Lifted
6 de diciembre
Tenían que ser celos. ¿Qué más podría haber pasado por la cabeza de Nico como para venir a reclamarme el beso que le había dado a Jake?
Porque sí, lo había besado yo, pero él no se había negado.
Quizá no era exactamente mi tipo, dado que a veces tenía actitudes demasiado arrogantes para mi gusto, pero Nico tenía que admitir que Jake estaba buenísimo.
Y aunque besar chicos sin razón aparente no era algo muy característico de mi personalidad, después de todo, un poquito de diversión no le hace mal a nadie.
En todo eso pensaba mientras volvía a mi cabaña, donde encontré al hijo de Jano sentado en los escalones.
No pude evitar notar que sus labios estaban un poco más hinchados y rojos que lo normal, y al acercarme, me dedicó una sonrisa deslumbrante.
—Hola de nuevo, Sammy.
Le dediqué una sonrisa de lado.
—Lamento lo de hace un rato. No sé qué lo ocurre a Nico últimamente, pero ya voy a encontrar una solución.
Él elevó sus hombros, restándole importancia, mientras se levantaba.
—Iré a almorzar, ¿sí? Tengo mucha hambre —dijo—. ¿Quieres venir?
Negué con la cabeza.
—Tengo que hacer unas cuantas cosas más por aquí, no te preocupes.
Jake se acercó aún más, depositó un beso en mi mejilla, y luego se alejó con pasos relajados. Suspiré, y comencé a ordenar mi cabaña.
Habíamos dejado los materiales por cualquier lado, ya que Jake había estado persiguiéndome antes del incidente con Nico, y las cosas se habían caído de mis brazos. Llevé las tablas al pequeño cobertizo que teníamos a un lado y las dejé allí. Me encargué de colgar mi traje de baño y mi toalla, y dejé todas las cosas preparadas para la siguiente clase.
Una vez terminé con eso, pasé por el Comedor. Pedí tres combos de McDonald's, lancé uno al fuego, y me llevé los otros dos.
Encontré a Nico exhausto en la arena. Se había quitado la chaqueta, probablemente porque se estaba muriendo de calor ante tanto ejercicio. Su rostro estaba sonrosado, y una capa de sudor lo cubría en cualquier parte de su piel que era visible.
Aprovechando que él no me veía, dediqué unos minutos a observarlo. A observar su cuello, y como sus venas sobresalían de él con cada esfuerzo que realizaba. A observar sus brazos, y lo fuerte que se había hecho en este último año, luego de haber sido llevado casi a la anorexia por estar encerrado en una vasija. A observar sus movimientos con la espada, siendo que todos y cada uno de los ataques que efectuaba al muñeco frente a él eran certeros.
En cuanto decidió que ya había tenido suficiente, partió por la mitad el muñeco, y se cayó de rodillas al piso. Luego se acostó sobre el mismo, estirándose por completo. Al hacer esto, lanzando la cabeza hacia atrás, me vio parada allí, y me dedicó una sonrisa cansada.
—Lamento lo de hoy, Sam. No debí entrometerme en tus asuntos personales.
No me pude resistir a sus encantos, y corrí hasta estar sentada a su lado, con una pequeña bolsa de McDonald's en mi mano izquierda. La apoyé en el suelo a su lado, y extendí mis manos hacia él, ayudándolo a levantarse.
—No pasa nada, Nico. Dejemos eso atrás; yo también estaba muy cansada por la mañana —Él me dio una sonrisa de lado—. ¿Qué opinas de ir a tener esa clase de natación ahora, y almorzar un poco de tu comida favorita?
El hijo de Hades frunció el ceño.
—Está helado afuera.
Sonreí.
—Bueno, no te lo había dicho, pero mi padre me había enviado una carta diciendo que mi regalo de cumpleaños podría tardar unas semanas en llegar —dije, emocionada— Hoy por la mañana me desperté y encontré algo genial en medio de mi cuarto de baño.
Hice una pausa dramática.
—Parece ser que estás demasiado emocionada. Dime.
— ¡Tenemos un jacuzzi!
Nico se rió de mi entusiasmo.
—Entonces haremos esto: iré a darme una ducha rápida para no llenarlo de arena. Me pondré mis shorts de baño, y en diez minutos estaré en tu cabaña. ¿Qué opinas?
Él parecía estar casi tan emocionado como yo mientras me contaba sus planes; volvíamos a ser un par de niños.
Asentí en su dirección, y lo vi comenzar a caminar hacia la salida.
—Neeks —Él se giró a verme, expectante—, lleva tu chaqueta, está frío afuera.
Rodó los ojos divertido, y atrapó lo que le había lanzado, para luego salir corriendo.
Al llegar a mi cabaña me cambié lo más rápido posible para evitar que Nico entrara mientras estaba desnuda. Seguidamente prendí mi nuevo juguete, y coloqué nuestro almuerzo en una pequeña mesa que acerqué al jacuzzi. Por alguna razón, nuestros combos seguían calientes.
Sentí como golpeaban la puerta, para luego ver a Nico entrar temblando. Llevaba puestos unos shorts azul marino, y una camiseta negra de tirantes. Sobre sus hombros traía una toalla, y unos Converse decoraban sus pies.
—Imagino que te congelaste mientras venías.
Asintió.
—Sí, pero estaba demasiado cansado como para viajar por las sombras.
No pasó mucho tiempo antes de que ambos nos internáramos en la pequeña piscina. Estábamos uno frente al otro, disfrutando del agua caliente y de los suaves masajes que el aparato hacía.
Nos quedamos así toda la tarde, comiendo y planeando el aniversario de Solangelo. La pasamos genial, pero evité comentarle que por la noche tendría una cita con Jake, y lo eché sin razón a eso de las cinco y media.
No parecía estar enfadado, de todas formas.
Al parecer, no podía esperar a llegar con Will y estar tan caliente como dentro del jacuzzi, o aún más.
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how we grew;; di angelo [ES]
أدب الهواةSobre cómo Nico di'Angelo y Samantha O'Connor crecieron, y mantuvieron el vínculo que tantos años les costó conformar. Segunda parte de 'how we met'.