❝Puedes romperme el corazón, pero cuando sana, late por ti. Si pudiera hacerlo todo de nuevo, sé que volvería a ti❞.
Lucy y Justin tenían diez años cuando prometieron que serían amigos por siempre. Sin embargo, la promesa se rompió cuando Lucy se m...
Metió las manos en los bolsillos de la campera mientras caminaba hacia casa de Lucy, pero a medida que se acercaba empezó a considerar que era bastante loco lo que estaba por hacer.
Pensó que quizá debía volver y esperar al día siguiente, pero su ansiedad ya no se lo permitía.
Estaba ahí, a pocos pasos.
Antes de tocar la puerta, elevó la vista notando que la luz de la habitación de Lucy estaba encendida. Aquel detalle fue el que le hizo tomar impulso para quedarse y no salir corriendo.
Decidió que no tocaría la puerta y se las ingenió para escalar hasta la ventana de la habitación de Lucy. Siempre funcionaba. Consiguió divisar su figura a través de la cortina, estaba acostada con el celular entre las manos y entonces, golpeó suavemente la ventana.
«LUCY»
El ruido en la ventana la puso nerviosa de inmediato y aunque en un principio quiso creer que se trataba de su imaginación o el viento, terminó por asumir que alguien estaba tocando.
¿A qué clase de persona se le ocurría tocar a esa hora?
Dejó el celular y se levantó, dispuesta a averiguarlo, sintiéndose una tonta cuando vio al chico del lado de afuera.
Debió imaginarlo al instante, lo conocía. Él único que podía trepar a su ventana era Justin Foley. No sabía si enojarse o reírse.
Se inclinó para abrir la ventana y no pudo impedir que una sonrisa se ubicara en medio de su rostro.
-¿Qué estás haciendo aquí, Justin?- cuestionó aún sin poder creerlo. -¿Estás loco?
-Tal vez. Un poco- respondió mirándola con aquella expresión a la que nunca podría negarse. -¿Puedo entrar?
-No lo sé. Pensé que sería buena idea que habláramos desde aquí- fingió, ya que en realidad estaba bromeando. Se delató a sí misma cuando su sonrisa se extendió. -Vamos. Entra- lo animó mientras se hacía a un lado para dejarle espacio.
Hacía como una semana que no lo veía y sí, estaba ansiosa. La tranquilizó verlo otra vez, pero al mismo tiempo un cosquilleo reapareció en su estomago y fue como si su alrededor volviera a pintarse de colores. Tal vez debía estar enojada pero sintió que empezar a discutir solo les restaría tiempo.
Justin le dio la espalda un momento para cerrar la ventana y luego se giró, para encontrar su mirada y no saber qué decir.
-Lo siento- fue lo primero que oyó salir de su boca.
-¿Qué es lo que sientes? ¿No haber venido a visitarme en toda la semana o estar trepando mi ventana a las dos de la madrugada?- no lo dijo como un reproche, sino más bien como una broma, para aligerar la situación.
-Por todo- se balanceó sobre sus talones con las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón. Lucía un poquito nervioso y eso le causó ternura. -Ya sabes, estuve comportándome como un maldito idiota- la expresión en su rostro de oscureció. -Dime lo que quieres que haga para arreglarlo y lo haré. Lo que sea.
Lucy sonrió con dulzura.
-Está bien, Justin.
-¿No estás molesta?- la miró algo sorprendido.
-Bueno sí, me molestó no verte estos últimos días- se encogió de hombros, sincera. -Los chicos son geniales, pero también quería estar contigo,- confesó con los brazos cruzados por debajo de su pecho. -pero ya estás aquí, así qué...- suspiró. -Solo quiero que las cosas vuelvan a la normalidad- estaba algo cansada de ser la preocupación de todos.
-Ven aquí- murmuró mientras se aproximaba y la abrazó, hundiéndola en su pecho. Lucy se dejó hacer y cerró los ojos apreciando el gesto que tanto había necesitado. -Eres la mejor ¿lo sabes, no?
-Sí, pero es lindo que me lo recuerdes- dijo divertida y agregó en el mismo tono -Y estoy pensando que merezco un premio por serlo.
-¿Si? ¿Y qué es lo que quieres?- preguntó mientras Lucy se giraba para verlo a la cara.
-No te vayas tan rápido hoy. Quédate.
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Justin se había quitado las zapatillas y la chaqueta, para recostarse en la cama de Lucy, mientras conversaban y reían de tonterías.
-¿Quieres ver algo de verdad asqueroso?- lo desafió, esperando con ansias la respuesta.
-¿De qué hablas?- se dio cuenta de que Foley ni lo imaginaba y eso le causó más risas.
-Tú mira- le dijo mientras levantaba parte de su camiseta y acto seguido, despegó parte de la venda para dejar en vista la herida que aún se estaba curando.
Él frunció el ceño con disgusto y Lucy no dejó de sonreír divertida.
-Cúbrete. Es un asco- largó, dirigiendo la vista hacia otro punto del cuarto.
-Oh vamos, no está tan mal- rió por lo bajo.
-¿Cuando te van a quitar todo eso?
-En un par de días. Y podré volver al colegio- le dijo con entusiasmo, al mismo tiempo que volvía a cubrirse dejando todo en su lugar.
-¿Y esto para qué es?- indagó Justin tomando una cajita que había en la mesa de luz. Tan inquieto y curioso como un niño. Tocaba cada cosa que le llamaba la atención.
-Nada- extendió su mano para arrebatarle el medicamento, aunque era demasiado tarde. Probablemente él ya había leído. Se giró en la cama dándole la espalda un tanto avergonzada.
El silencio que apareció duró algunos minutos. Justin se dio cuenta que acababa de arruinarlo pero no sabía como sobrellevarlo.
-Son pastillas para dormir- reveló, todavía de espaldas rompiendo el silencio. -No puedo dormir bien desde ese día- no le gustaba admitirlo en voz alta porque la hacía sentirse débil. Y eso mismo le dio ganas de llorar. -Pero odio tomarlas porque al día siguiente parezco un zombie. Y me dan ganas de vomitar,- trató de sonar divertida pero no lo logró. -las odio- se despejó algunas lágrimas con el dorso de la mano para luego percibir que Justin la abrazaba por detrás.
-Tranquila- murmuró, sus brazos la rodeaban con cuidado. -No tienes que explicármelo si no quieres.
-No, está bien. Necesitaba contárselo a alguien- dejó la cajita y se giró, él la observaba preocupado y atento. Sus ojos celestes y perfectos puestos en ella. -Se siente bien compartir mi secreto.
-Lo vas a superar,- le dijo con seguridad. Tanta, que la convenció. -porque eres Lucy Campbell y no hay nada que pueda contigo- agregó acariciando algunos mechones de su cabello.
Esa noche, Lucy se metió entre sus brazos y apoyando la cabeza sobre su pecho se sintió tranquila. Tanto, que logró olvidarse del resto del mundo y se durmió.
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holaaaaa, hoy quiero decirles dos cosas:
primero, disfruten el capítulo tierno porque pronto se viene el drama 👀😋.
segundo, les aviso que quizá no haya capítulo taaan seguido, porque en la universidad ya me están llenando de tareas (igual, voy a tratar de publicar lo más que pueda 😊).
