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9 de Octubre 2018

Seattle
Camila

Mi padre había dejado pasar las recomendaciones de el médico y ahí estaba. Se suponía que el sabía las consecuencias de reincorporarse a la vida laboral otra vez, y aunque no intervenía en quirófano. Asumía su papel como director hospital. Algo sumamente raro, era que no me había reclamado ni un poco sobre mi falta grave de ausencia. Nada.

Solo me daba un pequeño saludo en las mañanas y entraba a la dirección de donde no salía. Por eso aquel día se me hizo muy raro que mientras me encarga de piso me mandara llamar. Algunos me desearon buena suerte yo simplemente sonreí.

Cuando entre a su oficina dejó sus actividades y me pidió seguirlo a la pequeña sala. Tomó un sorbo de agua y me invitó a sentarme.
Tenía un semblante serio.

-¿A ido bien la cirugía de esta tarde?
Bien, no iba a ir al tema directamente.
Asentí.

-Todo bien, el paciente se recupera bien ¿Tu como te encuentras?
Me miró fijamente.

-Estoy bien, con un poco de dolor pero tomó medicamentos.

-Jamás me contaste sobre tus síntomas. Asintió.

-Pensé que era algo ligero.
Yo intenté preguntar más, hacerle pensar que en verdad me sentía aliviada de verlo ahí, que estuviera bien, el era mi padre a pesar de todo y claro que me preocupaba.

-Me asusté.

-Debes siempre guardar la calma, ya te lo dije, es parte fundamental aquí. Le di la razón.
-No es el tema principal por el que quiero hablar contigo.

-¿Te lo dijo el doctor Mendes?

-No es por eso. Aflojó un poco su corbata y adopto una posición para verme mejor.
-Se que no hemos tocado el tema en meses pero...
Listo, lo sabía, se había enterado que conocía a Megan. ¿Tal vez lo supo desde que mi pequeña estuvo en el hospital?
-Quiero conocerla.
Mi sangre fue a mis pies. ¿Que había dicho?
-Va a sonar extraño Camila, pero mientras estuve en esa sala tuve demasiado por reflexionar y pensé que iba a morir, imaginé que tu madre y tu se iban a quedar solas, se que no he sido el padre ideal y siempre me he preocupado por ti, por eso te pagué la universidad y te hice como eres ahora, pero también me doy cuenta de mis errores, te presioné demasiado y abandonaste a tu hija, tengo una nieta y tu madre también está consciente.
Me puse de pie, apenas y creía lo que decía.

-Escucha, yo no puedo tener la oportunidad tal vez, pero tu si, quiero decir, puedes buscarla.
Iba a salir pero el coraje me hizo reaccionar.
No entendía la magnitud de todo eso. Me había obligado a alejarme, por los primeros años de Megan. No iba a confesarle que ya había estado con ella.

-Esto no va a solucionar nada, eres un terrible padre y claro que si llegara a conocerla no desearía que estuviera cerca de ti, lo único que si quiero pedirte es que si en verdad estas arrepentido, dejes de intervenir en mi vida a tu antojo, se acabó, no quiero volver a hablar contigo a menos que sea en ámbito profesional, felicidades, por fin soy lo que quisiste.
Salí azotando la puerta y respiré profundo en el camino.
Solo debía esperar unos días para volver a ver a Megan.

Lauren

Bien, ahí estaba fuera del hospital en cualquier momento ella iba a salir. Solo debía esperar para verla y enfrentarla de una vez por todas.
Esperé por dos horas y cuando vi salir a Dinah, bajé del auto, debía estar cerca también.

-Hola Dinah. Dije asustándola y haciendo que tirara sus llaves al piso.

-Por dios, ¿Porque hiciste eso Lauren?
Me disculpe.

-Necesitó hablar con Camila ¿Sale pronto?
Negó inquieta.

-No saldrá Lauren.
Imaginé lo peor que ella se había ido, que ya no iba a regresar al hospital que había vuelto a donde vivía antes.

-¿Porque?

-Aaa, bueno lleva unos días castigada y encerrada en el hospital, lo sé, de terror, pero es que ese día que escapo para ver a Megan pues nuestro mentor el Doctor Mendes se enteró de que no estaba en el hospital y ella no sale de ahí hasta él viernes.
¿Que mierda? Ella dormía ahí por eso no había visto a Megan.
Todo volvió a mi cuerpo y le regresé las llaves a Dinah.

-¿Hay alguna forma de verla?

-Si es para verte pues no te ayudaré, no me agradas mucho sabes.
Abrió su auto y se dispuso a entrar.

-Oye, espera, de verdad necesito hablar con ella, es urgente, sobre la niña.
Bien, se detuvo.
La gran idea de Dinah era ponerme uno de esos uniformes quirúrgicos y entrar al hospital desapercibida.
Sonaba loco pero acepte. Minutos después subía por el ascensor hacía el piso que me había indicado Dinah. Me había obligado a prometer que no era para fastidiar más las cosas. No imaginaba el estado de Camila si llevaba ahí tantos días sin ver la luz del sol.
Caminé segura hasta la sala de médicos. No había sido difícil encontrarla. Aunque varios me miraron extraño no me detuve, saludé a un guardia de seguridad y seguí caminando. La bata de Dinah me quedaba un poco grande.
Entre a la sala y salude a un doctor.
Avance por otra puerta y di con los dormitorios.
El cuerpo de Camila descansaba sobre la litera de abajo. Se miraba linda. La miré respirar por algunos minutos y me rendí necesitaba hablar con ella y exigir respuestas.
La moví un poco. Se quejo.
-Venga Di, déjame dormir un poco más.
La moví otra vez.
-Dios, ya se que faltan cosas pero solo quiero cerrar los ojos 5 minutos más.

-Camila.
Al escuchar mi voz se reincorporó demasiado rápido de la cama. Tanto que golpeó su cabeza con la litera de arriba.

-Auch. Se quejó. Hasta que sus ojos conectaron con los míos.

-¿Lauren? Me miró de pies a cabeza. -¿Que haces aquí?

-Tuve que hacer un trato con Dinah, me presto su bata y me ayudo a entrar.
Sé puso muy tensa.

-Pero...

-Me entere de tu castigo y no me haz llamado para saber de Megan.

-Lo siento, he tenido mucho trabajo que hacer, el viernes saliendo de aquí te iba a llamar.
Sobo su cabeza con fuerza debió llevarse un buen golpe.
Nos miramos en silencio mucho rato.
Quite la bata que llevaba y me recargué en las literas de enfrente. No parecía un lugar cómodo para dormir. Ella en serio que estaba aquí solo por ver a Megan.

-Quiero que me digas algo...la verdadera razón por la que te fuiste ¡Y más te vale ser sincera conmigo! Estoy cansada de darle vueltas al asunto, todos están de tu parte y Megan no deja de preguntar por ti, no lo soportó, pensé que la habías dejado de nuevo y te advertí lo que pasaría.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora