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21 de diciembre

Las fiestas trajeron sorpresas, y con las vacaciones de invierno apareció mi hermano, su novia, y un par de chicos más de visita. La mayoría, desde el Campamento Júpiter.

— ¿Desde cuándo te ves tan bien? —Fue lo primero que me dijo, antes de envolverme en un abrazo de oso.

No me molesté en responder a sus palabras, pero sí a su abrazo.

—No puedo creer que no me dijeras que venían —susurré en su oído.

Percy soltó una risa, y se alejó, dejando espacio para que Annabeth me abrazara.

Decir que muchos campistas habían venido a recibirlos sería mentir, ya que el campamento de por sí estaba bastante vacío. Además, la mayoría de las personas que acompañaron a este grupo de héroes durante varios años habían tomado sus propios caminos. Lentamente, una nueva generación de semidioses se conformaba en el Campamento Mestizo.

Eso me ponía un poco triste. La principal razón para sentirme así era el hecho de estar en el medio. No pertenecía al grupo de héroes maravillosos que habían salvado el mundo varias veces, a pesar de estar presente en aquellas situaciones. Al mismo tiempo, tampoco formaba parte de la nueva generación de semidioses demasiado interesados en la tecnología que no podían tener.

—Estoy muerto de hambre, dioses —escuché decir a mi hermano.

Rodé los ojos divertida.

—Eres un idiota, Sesos de Alga —le reprendió Annie—. ¿Eso es lo único que tienes para decir?

Percy hizo unas muecas como burla hacia su novia, y ella lo fulminó con la mirada.

—Yo también podría comer algo.

Me giré para enfrentar a Frank, que debía estar muy necesitado de comida como para animarse a decir algo. Le sonreí al grandullón, y a la chica a su lado.

—Vengan, no creo que Quirón nos diga algo si vamos a comer a la playa.

El grupo pareció feliz con mi propuesta, y todos nos organizamos rápidamente en tres equipos: quienes irían a por la comida, quienes buscarían los materiales de picnics, y quienes irían a reservarnos un lugar en las orillas del lago.

Comencé a caminar junto a mi hermano y Hazel hacia las cocinas cuando escuché que alguien gritaba mi nombre, y me volteé enseguida.

— ¡Leo! —exclamé, antes de salir corriendo hasta él.

Me envolvió en un abrazo y me giró por el aire mientras ambos reíamos. Ya empezaba a extrañar la presencia de este chico maravilloso en mi vida.

—Te extrañé mucho.

—Yo a ti, Sammy.

El abrazo terminó cuando sentí un carraspeo a mi lado, y me di la vuelta para encontrarme a Jake junto a Calipso. Le sonreí a la chica y le di un abrazo corto.

—Bienvenida tú también —le dije, para luego enfrentar a Jake—. Algunos amigos vinieron de visita, junto a mi hermano. Vamos a tener un picnic en la playa, ¿vienes?

El rubio asintió, y los cuatro corrimos hasta alcanzar a Percy y Hazel, quienes se encontraban ya en el Gran Comedor.

La pequeña celebración tuvo un buen comienzo. Los chicos romanos nos actualizaron sobre las novedades de su campamento, y nosotros les transmitimos las noticias del nuestro. Will comentó que lamentaba que no hubieran podido venir a su fiesta de aniversario, y Nico se mostró indiferente a la presencia de los invitados.

how we grew;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora