48

9.7K 549 26
                                    

9 de Noviembre 2018

Seattle
Camila

Entramos al auto y no sabia que decir. No era como un encuentro casual.
Estaba asustada un poco mareada por todo lo que había pasado hace un rato.
Miré a Megan en su asiento. Con sus ojitos entrecerrados y brazos cruzados, luego a Lauren. Me miraba peor pero ella tomaba con fuerza el
Volante del auto. Mordí mi labio ansiosa.

-Espero que ese idiota deje de buscarte y más le vale mantenerse a distancia, sino va a conocerme. Dijo con enfado.

-Lauren. Le señale a Megan a un lado. Para que no dijera más. Pero Megan hablo también.

-Si, tonto rubio.
Lauren soltó una carcajada por las palabras de nuestra hija. Luego chocó las cinco con la manita de Megan. Rió por su travesura.
Suponía que hablar del beso no era lo más correcto frente a la niña.

-¿Que hacen aquí?

-Queríamos sorprenderte, Megan ya te extrañaba. Dijo Lauren aún con voz tensa. Sus ojos verdes estaban más oscuros. Miró como Harry subía a su auto y se marchaba.
Lo iba a mantener vigilado, lo sabía. Dios. Lauren había visto como me besaba, esperaba que no se enfadara tanto conmigo y para estar segura me acerqué a su asiento para besarla en los labios. Sentí su sonrisa en medio.

-Perdón por lo que viste. Susurré bajo. Ella asintió y tocó mi mejilla.

-Ese idiota fue quien te beso pero no lo hará más. Me guiñó y antes de separarnos me dió otro dulce beso. Este si que me gustaba.
Quería decirles ahora sobre el viaje pero pensé mejor soltarlo en la noche, sin estar dentro de un momento tenso.
Megan hizo un ruidito para distraernos. Sonreímos.

Llegamos después a casa y bajé mis cosas. Lauren bajó a la pequeña y la cargó hasta la puerta jugando al cohete. Megan reía como loca. Apenas abrimos y el pequeño Bam Bam soltó un ladrido corto demasiado tierno para asustar. Megan lo atrapó en sus brazos y comenzó a jugar con el.

-Tengo que decirte que en serio estoy considerando que lo tengas en tu departamento es un maldito lío enseñarle a ir al baño en el patio. Reí con los comentarios de Lauren.
Luego sentí como me atrapo contra la puerta. Megan había ido por ahí con el cachorro.

-No estoy jugando Camila, si ese tipo te toca de nuevo, voy a golpearlo.
Besó mis labios de forma posesiva. Mordió mi labio inferior y se separó aún sujetando mis caderas con fuerza. Dios. Que tensión.
Levantó mi barbilla para que la mirara.
-Eres mía y créeme no sabes cuan dispuesta estoy a alejar a todos aquellos que intenten pasarse de la raya contigo.
Me besó de nuevo.
Cuando su mano intentó bajar a mi culo, la aparte con la respiración entrecortada.

-Yo no le doy para nada pistas de que quiero salir con el, de verdad.

-Te creo preciosa. Besó mi mejilla. -Cuida tu culo en el hospital, por que yo no puedo estar ahí dentro pero una vez estas fuera es mi territorio.
Dirigió sus labios a mi cuello y se junto por completo a mi cuerpo. Dios. Era difícil resistir. Mis manos estaban apoyadas en sus hombros. Esta vez apreté.
-Me estas volviendo loca, de verdad, te veo dormir junto a nosotras con esos pantalones cortos y luego vienes por la tarde con pantalones ajustados y blusas cortas, en serio, quiero besarte en algunas otras partes y...

-Ya lo entendí. Sonreí pero no se detuvo.

-Quiero cog...
Megan entró corriendo a la sala. Interrumpiendo. Lauren se separó y supo disimular el momento anterior pero yo me quedé con las hormonas alborotadas en esa esquina.

-¡Megan! Dios. Tomó al cachorrito del piso enfadada. El pobre se había manchado de lodo y venía dejando sus huellas desde la entrada.

-Yo no lo hice fue Bam Bam. Se encogió de hombros y luego rió. Yo me acerqué a ella para llenarla de besos.

-Mamá ¿Podemos bañarlo?
Lauren sonrió hacía a mi de manera sospechosa.

-Si, Venga ve a tu habitación toma un poco de ropa cómoda, te alcanzo en el baño con Bam Bam, hay que meterlo a la bañera.
Asintió feliz y corrió hacía el pasillo.
Yo atrapé al pequeño de las manos de Lauren.

-Iré con Megan. Sonrió de forma tentadora. Yo la besé levemente pero su mano atrapó la parte posterior de mi cuello para no separarnos.

-Huye esta vez Camila...luego no podrás resistirte.
Después de eso, de dejarme ahí en medio de la sala. No sabía si era buena idea estar todo el fin de semana en una cabaña. Megan dormía temprano y...
Mordí mi labio nerviosa.

Lauren nos alcanzó cuando Bam Bam estaba siendo enjuagado por Megan. El pequeño se sacudía haciendo reír a mi pequeña.
Cuando lo sacamos del agua lo envolvió en una toalla pequeña de princesas y lo abrazó mucho rato para que se secará. Estaba de un color chocolate deslumbrante.
Lauren preparaba un poco de ensalada y sopa para la cena. Aún faltaba preparar todo para la noche. Iba a dormir con ellas hoy.

-¿Ves? Te dije que le haría bien a Megan tener algo con quién sentirse mayor, lo cuida bien.
Hablé al entrar a la cocina para ayudar a Lauren.
En uno de los movimientos que hizo para sacar algo de la alacena miré la pequeña marca en su hombro. Después de quitar sus puntos había quedado una cicatriz obvia.

-¿Como a ido todo en la estación?
Pregunté. Casi no hablábamos de ello. A mi me preocupaba bastante. Sonrió de lado.

-Hoy tuvimos que rescatar a un pobre hombre que incendió la casa con su propio tabaco. Todo eso sonaba a peligro. Negué en mi cabeza.

-¿Tu y quien más?
Pregunté no queriendo seguir con el tema.

-Junto a su otros cinco compañeros, era una casa de dos plantas no fue tan difícil como piensas. Mordí mi labio y me recargué en la encimera.

-Suena bien.
Dejó lo de la cena y se acercó a mi.

-Esta bien, ya se que no te gusta para nada el fuego y mi trabajo.

-Es peligroso. Dije y tomé su mano.

-¿Te preocupa mucho? Preguntó mientras acariciaba mi mejilla.

-Como no tienes idea, siento que un día llegarás a la sala de urgencias y no con una herida en el hombro.
Rodó los ojos.

-Me gusta trabajar ahí y no me pasará nada grave, he estado ahí por años Camila. Asentí. Aún con ideas tontas en mi cabeza.
-Te amo. Susurró cerca de mi mejilla.

-Yo a ti, pero que me digas eso no va a cambiar mi idea de que...
Tapó mis labios con su mano y rió.

-¿Ya aceptaste ser mi novia? Asentí. Quitó su mano de mis labios y me besó.

Claro que moría por que mi hiciera esa pregunta y también por contestar un si.
Nos abrazamos por mucho rato, hasta que tuvimos que revisar la comida.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora