Grounded3 de diciembre
—Ya deberías saber que no pueden estar fuera de las cabañas por las noches, Sam. No me queda otra opción que castigarlos.
Así fue como Quirón arruinó mi fin de semana: condenándome a pasar un día entero con Jake mientras limpiábamos los establos.
No habíamos hecho nada demasiado malo, en realidad. Tan solo habíamos decidido ir al bosque al atardecer, y se nos hizo un poco tarde al volver. De todas formas el centauro había insistido en que nos castigaran, ya que al volver las arpías habían armado un escándalo, y no sería un buen ejemplo para los más pequeños si veían que nos librábamos sin consecuencias.
Al llegar a los establos comenzó la locura. Todos los pegasos estaban emocionados por verme, y comenzaron a hacer preguntas en mi cabeza sobre Jake. Me abrumaron rápidamente, y terminé por rogarles que fueran a dar un paseo, a lo que accedieron enseguida.
—Aún no puedo creer que puedas hablar con los caballos.
Rodé los ojos. Jake estaba un poquito insoportable con la noticia.
— ¿Me pasas aquel rastrillo, por favor?
El chico se acercó para darme la herramienta, y juntos comenzamos a trabajar.
Dado que comenzamos a las ocho, para las once y media ya habíamos terminado. Había utilizado mis poderes para limpiar de forma más efectiva, y Jake era uno de esos chicos soñados que efectivamente sabían usar una escoba. Para la hora del almuerzo, los establos relucían a más no poder.
Al acercarnos al comedor para poder comer algo, Quirón nos recibió en la entrada.
—No podías usar tus poderes, Sam.
Bufé.
—Esa parte no estaba en el contrato —Me defendió Jake.
El centauro alzó una ceja hacia él, y hacia el brazo que el rubio había colocado sobre mis hombros en sentido protector.
—Veo que se hicieron amigos.
Moví mis hombros para quitar a Jake.
—Algo así —anuncié. Alcé la cabeza para registrar el salón— ¿Dónde está Nico?
—Dado que las clases de natación de hoy fueron canceladas, supongo que aún sigue durmiendo.
Asentí.
—Iré a verlo.
Había caminado dos pasos enteros cuando Quirón me llamó una vez más.
—Sam, no puedes ir. Aún están castigados.
Fruncí el ceño.
—No me puedes prohibir ver a mi mejor amigo.
Volví a darme la vuelta y logré alejarme unos cuantos pasos más.
—Will volvió esta mañana.
Me paré en seco, y cerré mis ojos y puños con fuerza.
—Se suponía que volvería mañana.
—Yo no entiendo su relación, querida, pero ambos han estado encerrados por un rato, y el señor D se rehúsa a cambiar las reglas que dicen que una chica y un chico no pueden estar solos en una cabaña, pero dos chicos o dos chicas sí.
Suspiré.
— ¿Qué más quieres que hagamos?
Jake tan solo observaba cómo el centauro y yo discutíamos, separados por un espacio de cinco metros.
—Necesito que alguien haga el control de las cabañas. Estamos cortos de celadores, y Jake tiene que conocer el campamento de todas formas.
Rodé los ojos.
—Dalo por hecho, pero luego no haré nada más. ¿Dónde encontramos las fichas para rellenar?
El centauro señaló la casa azul a lo lejos, y Jake y yo comenzamos a caminar hacia allí. Las fichas estaban sobre el escritorio de Quirón, y allí mismo estaban detallados los aspectos de las cabañas que debíamos inspeccionar.
Recorrimos el campamento chequeando el orden y la limpieza de las distintas casitas. Dimos puntos extra por la decoración y por la creatividad, e incluso tuvimos que aplaudir el aroma a jazmín que había en la cabaña de Apolo.
Una de las cabañas que visitamos fue la número trece. Aún quedaban siete más, pero eventualmente terminaría nuestro castigo.
Nos acercamos a paso lento, ya que yo no quería llegar allí, y Jake simplemente me seguía a mí. Una vez estuvimos frente a la puerta negro mate, extendí mi mano para golpear, mientras sujetaba la tablilla con las fichas con la otra. La puerta se abrió sola de repente.
— ¿Sam? —dijo Nico, alzando una ceja divertido. Por cómo se veía, parecía ser que acababa de despertar— ¿En serio te tocó hacer la revisión? —Entonces reparó en el rubio a mi lado, y la sonrisa se borró de su rostro—. Ah, veo que encontraste un reemplazo para mí.
Rodé los ojos.
—No es como si tú no hubieras hecho lo mismo —repuse—. ¿Cómo volvió Will?
Mi mejor amigo frunció el entrecejo.
—Will vuelve mañana, Sammy.
—Quirón dijo que ya estaba aquí.
Él elevó sus hombros.
—Yo no lo he visto —Pasó los ojos por Jake con un poco de desprecio y altanería—. ¿Quieres que te ayude con las cabañas restantes?
No me pude resistir a la sonrisa de lado que me dedicó.
Traía los jeans negros de siempre y un hoodie del mismo color con un pequeño logo Adidas blanco en el medio. Su cabello estaba desordenado, y sus ojos un poco entrecerrados por la luz.
Cuando iba a decirle que sí, el hijo de Jano se me adelantó.
—Yo me encargo, Di Angelo. Tú no te preocupes —Dio un paso adelante—. Necesito entrar a registrar tu cueva.
Nico se cruzó de brazos frente a él.
—Puedes mirar desde afuera, chico —dijo, y luego se giró hacia mí—. Sam, ¿quieres ver una película esta noche?
Hice una mueca.
—Jake y yo pensábamos ir por un paseo hasta la cena. ¿Te sirve a esa hora?
Él me miró indiferente, e hizo un movimiento con su cabeza.
—Tranquila, ya veré qué haré.
Y sin decir más, se dio media vuelta y me cerró la puerta en la cara.
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how we grew;; di angelo [ES]
FanfictionSobre cómo Nico di'Angelo y Samantha O'Connor crecieron, y mantuvieron el vínculo que tantos años les costó conformar. Segunda parte de 'how we met'.