Prologo

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Midvale una pequeña ciudad del condado de Salt Lake, estado de Utah, Estados Unidos. Una cuidad con una población no de más de 27. O29 habitantes, en la que vivía una pequeña familia conformada por tres integrantes. Jeremiah Danvers padre de familia, casado con Eliza Danvers y su única hija Alexandra Danvers.

Han vivido ahí toda su vida o al menos desde que Alexandra tiene memoria. Los tres son muy unidos, casi nunca hay problemas en casa y si las hay es por cosas simples que hasta llegan a ser tontas. La hija de los Danvers siempre fue de las niñas que está rodeada de amigos, compañeros, por personas, pero eso cambia con la llegada de una nueva integrante a la familia.

Kara, una pequeña bebe de solo un mes apareció en la puerta de los Danvers con una pequeña nota.

Eliza y su esposo discutían en qué harían para cenar cuando escucharon unos rápidos y fuertes golpes en su puerta. Eliza rápidamente corrió a la puerta, cuando la abrió no esperaba encontrase con una pequeña canasta.

—¡Jeremiah!—gritó Eliza mirando a la pequeña bebe en la canasta. Jeremiah llegó corriendo a su lado, quedó paralizado en el momento en el que pudo distinguir la pequeñita figura de la bebe.

La pequeña aún sin nombre empezó a llorar por el viento helado que acababa de soplar contra ellos. Eliza tomó rápidamente la canasta empujando un poco a su esposo para poder entrar con la bebe.

Eliza puso la canasta sobre la mesa tomando en sus brazos a la pequeña. Jeremiah tomó la nota, aclarándose la garganta—Su nombre... su nombre es Kara—leyó Jeremiah en voz alta.

La mirada de los dos adultos se juntaron, Eliza asintió dándole ánimos a su esposo para que continuar leyendo, mientras ella seguía arrullando a la pequeña Kara.

—Hola Kara—le susurró Eliza con una sonrisa, haciendo que su esposo sonriera junto con ella, volvió a poner su mirada en la pequeña hoja arrugada.

—Tiene un mes...—Los dos se sorprendieron, era tan pequeña.—es el tesoro más importante que tengo—siguió leyendo—lamentablemente no puedo seguir cuidando de ella...

Jeremiah levantó la vista para apreciar a Kara, que se había quedado dormida en los brazos de su esposa.

—Es algo complicado explicarlo—continuó—Algo a pasado en nuestra... en nuestro hogar, y no puedo permitir que algo le pase a Kara, ella es muy importante—Eliza se acercó aún más a él para poder ver la nota.

—Ella es especial—sus miradas volvieron a coincidir—Mientras vaya creciendo tendrá habilidades...—Los dos se miraron confundidos, ¿a que se refería?—habilidades sobre humanas.

—Eso no es posible—lo interrumpió Eliza, Kara se movió entre sus brazos ante el repentino ruido de su voz—Shhh... lo siento pequeña—susurro Eliza.

—Y lo cierto es que ella no es del todo humana—Jeremiah leyó sin creérselo el mismo.—Es una licántropo.

—Una mujer lobo—susurró Eliza—esto es tan...

—Peculiar—completó su esposo.

—No es la palabra que buscaba pero puede funcionar.

—Se que puede sonar loco, pero no lo estoy. Solo pido que cuiden de ella, sé que será una buena chica, se que ustedes solo son humanos y que ahora pensaran que como ustedes pueden cuidar a una licántropo, pero si le enseñan que ella puede ser tanto humana como un animal salvaje todo estará bien. Debajo de su manta hay una pequeña libreta donde viene escrito lo más importante que deben saber y cosas sobre su crecimiento.

Jeremiah se acercó a la canasta levantando la manta y efectivamente ahí había una libreta—La libreta les será de mucha ayuda—leyó el último párrafo que quedaba—Recuérdenle que la amamos, sus padres A y Z.

Eres mía y yo tuya (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora