#027. Libertad ll

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Venia Vop:

En aproximadamente 2 horas llegué a Liverpool. Lo primero que hice fue tomar un largo suspiro y bajar del tren. Tomé mi maleta y comencé a caminar por un rumbo realmente desconocido. No conocía mi paradero y eso me asustaba, pero ahora no tanto. Mi libertad por fin había regresado, y lo disfrutaría.

No encuentro cómo explicar con palabras la felicidad que tengo ahora. Es como si estuviera soñando, pero no, estoy aquí adentrándome en una aventura.

Caminé por más de 2 horas. Aquí los hoteles eran demasiado costosos y yo no tenía el dinero suficiente para tan sol una noche. A lo lejos vi una cafetería. Mi estómago rugía de hambre, debí de haber comido antes de venir aquí. Entré y todo en la cafetería estaba en orden, todo estaba reluciente y muy limpio. Me senté en una mesa y ordené un café con leche al chico moreno que con gusto me atendió.

En pocos minutos llegó mi orden. Le sonreí al chico moreno y el sonrió de vuelta. Tomé poco a poco mi café, ya que estaba un poco caliente. Pasaron varios minutos y me fijé que el sol ya se estaba ocultando detrás de las montañas. Me quedé sorprendida por la rapidez en que bajaba. Dejé en la mesa el dinero y un poco de propina. Salí de la cafetería, pensando en qué haría. No tenía a nadie aquí, absolutamente a nadie. Me quedé parada, quedándome prisionera en mis pensamientos. Creo que ahora tendré que dormir en la calle.

Avancé unas cuadras más y llegué a un pequeño parque. Estaba totalmente solitario, apenas había luz y el viento frío alborotaba mi cabello. Me senté en una banca y subí la maleta conmigo. Tendría que aguantar una noche así, o mas bien, tendría que ser así para el resto de mi vida.

Me abracé a mi misma, haciendo fricción en mis brazos para darme calor a mi misma. A lo lejos, escucho que un auto se aproxima. No me dió miedo, puesto que en Liverpool no tiende a ver problemas en la noche, además de que dudaba que alguien se preocupara por mí y se bajara para ayudarme, obviamente eso no pasaría.

Pero pasó.

El chico que me atendió en la cafetería bajó, venía vestido con una chaqueta de cuero negra y jeans oscuros, junto con lentes de sol. No sabía por qué los tenía puestos, ya que estaba anocheciendo. Me dirigió una cálida sonrisa y se aproximó a mi. Por intuición, bajé la pequeña maleta que estaba a mi lado para que se sentara, y lo hizo.

Me miró a los ojos con curiosidad. Juro que podía ver claramente el café oscuro que provenía de sus ojos. Era realmente apuesto y alto. No me sentía insegura con él, tal vez tiene que ver con que lo conocí en la cafetería, me inspira solo un poco de confianza.

— Humm, tienes a donde ir? —miró la maleta que ahora estaba en mi regazo, negué con la cabeza y el frunció el ceño— Y tienes planeado estar aquí todo el tiempo? —asentí, a lo que él rió.

— Creo que no es un buen lugar para dormir —se encogió de hombros.

— Lo sé —suspiré— pero no me queda mas remedio, no tengo el dinero suficiente para pagar un hotel.

El frunció los labios. Tenía la idea de que estaba pensando algo por como sus facciones se veían. Me miró de nuevo y de nuevo, sonrió.

— No sé si... te gustaría —llevó su mano al cuello dando un pequeño masaje— pero, no tienes a donde ir y piensas quedarte aquí, pero eso no lo puedo permitir. Así que...—lo miré y se encogió de hombros— no sé si quieras venir a mi hogar, no está tan lejos.

Me quedé pensando un momento. Este chico no se veía una mala persona, pero aun así no podía confiar fácilmente en él. Realmente no me agradaba la idea de quedarme aquí, sola y pasando frío. Suspiré, pensando en si aceptar su oferta o no.

— No te haré daño, lo juro.

No había pasado muy buenos momentos con los hombres, pero él lo decía en serio. Sé que no me hará daño, tengo que tener confianza en él y conmigo misma. Acepté y él inmediatamente cargó mi pequeña maleta y la metió en la parte trasera de su auto. Me abrió la puerta del copiloto y subí.

Esto era una locura, una total locura.

Narrador Omnisciente:

Mark llegó a la casa junto con sus demás amigos. Él les había hecho un trato de que podrían utilizar a Venia todo el tiempo que quisieran por una buena cantidad de dinero. Mark llegó feliz ya que habían cerrado el trato, pero ellos no le darían el dinero hasta probar a su ''deliciosa'' hijastra. Sentó a su visita en el sofá y fue hacia la habitación de Venia.

Subió las escaleras rápidamente con una gran sonrisa que no estaba dispuesto a dejarlo, pero cuando abrió la puerta de la habitación de Venia, sintió una gran íra recorrer su cuerpo. Venia no estaba en la cama, la buscó en el cuarto de baño de su habitación y tampoco se encontraba ahí. Maldijo por lo bajo. Miró a su armario y una pequeña cantidad de ropa ya no se encontraba ahí.

Rápidamente fue hacia su propia habitación y la foto de su ''esposa'' ya no se encontraba. Se quedó perplejo, él nunca pensó que Venia podía escaparse de la casa tan fácilmente. Volvió a la habitación de su hijastra y observó que la ventana estaba abierta.

Bajó las escaleras y se encontró a su visita. Ellos esperaban por Venia, pero al ver que no estaba con Mark, fruncieron el ceño.

— Donde está la jovencita? —Preguntó Mica parándose del sofá. Los demás lo imitaron.

Mark pasó sus manos por su cabello, señal de que estaba frustrado. No pudo contener su ira y rompió el espejo que se encontraba en la pared. Pedazos de vidrio quedaron encajados en sus nudillos y sangre comenzó a salir. Los demás lo veían preocupado, sin embargo, no se acercaron a ayudarlo.

— iA ESCAPADO! iMALDITA SEA! —gruño Mark. Los demás tenían cara de enfado y decepcionados, y sin decir alguna palabra, se marcharon de la casa de Mark, dejandolo completamente solo.

Él comenzó a maldecir y cayó rendido en la puerta principal de su casa.

— Esto no se va a quedar así, lo juro por mi vida.

Dicho esto, Mark comenzó a beber hasta caer dormido en el piso.

When it rains. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora