en mi cuello, antes de subir al auto y partir.

Camila

¿Ahora que le había pasado? Había hecho ese gesto de dolor al subir a su auto.

Yo aquí estaba, escapando un poco del hospital para perseguirla. Sentía emoción mientras la seguía sabía que al final del día podría ver a Megan aunque sea de distancia. Me mantuve alejada el auto para no hacer evidente que iba detrás.

Había pedido un permiso especial con mi padre. El no se imaginaba lo que realmente hacía con mi tiempo.
El recorrido fue de 15 minutos y estacionó frente a un colegio.
No podía creerlo, en serio mi hija iba a salir por esa puerta.
Coloqué mis lentes oscuros y observé la conversación de Lauren junto a una mujer parecía una profesora.
Se tocó el cuello nuevamente.
Ese trabajo suyo si que me ponía de nervios.

Suspiré profundo cuando la pequeña niña de piel blanca y cabello castaño apretó a Lauren por el cuello. Ella besaba toda su carita.
Mis Ojos se llenaron de lágrimas. Era ella. Dios era tan grande y moría por tocar esas manitas. Justo como Lauren para llevarla a casa. Cargaba una mochila pequeña a la espalda y un osito de peluche en la mano.
Observé el cuidado que Lauren le ponía al subirla al auto. Ella podía besarla y abrazarla todas las mañanas, por la tarde, tal vez le platicaba de sus clases y de sus amigos, le contaba cuentos antes de dormir.
Sollocé una vez más.
Lauren arrancó el auto y con dificultad conduje tras ella. Necesitaba saber donde vivían.

El auto no tardo en detenerse en un porche. Era una casa sencilla, en color blanco rodeado de arboles verdes que daban la mejor sombra.
Debía ser el lugar ideal para que Megan jugará. Ellas vivían aquí.
Sonreí. Por un segundo me había permitido soñar.
Yo podría ayudar a Megan a bajar del auto, abriría la puerta para ella y me aseguraría que cambiara su ropa por otra mas cómoda, la ayudaría a comer.
Limpie mis ojos nuevamente y recargue mi cabeza en asiento del auto. Me sentía cansada con demasiadas emociones encontradas.
Nada me costaba tocar la puerta y tener un acercamiento real con Megan.
Recordé los ojos de Lauren llenos de rabia y odio hacia mi
Como la otra noche, no era una buena opción. No era el momento.
Por lo pronto me dedicaría a seguirlas a donde pudiera, observarlas y disfrutar ver a mi hija desde la distancia.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora