#040. El odio es más fuerte que el amor.

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No me había dado cuenta todo el tiempo que estube acostada aquí en la cama de Zayn. Revisé mi telefono y eran pasadas ade las 5 de la tarde. Con solo pensar lo que había pasado esa mañana me comenzó a doler la cabeza. Abrí mi maleta y tomé un cambio de ropa. Me bañé y me vesti.

Miré mi reflejo en el espejo y me miraba realmente mal. Los ojos verdes que antes brillaban se veían cansados y tristes, además de que empezaban a formarse ojeras debajo de mi rostro.

Bajé a la cocina usando solamente unos shorts y una blusa de tirantes. Mi cabello aun estaba húmedo y eso hizo que mi blusa de transparentara un poco.

De la sala de estar emanaba un olor que desconocía por completo. Respiré profundamente y... ¡Dios! ¡Qué asqueroso! tapé mi nariz con mi mano, tratando de que el olor no llegara más a mí. En cuanto estuve en el primer piso, mi mirada se dirigió a las demás personas que estaban en el sofá, fumando de una pipa.

— Quieres preciosa? —un chico rubio con pecas se dirigió a mí, levantando la pipa en el aire. Los demás me vieron, esperando mi respuesta. Negué y ellos se devolvieron a hacer lo mismo.

La verdad, nunca he fumado. Además, creo que nunca lo haré. Ese olor hizo que me mareara y que mi cabeza estuviera palpitando de dolor. Fui a la cocina y para mi sorpresa ahí estaba Daria.

— Mira quién esta aquí —Me miró de arriba a bajo. Megan estaba a un lado de ella, en cuanto me miró, dejó el tazón que tenía en la mano en la mesa y puso la palma de su mano en el pecho de Daria, dandole pequeños empujones hacia atrás.

— No empieces un problema —advirtió Megan— ella no te ha hecho nada.

Megan me sonrió devilmente, dandome a entender que las cosas estaban bien y que prosiguiera a hacer lo que venía aquí. Caminé hacia el refrigerador y tomé una lata de refresco. La abrí y la tomé.

— Ha —rió Daria, haciendo una mueca— esto es el colmo. Primero me quitas a Evan, después vas y le coqueteas a Zayn, y ahora vienes aquí a acabarte la despensa!

— Juro que si no te callas de una maldita vez te mandaré al hospital en menos de lo que piensas —gruñí.

Sin querer, apreté demasiado la botella que estaba en mi mano y se reventó, esparsiendo el líquido en todos lados. Realmente no me importó, quería asotar su cabezota en la pared hasta que se desangrara por completo.

—Es mejor que limpies eso, es lo mínimo que puedes hacer aquí.

Y ese comentario fue la gota que derramó el vaso. En ese momento fuí corriendo hasta donde estaba Daria y la palma de mi mano formó un puño. La adrenalina corría cada vez más por mis venas, haciendome sentir la necesidad de sacarlo todo. En el momento menos esperado, ya tenía acorralada a Daria en la pared. Megan salió corriendo, dejandonos solas a las dos. Mi mano izquiera se situó en su cuello, apretandolo más de lo que quería.

When it rains. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora