Explícanos

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El sábado por la mañana me levanto al escuchar el insistente interfón, con el cuerpo entero adormitado me dirijo a contestar.

-¿Sí?

-Señorita Sanders, la buscan dos chicas.
Oh, rayos.

-Que pasen, por favor.

-De acuerdo, señorita.

Tengo que parecer un poco presentable, recojo mi cabello en un moño mal hecho, me hecho agua en la cara para disipar el sueño que aún tengo y luego me lavo los dientes. Tocan el timbre tres veces en un intervalo de tiempo que me logra resultar elegante.
Sophi es la que está tocando.

Cuando estoy a punto de abrir la puerta miro hacia abajo; estoy en pantuflas, en pantalones de pijama y con un suéter de manga larga, tan larga, que ni siquiera me permite ver los dedos de mis manos.

Abro la puerta y ellas están espléndidas. Sophia lleva un saco de lana azul marino y Perrie lleva un suéter de punto color rosa pastel.
No le dan descanso al glamour ni en sábado.

-_________, son las once de la mañana, ¿y sigues así?-pregunta Perrie, incrédula.

-Acabo de levantarme-me justifico.

Perrie sacude la cabeza pero luego me sonríe.

-¿Podemos pasar?-me pregunta Sophia con dulzura.

Me hago a un lado para que pasen y se sientan en el sillón y yo me aplasto en el otro sillón frente a ellas.

-¿Qué las trae por aquí, chicas?-pregunto y no puedo evitar bostezar.

-Te lo dije ayer en un mensaje-argumenta Perrie.

-No entendí nada de ese mensaje.

-Básicamente queríamos decir que si no tienes algo que decirnos-dice Sophia.

-Mmm..., no-digo extrañada.

-Dile, Perrie.

-No soy buena haciendo esto. Mejor yo preparo café.

Perrie se zafa de la situación y va a mi cocina a preparar café, mientras yo me siento con las piernas cruzadas y envuelvo mis manos con la tela sobrante de mi suéter de manga larga, sintiéndome algo intimidada por la mirada de Sophia que no me despega sus ojos.

-¿Qué?-le digo al ver que no habla.

-¿Desde cuándo?, ¿cómo?, ¡agh!-dice, exasperada al no encontrar las palabras correctas-. Volveré a empezar. Ayer llegamos a casa de Uri para lo de acampar y luego él preguntó por Niall y su novia. Por supuesto le dijimos que Niall estaba enfermo y que además es soltero. O era.
¡Demonios!

-¿Y?-me hago la desentendida.

-Y Uri dijo que la novia de Niall eres tú-añade Perrie desde la cocina.

-No soy novia de Niall.

-Uri asegura que sí, ________.

-Pues no es así, Sophia.

-Pero Uri también dijo que te pusiste celosa de otra chica que le coqueteaba y que tú se la quitaste de encima.
Oh, sí. Recuerdo a esa zorra.

Perrie me da una taza de café preparado como ella sabe que me gusta, le da una taza a Sophia y se sienta junto a ella con su taza.

-Es que no entienden-les digo.

-Pues explícanos-dicen ellas dos.

Me tapo la cara con ambas manos y luego decido contarles cómo estuvieron las cosas aquel día.

-¿Y por qué Niall dijo que ustedes dos eran novios?-me pregunta Perrie con su ya media taza de café en la mano así como Sophia y yo.

-Les digo que no lo sé. Él solo le dijo a Uri que yo era su novia y me dijo a mí que luego me explicaba, pero nunca lo hizo.

-Entonces, ¿no son novios?

-No-contesto más firme de lo que quise sonar-. Eso ya pasó hace mucho, chicas.

-De acuerdo. Ya, te creemos-dice Sophia-. Pero los hemos visto cómo se miran, ¿no te gusta ni un poco?.

Doy un suspiro soñador.

-No me gusta... Me encanta.

Ellas chillan emocionadas por mi confesión.

Tóxico |N. H.| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora