rained

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Rained

22 de diciembre

La única desventaja de tener a mi hermano en el campamento era su estado amoroso.

Annie era mi amiga, y la quería muchísimo, sí. Pero no disfrutaba llegar a mi cabaña y quedarme afuera solo porque la parejita estaba haciendo cosas.

Al término de un día largo, tuve que dar marcha atrás, y dirigirme hacia la cabaña número 13.

Leo estaría con Calipso, y la cabaña de Austin tenía a varios campistas dentro. Ni siquiera pensé en Jake, incluso sabiendo que Nico estaría compartiendo cabaña con Haz.

Cuando llegué golpeé la puerta despacio, y mi chico favorito la abrió, un poco soñoliento. Se sorprendió al verme afuera, y me dejó pasar para evitar que la lluvia me mojara aún más.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo por lo bajo. Alcancé a ver a Hazel dormida en una de las camas.

—Mi hermano y Annabeth están en mi cabaña. ¿Puedo dormir aquí?

Nico asintió sin pensarlo mucho, y se acercó a mí para ayudarme a quitar mi campera.

—Estás empapada.

Solté una risita, y lo acompañé hasta el baño, donde colgó la prenda. Dejé mis zapatillas allí, y decidí que lo más sensato sería quitarme el jean que traía.

Miré al hijo de Hades.

—No te molesta que me lo quite, ¿no?

Él se encogió de hombros.

—Haz lo que quieras, siempre y cuando esa camiseta cubra tu trasero —Lo miré haciendo una mueca, y él rodó los ojos divertido—. Quítatela, te daré una.

Unos segundos después reapareció por la puerta, pasándome una camiseta de tirantes negra con dibujos blancos. La pasé por mi cabeza antes de salir del baño, asegurándome de que cubriera todo lo que fuera necesario cubrir.

No hablamos mucho, dado que su hermana se encontraba descansando plácidamente. Le deseé las buenas noches y me alejé hasta una litera.

La ventana junto a mi cama no me dejaba dormir. Una tormenta eléctrica se había desatado fuera, y no era fanática de ellas. Además, me moría por estar junto a Nico en su cama gigante.

Claro que ambos teníamos pareja, pero no sería la primera vez que dormíamos juntos.

Me levanté de mi lugar, y caminé hacia él. Lo observé unos segundos, viendo cómo su piel pálida contrastaba con las sábanas negras, y cómo su cabello estaba desparramado por la almohada. Sus ojos aún estaban cerrados cuando habló.

— ¿Qué ocurre, Sam?

Sin esperar respuesta, se alejó hacia el lado contrario, dejándome un lugar junto a él. Me acosté allí, dándole la espalda un poco nerviosa por la cercanía. Nico pasó su brazo por encima de mí. Sentí su pecho desnudo contra mi espalda.

—Me da miedo la tormenta, Neeks.

Lo escuché reír levemente, mientras me acercaba más a él. Me tomé unos segundos para aspirar su aroma en silencio. Por algún motivo, el chico había comenzado a utilizar el perfume de uno de mis cantantes favoritos, y yo no hacía más que quererlo más cada día.

Se escuchó un trueno, y me sacudí un poco.

—Deja de fingir, Sammy. Yo sé que te encantan las tormentas.

Sonreí y pasé mi mano por todo su brazo, haciendo dibujos imaginarios sobre su piel. En cuanto llegué a sus dedos, toqué el anillo que ambos teníamos, y descansé allí mi mano.

—Buenas noches, Neeks.

Dejó un beso en la parte de atrás de mi cabeza.

—Buenas noches, Sam.

how we grew;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora