planned

1.4K 164 41
                                    




Planned

13 de diciembre

—En serio no es necesario que me acompañes hasta mi cabaña, Jake —murmuré, sintiendo como tomaba mi mano y tiraba de mí hacia mi residencia.

El chico negó con la cabeza, soltando una risita.

—Algo podría ocurrirte, sirenita.

La fiesta había estado bien, y nada se había salido de control. Pero en cuanto supimos que Quirón estaba sumido en un sueño profundo, varias botellas de alcohol salieron de quién-sabe-dónde. Algunos nos habíamos abstenido de probar aquella sustancia que estaba legalmente prohibida para chicos de nuestra edad, mientras que otros no habían tenido problema alguno con tomar un poco.

Jake había sido del segundo grupo. El chico rubio tenía ya 18 años, por lo que era bastante mayor como para hacerse cargo de sus estupideces.

Había insistido en ir conmigo hasta mi cabaña apenas la fiesta terminó, incluso luego de dejarle bien claro que no pasaría nada hasta que no estuviera con sus sentidos funcionando correctamente.

— ¿Sabes, Sam? En este lugar hay gente muy bonita.

Rodé los ojos; no soportaba a personas ebrias.

— ¿Eso crees, Jake?

—Sí —respondió, girando su cabeza para verme, y caminando de espaldas—. Tú eres bonita, pero hay una persona que me parece aún más bonita que tú.

Fruncí el ceño.

— ¿Okay? ¿Por qué me dices esto ahora?

Al chico se le ocurrió comenzar a correr, por lo que tuve que apresurarme para evitar que se quedara con mi mano. No emitió palabra alguna hasta que estuvimos junto a mi cabaña, cuando la rodeó para dirigirnos al muelle.

—No lo sé —dijo, encogiéndose de hombros. Soltó una risa por lo bajo, y volvió a mirarme—. En realidad, sí lo sé.

Suspiré mientras ambos nos sentábamos en el borde de la estructura de madera.

—Imagino que me lo vas a contar, ¿no?

El rubio asintió con una sonrisa en sus labios. Parecía un niño pequeño, sumamente inocente y puro. Y sin embargo, era en realidad un adolescente mayor de edad que acababa de beberse tres botellas de algún líquido tóxico, y que había dicho algunas cosas impropias mientras bailábamos.

—Sam, hay algo que debo decirte —Su sonrisa desapareció de repente, intentando aparentar querer hablar de un tema serio. De todas formas no funcionó, ya que una sonrisa se escapaba de entre sus labios—. Me pareces una chica genial, pero solo estoy intentando darle celos a mi crush contigo —Alcé una ceja en su dirección, un poco confundida por sus palabras, pero no del todo afectada—. A veces está besándose con alguien más, y me muero por darle un beso. Entonces tú apareces y te beso a ti en su lugar.

Llevé mi mirada al agua que corría libremente por debajo de nuestros pies, y Jake se apresuró a levantar mi rostro, para verme a los ojos.

—No te enfades, por favor. No lo puedo evitar —Sus ojos de color miel brillaban a la luz de la luna que había aparecido por unos segundos entre el cielo nublado—. Además, tú estás haciendo lo mismo, ¿no?

No pude evitar desconcertarme.

— ¿Disculpa?

Él me dedicó una sonrisa divertida.

— ¿Acaso me vas a negar que solo estás conmigo para darle celos a Nico? Sam, he visto cómo lo miras.

Por primera vez, admití frente a alguien mis sentimientos hacia mi mejor amigo. Jake se mostró comprensivo, y al parecer el alcohol no le había afectado tanto como daba a entender.

Sin confesar el nombre de la chica que le gustaba, el rubio me compartió sus sentimientos también, y ambos nos sostuvimos entre nosotros cuando nadie más lo hacía.

Lo planeamos todo.

Planeamos un noviazgo falso, y también pensamos en sobrenombres, tal vez, demasiado tiernos. Nos aseguramos de mirarnos con cariño en los días siguientes, y pasábamos juntos la mayor cantidad de tiempo posible.

Nico fingía indiferencia, pero nuestra conexión por empatía me transmitía su enojo ante mi reciente acompañante. Le molestaba su presencia y sus actitudes. Odiaba cuando Jake me llamaba nena, y cuando aparecía de repente para elevarme por los aires y hacerme girar. Intentaba escapar de mi lado en cuanto el rubio aparecía, y yo planteaba nuevos temas de conversación para evitar su huida.

No estábamos seguros de que nuestro plan estuviera bien, pero sabíamos que estaba funcionando.

how we grew;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora