how we grew;; di angelo [ES]

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26 de abril

—No puedo creer que en serio recuerdes el día en el que decidimos ser amigos —dije divertida, con una venda en los ojos.

Sus manos me guiaban desde atrás hasta salir del campamento. Estaba casi segura de que estábamos bajando, muy lentamente, la colina del pino de Thalia.

—Sam, ya te lo he dicho: soy muy bueno con las fechas.

Aun teniendo los ojos cerrados, rodé los ojos y moví la cabeza a los lados: Austin era increíble.

— ¿Me dirás a dónde me llevas? Estoy bastante segura de que si vamos en auto no necesito tener la venda puesta ahora mismo.

Lo escuché reír.

—De hecho, iremos en bus, porque sé que te molesta usar vehículos sin compartirlos. Nos queda un largo camino hasta la parada.

Suspiré y seguí dando pasos cortos mientras descendíamos. Una vez llegamos hasta abajo, y encontramos el camino junto a la carretera, mis pasos se volvieron más despreocupados. De todas formas, Austin tomaba mi mano, solo por las dudas.

— ¿Sabes, Sammy? Estoy orgulloso de ti. Ya han pasado dos meses, y estás como una campeona.

Seguro tienes uno de esos amigos que no saben mucho de un tema en particular que es difícil para ti, y no pueden parar de recordártelo. Ten en cuenta que muchas veces, la principal razón por la que preguntan es para así poder entenderte más.

El hecho de que Austin Lake me recordara que hacía dos meses que no hablaba con mi mejor amigo hizo que algo se removiera en mi interior. Había hecho todo lo posible por dejar mis sentimientos detrás, pero no podía evitar sentir tristeza, odio y un amor profundo cada vez que pensaba en aquellos ojos oscuros.

—Te contaré lo que pasó, ¿sí? Haz todas las preguntas que quieras, y luego nunca más hablaremos de ello.

Me apretó la mano.

—De acuerdo.

Fueron veinte minutos más caminando hasta la parada de autobuses. Durante el recorrido, le conté todo lo que había pasado el invierno anterior, con todos los detalles que él quiso escuchar.

Le dije cómo había conseguido meterme entre la relación de su hermano y mi casi hermano. Le relaté aquella vez de la fiesta de Navidad, y la vez del cumpleaños de cierto chico. Le conté la historia de cómo había evitado e ignorado lo que todos me decían, cómo había perseguido al chico de mis sueños, y como lo había perdido.

Tomamos el autobús juntos, y conseguimos asientos. Aust dijo que tendríamos alrededor de media hora extra de viaje, y aproveché que no podía verlo para quitarme toda la vergüenza y contarle todo. Le conté la historia completa.

Desde la vez en que Nico había llegado al campamento con un juego de cartas, y cómo lo había lanzado al lago unas horas más tarde. Conté los primeros juegos de Captura la bandera y la misión de nuestros hermanos. Hice una pausa al terminar de decirle sobre la primera vez que Nico desapareció.

Seguí con los meses de búsqueda y los mensajes Iris en medio de la noche. Pasé por la batalla del Laberinto, por la fiesta de cumpleaños de mi hermano, y por los meses enteros que había pasado sin verlo en persona luego de aquello.

Recordé mi enojo cuando convenció a mi hermano de ir al Inframundo tan solo para traicionarlo. También recordé mi felicidad cuando el chico de cabello oscuro apareció en el medio de una calle de Manhattan, en plena batalla. Le relaté el momento en el que ganamos, y la forma en la que me había entregado aquel anillo.