🧙Ryan Sitkowski🧙

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Titulo: Pecado
Advertencia: Si. Contenido inapropiado.
Nota: 4/6 
(Perdon por tardar tanto. Quería saber si les gustaría una dinamica parecida a esta para navidad o si tenían ideas. Para que fuera como un evento especial por alguna epoca o simplemente para divertirnos un poco más con los OS. Estaré leyendolos :D)
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Mis manos dolían desde el segundo pueblo que pasamos. Nadie quería hablarme, estaba desesperada pues sabía a dónde conducía esto.
-¿A dónde vamos?-pregunté tratando de seguir el paso a mis capturadores que iban a caballo. Me miró uno de ellos, el que llevaba mis sogas atadas a las manos solo por unos segundos y volvió a mirar al camino.
-Por favor, no soy una bruja-dije con mi tonó de ruega como las demás veces. Desde el pueblo de Belder mi destino había sido revelado. Estos hombres me tomaron por la fuerza acusándome de haber cometido actos fuera de lo pagano y en nombre de dios pensaban acabar con mi vida de forma cruel. Al no recibir ninguna respuesta de su parte jaloné las cuerdas que estaban a lo largo de mis muñecas e intenté pararlos pero el primer intentó fuer en vano, el caballo ni siquiera se dio cuenta de que en realidad había intentando detener sus pasos. El segundo hizo casi tropezar al caballo, este se alarmo levantándose en dos patas y el jinete sorprendido y asustado por la reacción del caballo soltó la soga que me mantenía apresada. Comencé a recoger esta misma soga con todas mis fuerzas y cuando la tuve toda en mis manos comencé a correr en dirección del bosque, fuera del camino. Escuché como el caballo se calmaba y los hombres de dios se alarmaban al ver como huía, sabía que podrían capturarme de nuevo así que me di prisa en ocultarme.
Aquellos hombres gritaban mi nombre corriendo a por mí, afortunadamente llevaba algunos metros de ventaja sobre ellos lo cual me dio la oportunidad de esconderme bajo una gran roca. Con la respiración agitada intenté contener mis casi sollozos y esperar a que se alejaran de la zona. Comenzaba a oscurecer lo cual me daba cierta ventaja sobre ellos, yo estaba oculta y ellos me buscaban. Mi corazón se detuvo cuando las sombras hechas por las antorchas de los hombres se acercaban cada vez más. De nuevo mi respiración se aceleró e intenté mantener la calma pero reconociendo que mi escondite no era muy bueno mis esperanzas eran bajas. Caminé con sigilo intentando esquivarlos por detrás, mis ropajes eran verdaderamente pesados los cuales hacían bastante ruido pero afortunadamente la plática que mantenían entre ellos desviaba cualquier sonido que pudiera alarmarlos.
Mis pasos comenzaron a tomar velocidad cuando pude visualizar a los dos hombres a lo lejos. Me sentía de alguna manera a salvo pero sabía que en el bosque era el último lugar donde podía sentirme a salvo.
La caminata fue larga y cansada. Mi vestido y la cuerda sobre mis manos quedaba envuelta en ramas de gran grosor que atravesaban todo el bosque y singularmente me sentía amenazada de cualquier ruido que veía de las zonas fuera de mi visión. La noche había caído totalmente y pude saberlo al sentir el dolor del frió sobre mi piel descubierta. Intentaba mantener calientes mis manos y nariz tocándolas durante un largo rato pero era inevitable que volvieran a enfriarse. Debía encontrar un refugio rápido.
Maldecía al darme cuenta de que el único refugio que encontraría sería bajo las ramas de los arboles. Me senté bajo uno de ellos y con mi vestido intenté cubrirme completamente. No erradicaba el frio pero me protegía del viento que me hacía temblar. En estos momentos añoraba las fogatas creadas por mis capturadores que me hacían dormir aunque sea unas pocas horas.
La noche fue dura pero sabía que esto no había terminado, encontrar un pueblo sin saber realmente donde estaba iba a ser imposible a pie y mi estomago comenzaba a pedirme alimento. La luz del sol por la mañana me hacía ser un poco más optimista de la situación pero sabía que verdaderamente no debía ilusionarme con falsas esperanzas de huida y vida prospera. Mi años de vida estaban contados con aquellos perseguidores buscándome día y noche.
Decidí empezar por la soga que aprisionaba mis manos. La tensé para intentar sacar mis manos del nudo pero fue en vano, esta solo me lastimaba. Intenté una y otra vez pero conseguía el mismo resultado. Casi derrotada golpeé con fuerza mis manos contra el tronco de un árbol y maldije una y otra vez en voz alta olvidando de que había personas buscándome para acabar con mi vida. Estaba enojada, totalmente desesperada comencé a tironear de nuevo haciéndome verdadero daño. Estaba tan concentrada usando toda mi rabia contra la soga que no escuché el sonido galopante a mi alrededor.
-Es solo una dama-dijo alguien haciéndome sobresaltar. Vi a un trío de hombre frente a mí sobre sus caballos. Ninguno parecía saber sobre mi identidad pues sino habrían aprovechado el tiempo que estaba distraída para atraparme. No muchos se acercaban a mí sin temor. Uno de ellos bajó de su caballo y maliciosamente.
-Tranquila-dijo cuando notó que retrocedía-no pensamos hacerte daño, solo queremos saber que llevas encima.
Debí haber pensando en ello primero, ladrones, vagabundos. La escoria de la escoria en los pueblos más pobres. Todos eran ladrones en estos tiempos pero ninguno había planeado serlo. Los tiempos eran difíciles, los fuertes fríos amenazaban las cosechas y las tierras eran infértiles. No había comida y por ello nos cazaban. Creían a las brujas culpables de sus miserables destinos. Todos estábamos condenados a lo mismo pero nadie pensaba en ello.
-No llevo nada, lo juro.
-Déjala en paz-dijo un hombre sobre el caballo- no vez que en verdad no lleva nada encima-dijo seguramente notando la soga sobre mis manos. Este hombre se dio la vuelta sobre el eje de su caballo listo para partir pero sabía que eran mi única opción para desaparecer por completo de estos caminos.
-Caballeros-dije intentado ser amable. El mismo hombre que estaba dispuesto a irse se dio la vuelta de nuevo casi riendo.
-No somos caballeros-dijo dándome una sonrisa culpable pero cómplice.
-Pero son lo suficientemente listos como para no robar algo más que bienes a quien no tiene... Les agradezco por dejarme libre en este horrible bosque, sé que no me deben nada. Realmente yo les debo a ustedes. Me encantaría salir de los caminos pues ustedes ya observaron-levanté mis manos para que volvieran a ver la cuerda- sigo cautiva en este lugar hasta que se me despojé de estas cuerdas. No solo me apena pedirles este favor sino que también me podría hincar para pedirles su ayuda para llegar al pueblo más cercano.
El mismo hombre al que me dirigí concretamente negó sin siquiera pensarlo.
-Un favor, no dos-dijo bajándose de su caballo. Tomó mis manos y las colgó en una rama fuerte.-no se mueva-después de haber dicho aquello golpeó con su espada la soga liberándome de ella.-Que encuentre buen camino, señorita-dijo para después subirse de nuevo al caballo.
-¡No!,se lo imploro, le suplico que tenga piedad de una hermana que busca la libertad como muchos de ustedes. Solo quiero llegar al pueblo más cercano.
Rodó su cabeza sobre su cuello cansado de mi pero antes de que su respuesta fuera negativa, tomé su mano y lo miré a los ojos. Realmente odiaba usar aquel poder que se me había sido otorgado sin desearlo realmente pero la situación lo ameritaba. La seducción que podía emplear me era efectiva en estas situaciones.
-Bueno, el pueblo está a pocos días... Tal vez podamos escoltarte-dijo calmado. Los demás lo miraron extrañados pero ignoró como demandé cualquier negativa de su parte.

One Shots (MIW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora