Capitulo 11

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Todo era silencio en aquel auto, al parecer el Ferrari era su auto favorito, pues ese había elegido otra vez, me dedique a mirar por la ventana todo el camino, haciendo formas con mis dedos o simplemente viendo a las personas.

Después de aproximadamente diez minutos, llegamos a nuestro destino, otra vez el centro comercial, una emoción empezó a crecer dentro de mí, aunque no entendía por qué, el estaciono el auto y nos bajamos.

Me sorprendió mucho que no empezó a caminar hasta que tuve a unos pasos cerca de él, ¿Qué pasaría si Harry empezara a ser amable?

Tal vez las cosas fueran diferentes, no hubiera tantos gritos, ni miradas cortantes, y solo tal vez… ––olvidalo––.

Después de caminar varios pasillos, el parecía estar buscando algo en específico, fruncía el ceño repetidas veces algo que empezaba a causarme risa, y no pude evitarlo y me reí.

––¿te estas riendo de mí?––hablo mirándome, borre cualquier rastro de felicidad que había en mi rostro y negué, mordiéndome el labio, el me miró fijamente por unos segundos serio, mis mejillas tomaron un color rojo al ver como miraba mis labios, decidí soltar mi labio inferior, ––¿Qué estaría pensando?–– el aparto la vista y siguió caminando, como si se hubiera reprendido internamente, las imágenes de cuando nos besamos pasaron por mi mente, pero esta vez, deje que aquella escena pasara repetidas veces por mi mente una y otra vez mientras observaba la espalda ancha del ojiverde.

Narra Harry:

––¿disculpe, en que podemos ayudarles?––una mujer de aproximadamente algunos veintiuno se acercó a nosotros ––más a mi–– con una sonrisa coqueta en su rostro, tenía que admitirlo, era bonita, su cabello era rubio, sus ojos azules, labios rojos, cuerpo escultural y sonrisa coqueta, conclusión: la típica rubia.

Alce una ceja y asome una diminuta sonrisa, me gustaba como se lanzaban, es decir, ¿a qué hombre no le gusta que una mujer lo mire con deseo?, ¿Qué se lo coma con la mirada?, yo no soy la acepción, eso es algo que me fascinaba, porque todas eran iguales.

––Buscamos un vestido––hable mirando de arriba abajo, todo consistía en aprender a usar la mirada y las expresiones, y eso, Ja, era algo que sabía controlar más que nadie––de noche.

–– ¿Para la nena?––señalo a _____ con una sonrisa, eso me causo gracia y tuve intenciones de soltar una carcajada ––si, para la dulce nena, Ja–– pero no me reí, mire a _____ de reojo y pude ver como la miraba con odio, como si quisiera matarla, esta vez sí reí, sin dudarlo.

––¿te estas riendo de mí?––su mirada se dirigió hacia mí, y pude jurar que me estaba mirando de la misma manera que a la rubia, negué aun con las manos en los bolsillos.

––creo que es donde encontrar un vestido para ella––la rubia, la cual parecía no darse cuenta del enojo de ____, nos encamino a donde podíamos encontrar vestidos para ella.

Ella caminaba de brazos cruzados a mi lado y con el ceño fruncido, me reí, me resultaba algo gracioso, la rubia me miro de reojo y me guiño un ojo, abrí los ojos de par en par, ––sé que soy hermoso, pero… ¿tanto?–– obvie aquel detalle y centre toda mi atención en la pequeña figura que estaba a mi lado, evidentemente molesta, algo dentro de mi empezó a inquietarse al verla así.

––sabes…––empecé a hablar, su mirada cortante se dirigió a mi enseguida, como si estuviera advirtiéndome que iba hacer ella la que me gritara si empezaba a bromear, me reí otra vez, odiaba que me miraran de esa manera, pero estaba de humor, esta intensifico su mirada.

––No es gracioso––gruño, sonreí como idiota, jamás la había visto molesta, al menos no de esta manera, mi forma de hablarle la había intimidado lo suficiente para no tener tiempo de molestarse.

Strange | h.s | Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora