Capitulo 5

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En total me había probado siete vestido y juraba que el ojiverde no le gustaba como me veía con ninguno de ellos.

––creo que el rojo le sienta bien––la chica de hace rato, que al parecer había olvidado el incidente sonreía, como si nada hubiera pasado––yo recomendaría este––tomo entre los vestidos rojos carmesí, era largo y parecía volar, tenía tiros pero estos caían hasta quedar debajo de los hombros, suspire, atrapando la atención de ambos, el rizado por su parte frunció el ceño, la chica sonrió aún más al haberse dado cuenta que me había gustado.

––Pruébatelo––ladro él, la chica se quedó en silencio, yo tome el vestido en mis manos y camine al probador, mis mejillas se pusieron coloradas de la vergüenza, por alguna extraña razón, no quería que esta chica pensara que él era mi novio y que por su carácter, ––obviamente malo––, yo solo estaba con él por el dinero que tenía.

Deje el vestido que tenía puesto y me coloque aquel vestido rojo de ceda, las mangas cayeron más debajo de mis hombros, suspire esta vez sintiéndome libre de las miradas, jamás me había puesto un vestido de gala, tampoco uno de Chanel, jamás había tenido la oportunidad de usar un verdadero vestido.

Abrí la puerta y camine descalza por el suelo totalmente blanco de aquella tienda, la chica me miro sorprendida y el ojiverde ––quien no daba más que ordenes–– se quedó en silencio, sin ninguna expresión, fruncí el ceño, dando por sentado que era verdaderamente gay.

––Te queda muy bien––anuncio la chica acercándose––no tienes que hacerle nada, ese vestido estaba esperando por ti––asentí con una sonrisa cortes, miramos al hombre que estaba enfrente de nosotros sin darle alguna importancia a la conversación y a pesar de que me gustaba mucho este vestido, él tenía la última palabra.

––quítatelo––anuncio, algo decayó dentro de mí, pero no dije ni una sola palabra––espero acepten tarjetas de crédito––y dio la vuelta, sonreí y la chica lo hizo conmigo, a pesar de que fuera un idiota y de que estuviera muy confundida con toda esta situación, tenía que admitir que, nadie tenía la suerte de tener un vestido de Chanel en estos tiempos y mejor aún, que te lo regalaran.

––¿Puedo hacerle una recomendación?––la chica hablo, deteniendo al ojiverde, este la miro amenazante, pero diciendo con sus gemas verdes que hablara rápido––¿ya has comprado unos tacones?––se dirigió a mí, negué.

––¿Hay que comprar tacones?––pregunto este, con el ceño fruncido, la chica asintió, como si acabara de hacer una pregunta estúpida, pero él no pareció inmutarse de su expresión irónica.

––Cada vestido, tiene sus tacones, y ese vestido los necesita––aseguro ella con una sonrisa, el ojiverde le hizo una seña con la cabeza, la chica se fue como un rayo y volvió rápido, mostrándome unos tacones negros y bastante altos, fruncí el ceño, maquinando como iba a caminar en esos zancos.

––lo llevamos, ahora vámonos––dijo este, ya fastidiado, la chica me pregunto la talla para buscarme uno nuevo, se fue a poner los tacones en su lugar ya que todo era de muestra, me metí en la habitación quitándome el vestido, sentí como el sello me rozaba la piel, este tenía una etiqueta, me daba curiosidad cuanto el ojiverde se atrevería a pagar por un vestido.

7.500 euros.

Madre. Mía. Que en paz descansa.

Abrí los ojos de par en par, ¿7.500?, ¡por la santa... 7.500 euros!, me quite ahora aquel vestido con delicadeza, suma delicadeza, no iba a romperlo, tampoco mancharlo, iba a aprender a andar en tacones solo para que no rozara el suelo, ¡tenía un vestido de 7.500 euros!, lo usaría para la... ¿Por qué el ojiverde me había comprado aquel vestido?, ¿Qué se suponía que tenía yo que hacer?

Strange | h.s | Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora