🐺 Vinny Mauro 🐺

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Título: Media Noche
Advertencia: No
Nota: Os 2/ 6

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Era el perfecto día para viajar en auto, tenía tantas ganas de volver a casa por fin después de unas largas vacaciones en la casa de mis padres. El viaje hasta ahora había sido normal, el día estaba terminando y prefería darme prisa, conducir de noche me ponía muy nerviosa a veces. Encendí las luces de mi coche sabiendo que pronto iba a oscurecerse y aceleré un poco, sabía que era una carretera sin curvas por lo cual me dio más confianza ir un poco más rápido. Mi teléfono comenzó a sonar, siempre lo podía en el asiento de copiloto así que solo tuve que voltear a verlo para saber quien me llamaba. Lo tomé mientras daba pequeños vistazos a la carretera, mi madre me daría un buen regaño si supiera que pensaba contestar el teléfono mientras conducía y precisamente era ella quien llamaba.
-¿Si?-dije intentando concentrarme en las dos cosas.
-Hola, cariño. Solo queríamos saber si ya estabas en casa-dijo ella con su tono de madre preocupada.
-No, aun no pero solo me faltan algunos minutos.
-¿Estas conduciendo?-entrecerré los ojos sabiendo que iba a reñirme.
-No, paré cerca del camino porque comenzaba a tener sueño, sabes que conducir por cinco horas es agotador.
-Si, qué bueno que lo hiciste. Llámanos cuando hayas llegado.
-Claro, adiós.- nos despedimos y aventé el celular al asiento de copiloto pero este rebotó y cayó en el suelo del auto-carajo-dije en un susurro y miré más de cerca para ver donde había caído específicamente. Era común que me sucediera eso pus siempre he sido descuidada y lo odiaba realmente. Volví mi atención a la carretera y tuve que frenar y desviarme un poco. Habían atravesado varios lobos el camino lo cual por mi equivocación de no prestar atención pudo haber terminado fatal. Mi corazón comenzó a latir muy fuerte, había desviado tanto el auto que este salió de la carretera y lo detuve cuando ya estaba en el césped. Puse mi mano sobre mi pecho sintiendo terror. Miré hacía el camino y parecía que los lobos habían desaparecido.
-Seguro había una señal metros atrás...Debí verla. –sintiéndome culpable por mi comportamiento intenté encender el auto, este dudo en arrancar y mi corazón casi para del susto.
-Gracias por no quedarte aquí-dije casi sonriendo. Avancé pero no fue una gran distancia pues supe que algo andaba mal en el camino... O en el auto.
-No, no, no, no-abrí la puerta del coche para bajarme a inspeccionar pero no tuve que investigar mucho pues el problema estaba a simple vista.
-No, por favor... -miré la llanta de mi auto, estaba baja lo cual lo hacía moverse extraño. Miré la colina que debía subir para volver a la carretera y puse mis manos sobre mi rostro. No creía que pudiera subirla con una llanta así.
Ni siquiera intenté ver si tenía una llanta de repuesto pues sabía que no era así, ya la había utilizado antes y olvidé comprar otra.
El camino estaba desierto. No pasaba ningún coche y el cielo comenzaba a oscurecerse lo cual me daba escalofríos. Miré mi celular buscando señal pero no había, tenía que caminar algunos metros para poder encontrar algo de señal y llamar a alguna ayuda.
Cerré la puerta del coche con fuerza sintiéndome la persona con peor suerte del mundo y caminé hasta la carretera. Miré de nuevo esperando ver a algún auto pero fue en vano.
Puse seguro al auto antes de comenzar a caminar buscando algo de señal. A los diez minutos me detuve pensando que por fin había encontrado señal pero solo había sido una falsa alarma, aun el celular no quería realizar ninguna llamada. Comenzaba a desesperarme y a sentir frío así que decidí caminar más rápido. No podía detenerme ahora.
Mis suplicas no fueron escuchadas por lo cual a las once de la noche estaba sentada dentro de mi coche cubriéndome del frio esperando a que un auto pasara. Mi celular se hizo escuchar indicándome que la batería estaba agotándose y solo rodé los ojos sabiendo que las cosas no podían estar peor. Me recosté un poco intentando calmar mis nervios, podía verse la nada alrededor, todo estaba completamente oscuro y comenzaba a sentirme paranoica con cada ruido y movimiento que veía y escuchaba.
De pronto todos mis sentidos se alertaron al escuchar algunos aullidos a lo lejos, subí la ventanilla del auto intentándome sentir segura pero fue en vano. Mis ojos comenzaban a sentirse pesados pero no podía dormirme en este momento. Buscando algo entre los árboles que estaban a la lejanía del auto pude notar una luz que sobresaltaba levemente. ¿Cómo no la había visto antes? ¿Podría ser una casa?
Había visto a lo largo del camino algunas casas a lo lejos pero nunca les había prestado atención, la mayoría era de personas que cultivaban en sus propiedades o cuidaban ganado. Tal vez cerca podía encontrar señal o mejor aún algún tipo de ayuda.
Decidida salí del auto para comenzar a caminar hacía la luz, esperaba que fuera de una casa y no un reflejo o alucinación.
Con mi respiración agitada intentaba acerarme pero parecía estar más lejos cada vez que me acercaba, tenía miedo de que algún animal fuera a hacerme daño pero ya estaba demasiado retirada del coche como para volver y olvidarme de la ayuda. Mis pies ya cansados me obligaban a ir más despacio al igual que mi respiración pero al momento de escuchar de nuevo los aullidos comencé a andar más rápido esperando encontrar aquel lugar.
Para mi suerte realmente era un hogar y parecía ser terreno de cosecha. Me acerqué con cuidado esperando no hacer algo mal a las plantas que estaban alrededor y toqué la puerta despacio. Mis ánimos decayeron al no recibir respuesta por lo cual volví a tocar pero ahora con más fuerza. Una mujer mayor abrió la puerta con sorpresa y tal vez por el aspecto de mí rostro pudimos conectar con nuestras emociones similares. Las dos estábamos sorprendidas.
-Lamento molestar tan tarde pero mi auto se quedó a unos metros que aquí-señale el lugar por el que venía y ella lo miró por un largo rato- pensé que tal vez tendría un teléfono o algo a donde llamar por ayuda...-ella parecía ponerse más nerviosa cada vez que pronunciaba palabra por lo cual sus gestos me hicieron retroceder un paso pero ella me tomó de la mano con fuerza.
-Los lobos, ¡malditos seres! Comienzan a usarlos para llegar a mi-comenzó a forcejear para hacerme entrar a la casa, me sorprendió aquello por lo cual la empujé con fuerza y retrocedí lo más rápido que mi cuerpo en shock me permitía.- ¡Eres parte de ellos! ¡Largo! ¡Largo!-comenzó a dar manotazos haciéndome retroceder- ¡Hijo! Ven rápido, están aquí.
Un hombre de gran altura salió de la casa y me miró amenazante. Corrí con velocidad cuando noté que sus intenciones eran atraparme y con el corazón agitado me fui en dirección contraria a mi auto. Lo que menos me preocupaba ahora es conseguir un remplazo para mi llanta, solo quería perder a esos locos.
El hombre me tomó del cabello y me hizo caer sintiendo un gran dolor en el cuero cabelludo. Tomé sus manos intentando quitarla pero fue imposible, el me había tomado con fuerza y si me movía me hacía daño.
Comencé a gritar por ayuda pero después mis alaridos eran de dolor, el hombre tironeó de mi cabello arrastrándome. Pataleé en vano y cerré los ojos con fuerza sintiendo el dolor molesto en mi cabeza.
Escuché de nuevo los aullidos pero esta vez eran más cerca que antes, mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que iba a explotarme en algún momento. Tenía tanto miedo de lo que fuera a pasar que ni siquiera me había dado cuenta de que el hombre me arrastraba de nuevo a la casa de donde había salido.
Unos fuertes ladridos llamaron mi atención haciéndome abrir los ojos, capté la mirada de un lobo que se acercaba con lentitud mientras gruñía. Pronto no solo era un lobo sino que eran varios de ellos que se acercaban casi acorralándonos. El hombre soltó un poco su agarré lo que me permitió volver a intentar escapar de él pero al momento que me volvió a tomar con fuerza un lobo se aproximó con ladridos y los colmillos afuera, di un gritó sabiendo que venía a nosotros y cerré los ojos esperando lo peor pero en cambió escuché el grito del hombre que parecía sufrir. El lobo mordía su mano mientras agitaba su mandíbula como si peleara por un trozo de carne. Los demás lobos alertados al ver como el hombre daba patadas al lobo que lo mordía para poder zafarse de él comenzaron a tirar mordidas al cuerpo del hombre, este por el dolor soltó mi cabello por completo haciéndome caer contra el suelo. Tomé mi cabeza por inercia y e intenté correr lejos de aquel peligro pero me fue inútil, un lobo se acercó a mí y me impidió el paso. Vi sus ojos, parecía querer decir algo pero le era imposible, el lobo era enorme, no del tamaño de un lobo ordinario, era más grande que eso y más temible. Mis ojos mostraban terror e intenté retroceder pero este me seguía a cada paso. Comenzaba a pensar que sería asesinada por él. Él hombre dio un gran gritó haciéndonos voltear al lobo y a mí, venía con tanta fuerza hacia nosotros que casi no pude darme cuenta de la sangre que corría por la gran parte de su cuerpo, la vista era horrorosa pero en ese momento solo podía pensar en la enorme estaca que tenía en las manos y que apuntaba con fuerza hacía mi. No podía moverme, estaba petrificada por el miedo pero antes de que pudiera tocarme el lobo que me impedía el paso se lazó contra el derribándolo, el hombre en defensa intentó perforar la piel del lobo con la estaca pero no lo hizo por completo, solo hizo que el lobo diera aullido de dolor y lo mordiera con más fuerza. Todo a mí alrededor eran aullidos y ladridos mezclados con olor a sangre y seguramente mi miedo también podía olfatearse. Retrocedí cuando pude y comencé a correr lo más rápido que mis pies me permitían, aun estando conmocionada por lo que pasaba no pude llegar muy lejos pero cuando creí estar a salvo caí de rodillas completamente derrotada, mis lágrimas comenzaron a salir sin permiso pero mis emociones lo requerían. La luna era la única luz que daba visibilidad pero para mí era imposible reconocer algo, mis lágrimas empañaban mis ojos y provocaban. Escuché como casi cientos de pasos se acercaban con velocidad hacía mí, comencé a temer de nuevo por mi vida y solo pude hacerme más pequeña sin poder levantarme y correr.
Los lobos pasaron a un lado de mi, ninguno me tocó, ni siquiera se detuvieron a verme solo se fueron. Me sentía aliviada hasta que pude escuchar una respiración pesada y unos pasos más lentos junto a mí. Un lobo, el lobo paso tan cerca que pude notar cada parte de él, aterrada conecté con sus ojos y supe al instante que era el mismo que me había impedido el paso, tal vez ahora si pensaba matarme. El lobo se movía cada vez más lento, sus pasos se hacían pesados y de un momento al otro cayó frente a mí. Su respiración era pesada, le costaba respirar y de alguna manera me preocupe. Intenté acercarme pero pareció notarlo y se movió un poco lo cual provocó que soltara un pequeño aullido de dolor. Miré sus heridas sabiendo cómo debía estar sufriendo, de alguna manera había salvado mi vida y sentía como si le debiera todo así que limpié mis lagrimas y me acerqué con cuidado, el lobo lo notó pero esta vez no se movió simplemente miró al frente como si esperara a que su muerte solamente llegara. Quería hacer algo pero era imposible, no sabía nada sobre curar heridas y sentía como su tiempo se acababa. El lobo parecía perder las fuerzas completamente y mis ojos se abrieron por completo al ver como un hombre normal aparecía frente a mí. Me levanté por la sorpresa al ver a aquel hombre tendido frente a mí con heridas por todo su cuerpo, la luna me dejaba ver poco de él pero sabía que estaba inconsciente. Me acerqué de nuevo sintiéndome mareada por eso, casi podía desmayarme junto a él. Mi celular comenzó a vibrar lo cual me alarmó, la batería se agotaba pero podía ver un pequeño hilo de esperanza, mi celular acaba de recibir una notificación, un mensaje de mi madre. La señal era buena ahí así que inmediatamente llamé a la ayuda.

One Shots (MIW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora