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27 de Octubre

Seattle
Camila

Dinah acababa de salir del departamento. Más molesta conmigo de lo que ya estaba.
La dejé irse y no pude llegar a ser más terca, por que no era posible.
No iba a dejar de trabajar ni de estudiar como lo estaba haciendo. No podía irme tan mal en todas partes. Esos cuatro años me habían servido de algo.
Leí el siguiente párrafo en el libro. Megan. Lo volví a repetir. Megan. Moví un poco mi silla en el escritorio e intenté concentrarme. Lauren esta vez irrumpió en mi mente.
Miré el móvil.
No iba a pasar. No iba a llamar.
Me puse de pie y apagué la música de un golpe. Quite mis gafas realmente molesta y las arrojé a la cama.
Me dejé caer del otro lado.
Cerré los ojos intentando dormir. Pero no podía, tal vez era temprano.
Decidí hacer un poco de café. Justo al pasar de la sala a la cocina el timbre sonó. Rodé los ojos cansada. Si era Dinah se iba a preparar para una discusión real.
No quería salir, no quería saber nada sobre nadie.
No quería sentirme tampoco triste. Avance enfadada hacía la puerta y no use la mirilla. Estaba segura que era Dinah. Abrí.

-Te he dicho que...
Sus ojos verdes se abrieron de golpe.
Busqué alguna razón para estar alucinando. Tal vez era mi falta de sueño. Quizás iba a comenzar a verla en todas las personas. Lentamente me hizo apartarme de la entrada y avanzó. Se detuvo frente a mi.
Su cabello un poco desarreglado y las ojeras leves bajo sus ojos.
Yo si que tenía buena imaginación. No decía nada y ni lo iba a hacer.
Pensaba en la posibilidad de haberme quedado dormida hace unos minutos y estar soñando eso.
Cerré la puerta tratando de distraerme. Necesitaba despertar, esto solo empeoraría mi humor. Ya no podía más.

-Camila. Pronunció con sus labios mi nombre y a pasos torpes me hizo retroceder hasta la pared. Cuando ya no pude escapar, su cuerpo estaba casi pegado al mío. Cerré los ojos.
Sus manos descansaron a cada lado de mis mejillas y las rozó.
Su aliento chocó con mis labios. Iba a hacerlo. Suspiré.
No quería despertar ahora, tampoco iba a abrir mis ojos. Presioné mis manos en su espalda.
Lo sentí.
Ella invadió mis labios con entusiasmo. Dios mío. Abrí los ojos de golpe. Esto era real.
Lauren estaba realmente besándome. Cerré los ojos de nuevo.
Movió sus labios con los míos y soltó un suspiro. Yo respondí con calma. Sentía la suavidad de sus labios en los míos.
Era como volver a respirar.
Nos movimos en el beso con ansiedad, una combinación entre calma y una tormenta. No sabía cuanto tiempo había pasado. Pero sus manos estaban en mi cuerpo ahora. Las dos pegadas a la pared y con la respiración cansada.
Su lengua entró a la mía haciendo sentir que iba a escapar mi corazón del pecho. No sabía como pero iba a suceder.
Sus dedos recorrieron mi cintura. Si. Respondí al beso al morder su labio inferior.
Me invadió con su boca con mucha ternura.
Un beso. Me dejó respirar pero luego había atrapado mis labios con los suyos otra vez. Yo tomé su cabello.

-Lauren. Dije en un instante en que despego sus labios pero lo unió de nuevo.
¿Que estábamos haciendo?
Cuando sus manos comenzaron a entrar debajo de mi blusa. Yo la aparté. Sus labios estaban hinchados y sus pupilas dilatadas.
Aún así no dejo de tocarme.

-Camila. Intentó besarme de nuevo pero me aparte asustada y la empujé.
Salí del pequeño espacio en el que estaba. No me sentía segura ahora.

-¿Que haces? Mi voz salió en un gemido extraño. Estaba tratando de recuperar mi cordura y mi aliento. Lo que me había quitado con ese beso.

-Lo lamento...yo... dios.
Pronunció casi nada de forma atropellada.
Nos miramos fijamente a los ojos. Mi pecho subía acelerado. La había besado y sería tonto si tratara de convencerme de que no quería hacerlo de nuevo.
Negó desesperada.
-Escucha...yo...perdóname, no quise decirte eso hace unos días. Se tocó la cabeza y no dejó de verme.
No sabía que decir.
Tomó un respiro.
-Quiero intentar contigo algo, quiero...dios...Camila, desde que estuviste a mi vista aquel día en el hospital sabía que estaba...perdida de nuevo, te amo ¿Si? No he dejado de hacerlo y quiero tener una oportunidad contigo, cuando te dije todo eso estaba celosa, Megan me dijo que habías vuelto a ver a ese idiota, al pediatra.
Intenté decir algo pero ella no me dejo. Sus labios estaban sobre los míos y esta vez me hizo chocar contra el sofá. Respondí a su beso otra vez. No podía negarme. Besé su mejilla y de nuevo sus labios. Tomé su cuello y acaricié sus brazos. Dios. No quería apresurar esto pero si ella quisiera ir a la cama lo aceptaría ahora.

-Espera. Dije y besó mi cuello, envolvía mi cuerpo. Intentaba sentarme sobre el respaldo del sofá.
-Lauren. Dije cansada y gemí al sentirla bajar de mi cuello a mi pecho. Con mis manos levanté su cara hacía la mía.
-Hablemos primero ¿Si?

-Si. Me besó otra vez.

-Lauren. Me quejé y ella se aparto un poco. Al menos ya me dejaba respirar.

-Perdóname. Repitió. -Escucha si realmente estas con el, yo estoy dispuesta a luchar por ti, quiero estar contigo, Megan te necesita y ¿Estas segura de estar con el? Ni siquiera se si tienes tiempo pero...
Tape su boca con mi mano para hablar.

-No estoy con nadie Lauren...Harry no me interesa en lo absoluto.
Bien. Pues eso termino con toda la cordura y poca distancia que nos separaba.
Me besó de manera profunda y yo respondí.

-Yo también te amo, nunca deje de hacerlo.
Sonrió en medio del beso. Cuando sus manos jugaron con mi blusa, esta vez no la detuve.

😱 NO HE ESCRITO EL SIGUIENTE. LA VERDAD NO SE SI ES TIEMPO PARA QUE ELLAS DEN ESE PASO ¿QUE PIENSAN?

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora