Un día contigo {Segunda Parte}

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Niall sorbió más rápido y cerró los ojos, si yo seguía sorbiendo, nuestros labios se encontrarían, nos besaríamos. Me permití ser un poco malvada y seguí sorbiendo el fideo, cuando estuvimos demasiado cerca..., mordí el fideo y Niall sorbió el pedacito que restaba y abrió los ojos, a su confusión se unió un adorable rubor en sus mejillas al ver que no había logrado lo que se proponía

-No es válido usar la artimaña de La dama y el vagabundo-sonreí hacia él, burlesca.

-Habría salido perfecta si me hubieses seguido la corriente-musitó haciendo un puchero y llevándose un tenedor cargado de pasta a sus bellos y lastimados labios que me he negado a besar.

Unos minutos más tarde, nos habíamos terminado la pasta, Dios, explotaré, la pizza, la pasta y la soda tendrían sus efectos secundarios. Niall pagó la cuenta, oponiéndose a que yo le ayudara a pagar y salimos del restaurante.

-Supongo que no has ido al parque-Niall se puso frente a mí y empezó a caminar hacia atrás.

-Vas a caerte-le advertí.

-Claro que no. Entonces, ¿aún no conoces el parque?

-No. Y de hecho no he tenido tiempo de recorrer la ciudad.

-Bien, pues preparate porque el tour de Niall Horan está por comenzar.

Me arrastró junto con él durante tres cuadras, me sentía protegida con su brazo alrededor de mis hombros, en general; Niall me hace sentirme protegida. Llegamos al parque, todo pasto verde con niños a su alrededor. Tanta vida y tantos colores en un solo lugar.

-La fuente de los deseos-anunció Niall, muy comprometido con su papel de guía turístico.

-¿De verdad crees en ésas cosas?-le pregunté mientras miraba la fuente en el centro del parque, el agua borboteaba arriba para luego caer hacia abajo y el sonido era tranquilizante.

-Pues, nunca lo he intentado, pero hay quienes sí al parecer-Niall se asomó hacia adentro de la fuente, donde monedas destellaban por su brillo propio y el del sol esparciendo sus rayos sobre ellas a través del agua.

-¿Qué pedirías si en verdad la fuente cumpliera tu deseo, Niall?

Él se sentó en el borde de la fuente.

-Si la fuente me cumpliera un deseo; pediría algo que nunca se fuera de mi vida.

-Algo que nunca se vaya de tu vida-me dije, mientras me sentaba junto a él-. ¿Como qué?

Niall se encogió de hombros.

-No estoy muy seguro de qué. Es sólo que siempre que empiezo a sentirme feliz con lo que hay en mi vida, se esfuma.

-No sabes cuánto te entiendo, Niall.

-¡Hey!-gritó un niño cuando su balón chocó contra mi pierna-. Chica. El balón.

-Yo me encargo-dijo Niall y recogió el balón del piso. Se dirigió hacia los niños mientras yo admiraba su espalda ancha y ese suculento trasero suyo-. ¿Jugamos?-preguntó a los niños.

-Está bien-contestó el niño que me había pedido el balón.

Mientras veía a Niall jugar con los niños me lo imaginé cómo se vería cuando jugara con sus hijos y su esposa a lo lejos los llame a voces para que entren a casa a comer. Aún no pasaba eso pero yo ya sentía envidia de aquella mujer, que sería la que vería los lunares de su piel todas las mañanas y la que lo besaría todas las noches. Me dediqué a mirar el resto del parque para despejar mis pensamientos sobre como yo no aspiraba a un chico como Niall. Personas en bicicleta se transportaban por el circuito alrededor del parque, justo como en Amsterdam, había vendedores de algodón de azúcar y globos de helio, bajé mi mirada por los hilos de los globos. Un payaso estaba en cuclillas, le hablaba a un pequeño al oído y le daba un globo pero aún no lo dejaba apartarse. Me levanté del borde de la fuente y caminé hacia el niño y el payaso con globos.

Tóxico |N. H.| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora