how we grew;; di angelo [ES]

decided

Decided

27 de noviembre

En cuanto llegué al campamento, sonó la caracola que indicaba el desayuno. Me dirigí directo hacia el Gran Comedor, sorprendida de encontrar a Nico sentado en su mesa.

Estando mucho más calmada que antes, tomé asiento en la mesa de Poseidón, quedando a una distancia de un metro y medio de Di Angelo.

El chico aún tenía las mejillas rojas, pero ya no caían lágrimas. Antes de decir nada, vi como Austin me hacía señas desde su mesa. Me saludó con la mano, y alzó un pulgar para preguntar si me encontraba bien. Asentí en su dirección, y volví a lo que estaba por hacer antes.

—Neeks, ¿cómo te encuentras?

Negó con la cabeza.

—Si quieres escuchar que estoy bien, no lo estoy.

Suspiré, y comencé a levantarme para dirigirme a su lado. Sin embargo, Quirón se levantó frente a nosotros en la mesa de los directores, y volví a tomar asiento.

Varios chicos nuevos se encontraban a su lado, y creía reconocer uno o dos del Campamento Júpiter. Todos llevaban la remera morada, pero al parecer algunos no hacía mucho que pertenecían a la Legión de Reyna y Frank.

—Semidioses; buenos días. Espero hayan dormido bien —Se sorprendió al ver a Nico presente para el discurso de todas las mañanas, pero notó que no debía decir nada al respecto y prosiguió—. Hoy ha llegado una delegación de campistas enviada por los pretores Frank y Reyna. Confío en que tratarán con respeto a nuestros compañeros romanos, y que estarán dispuestos a mostrarles el lugar a quienes no lo conozcan —Hubo un murmullo general. Los chicos de Afrodita, sentados unos metros a mi izquierda, susurraron sobre los chicos y las chicas nuevas, y señalaron a un rubio teñido con ojos marrones. El chico se dio cuenta de que era observado, y les guiñó un ojo. Ellas suspiraron, y yo rodé los ojos por la escena tan estúpida que acababa de presenciar—. Para quienes pasarán diciembre aquí, el primer día del mes iniciarán las actividades de invierno. Este año, a diferencia del año pasado, decidimos que los propios campistas podrían enseñarles mucho, y por eso invitamos a estos jóvenes.

Muy pocos campistas se quedaban a pasar diciembre aquí. En general, éramos pocos los que vivíamos el año entero en el campamento, pero en cuanto llegaban las fiestas el lugar estaba aún más vacío.

Un chico de Afrodita, quien al parecer tenía que volver a casa en tres días, se quejó de no poder ver nuevamente a una de las chicas del frente.

—Blake, deja tus comentarios para después, por favor —prosiguió Quirón—. Como les decía, dado que estimamos tener unos treinta campistas durante la época de celebraciones, seleccionamos cinco clases a las que podrán asistir —Se aclaró la garganta—. Chicos, ¿les gustaría presentarse?

Los cinco romanos se miraron nerviosos entre sí, pero una chica de ojos verdes y cabello castaño claro comenzó a hablar.

—Hmm, ¿hola? Mi nombre es Clair, y voy a dirigir una clase sobre la lucha mano a mano. Pretendo mostrarles formas de combatir cuando no dispongan de armas, y también enseñarles a sacar lo máximo de su agilidad como semidioses —Sonrió hacia nosotros, y se giró hacia el chico que estaba a su lado—. Evan, ¿te gustaría seguir?

El chico asintió, y yo lo recordé como un hijo de Ceres, la forma romana de Deméter. Prosiguió a explicar su clase de supervivencia al aire libre, algo que me pareció sumamente interesante de aprender. Mencionó que nos ayudaría a interpretar las constelaciones, y a ubicar el Norte a partir de ellas.