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9 de Noviembre 2018

Seattle
Lauren

-¿En serio?
Preguntó tiernamente.

-Si, aunque....bueno comprendería que prefieras quedarte en tu departamento, la casa es...
Sus dedos detuvieron mis labios cerrados.

-La casa es perfecta, cada tarde y noche que paso ahí, me siento cómoda, lo siento como el primer hogar que he tenido.
Megan corrió hacía mi, interrumpiendo la charla.

-Mamá ayúdame a trepar.
Sus pequeños ojitos verdes me hicieron caminar tras ella. Así le podría dar el espacio suficiente para que lo pensara bien.
La niña estaba demasiado entusiasmada por todo aquello y me llenaba de felicidad compartir estos días con ellas.
El pequeño Bam Bam comenzó a ladrar mientras Megan y yo reíamos. Creo que yo era mas torpe. Tropezamos con una rama y caímos de espaldas.
Los pasos apresurados de Camila sobre las hojas se escucharon.

-¿Están bien?
Se sentó justo a un lado.

-Si. La risita divertida de Megan no dejo de escucharse.

-Si quiero ir a vivir con ustedes. Dijo con una sonrisa. Demasiado linda y la atraje a mis brazos, rodamos por las hojas un rato. Con Megan trepada sobre las dos.

-Te amo. Dijo y me besó.

-¿Podemos nadar ahora?
Megan saltó inquieta y camino hacia la cabaña, sin querer esperarnos.
La seguimos, yo había tomado la mano de Camila y a escondidas le robe un beso. Necesitábamos un plan para el lunes que volviéramos.
¿Cuando se iba a mudar? Tenía que ayudarla con todo eso. Luego venía la parte de dormir, quería dormir con ella, despertar, preparar el desayuno, verla sonreír todas las mañanas. Apreté su mano con cariño. Si, moría por tenerla todo el tiempo con nosotras.

-Megan estará encantada al tenernos a las dos. Dijo ella.

-Bastante, pero nada de consentirla tanto ¿Si?
Camila negó divertida y ayudó a Megan a entrar a la casa.
Salimos un rato a la piscina. No estaba segura de tener ahí a la pequeña. Podría enfermarse. Pero Camila había hablado al final y decidió meterla al agua. Megan trataba de flotar como una pequeña ranita, con un dulce traje de baño en color rosa, sus flotadores de patito y enganchada al cuello de su mamá. Yo permanecí a la orilla, sentada y observándolas.
Camila lucía demasiado sexy con ese bikini blanco en dos piezas. No me cansaba de verla. Saltando al agua y salpicando la carita de Megan. Ella comenzaba a reír sujetándose de la orilla justo al frente de mi.

-¿Mamá? Escuché la voz. Yo miré a Camila salir de la piscina para entrar de nuevo haciendo una bomba en el agua. Sólo que esta vez se tardó por que colocaba una especie de loción en sus muslos. Dios mío.
-Mamá. La voz de Megan se escuchó de nuevo pero yo no podía poner atención a otra cosa, observaba como sus manos se movían suavemente en su piel y yo no podía ni hablar. Me encantaba. De pronto arreglaba una parte del bikini en sus pechos. ¿Se podía estar aún más húmeda? Incluso si estaba dentro del agua.
Camila levantó su mirada y apuntó a la piscina con una expresión nada agradable.

-¡Lauren, la niña! Gritó, me asusté y busqué a Megan de inmediato, mi pequeña se había soltado de la orilla y trataba de flotar en medio del agua, se miraba aterrada. Nadé rápidamente a donde se encontraba. La levanté para que se sintiera segura.

-Hey calma mi amor, ya te sostengo. Camila se había lanzado en un clavado y llegado hasta nosotras. Megan se sujetó a mi cuello con fuerza.

-¿Que pasó bebé?
Mierda. Yo estaba tan descuidada que no me di cuenta. El corazoncito de Megan latía rápidamente hacía mi pecho mientras ocultaba su cara en mi hombro. Camila había comenzado un leve masaje por su espalda y mientras flotaba a nuestro lado, besaba sus mejillas.
-No debiste soltarte, aún estás aprendiendo a nadar.
Megan se despegó de mis brazos y fue con Camila. Se acurrucó aún asustada.

-Yo...yo quería probar si podía nadar, perdón mamá. Dijo con voz tímida. Miré a Camila y luego me salpicó agua en los ojos. Estaba un poco enfadada conmigo.

-Te dije que debías estar atenta a ella. Me reclamó bajo. Yo asentí. No pensé que Megan se iba a aventurar a nadar sola y terminaría así de asustada. Además Camila parecía querer provocarme.
Me disculpe con la mirada y las atraje a mis brazos.

-Esta bien, mi amor, vamos a practicar mañana y nada de soltarte o intentar aprender solita, para eso estamos tu mamá y yo. Le dije, asintió más calmada. Salí de la piscina para ir por toallas. Cuando volví Camila me pasó de inmediato a la niña. Debíamos darle un baño y arroparla.
Un rato después Camila apareció en el baño, donde Megan y yo reposábamos en la tina. Ya había terminado de enjuagar a Megan.

-¿Ya están?
Ella llevaba una tierna pijama de unicornio. Reí bajo. Era completa y se miraba demasiado linda.
Le pasé a la niña mientras yo terminaba con mi baño.

-¿Crees que le gustará a mamá?
Iba a entrar al dormitorio pero me detuve tras la puerta. Una pequeña parte estaba abierta y podía observarla cepillando el cabello de la nena.
Megan asintió entusiasmada. Ahora era ella quien llevaba una pijama de osito color café.
Entré después de un rato y sonreí.

-Oye Lauren. Dijo ella al seguirme mientras me secaba.

-¿Ajam?

-Te tengo un regalo. Me di la vuelta y miré lo que tenía en las manos. No puede ser.
¿En serio esperaba que lo usara? Claro, era un atuendo para las tres. La pijama parecía de un dragón demasiado lindo.
Sonreí de forma tensa.
-Anda, a Megan le encantara.
No muy segura la tomé y recibí un beso breve en mis labios.
Ellas salieron del dormitorio a la cocina. Mientras yo me cambiaba.
Cuando me miré en el espejo me di un golpe en la frente.
Era cómoda pero sin duda algo demasiado dulce para mi.
Terminé de peinarme y salí.

Mi pequeña corrió a mis brazos apenas me vio.
-Pareces un bebé igual que mamá.
Asentí y besé su mejilla.

-Luces muy linda. Dijo cuando entre.

-¿Donde las compraste?

-Fue idea de Dinah. Se encogió de hombros y siguió revisando la alacena. Megan se había soltado de mi brazos y corrió tras Bam Bam. Pobre cachorro, algún día se iba a aburrir de tanto cariño.
Camila se aseguró de que estuviéramos solas para acercarse.

-Te vez linda, créeme cuando te lo digo. Me besó.
-¿Crees que a Megan le moleste dormir en otra habitación hoy?
Dios mío. Iba a comenzar a hiperventilar.

-Aaa...No lo sé. Yo estaba nerviosa.

-Bien, podemos esperar a que se quede dormida, la llevamos a la habitación de enfrente y tu y yo...
Dijo y levantó sus cejas jugando. Me hizo reír. Sobre todo por que aún con esa pijama divertida me ponía demasiado que insinuara querer estar a solas conmigo. Yo también quería. Demasiado.
Antes de salir. Caminé decidida para robarle otro beso y darle un pequeño apretón en el culo.

TA TODO BIEN 😂🔥🔥🔥🔥 SE VIENE LO CHIDO.

Cuando te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora