86. C de: "Carta" | Fin de la noche.

359 69 3
                                    

Mamá ya estaba de vuelta, lo supe cuando al abrir lentamente mis dolorosos ojos, ella se encontraba junto a mí. Removiendome un poco para que me despertara. Me quedé dormida sin darme cuenta.

-¿Que hora es? -fue lo primero que se me ocurrió preguntar con esa sensación de que había pasado mucho tiempo desde entonces.

-Hora de volver a casa. Solo mírate los ojos, están rojos -me examinaba con la mirada tomando de mi cara entre sus manos-. Has de estar muy cansada.

-¿Y papá? -estrujé un poco mis ojos.

-Es difícil -suspiró cansada-. No puede ir a casa todavía. Deja que salga el sol otra vez y ya veremos que pasa.

Terminada esa conversación, nos animamos para volver a casa. Antes de cruzar la puerta, una voz masculina llamó por mi nombre, lo que me puso en alerta deteniendo el paso y temiendo lo peor, volteé en su dirección.

Por si esta noche no había sido lo suficiente desastrosa, se trataba de uno de los oficiales que me interrogó. Estaba segura que empezarían otro proceso como el de hace rato, o peor ahora que mi madre estaba presente.

-Esto es para ti -se acercó con un sobre blanco-. Buenas noches -se despidió de ambas con un asentamiento de cabeza y nos dejó allí.

-¿Que es eso? -curioseo mamá sin apartar la mirada del sobre.

No supe que contestar. Esa era mi pregunta también.

-¡No me digas que ya te está coqueteando este peje lagarto! -negó en desaprobación.

-No mamá, claro que no -negué por la paranoica novela que se estaba haciendo en su cabeza.

-Entonces, ¡ábrelo! -alentó.

-Ya estoy cansada. Aquí no, volvamos a casa y lo hablamos después -me observó no muy convencida por unos segundos, sin embargo accedió y regresamos a casa.

Ya estaba en la cama con el pijama puesto, mas que que lista para dormir. Había sido la noche mas larga de mi vida. Pensé que este día nunca acabaría.

Quise escribirle a Dylan, pero al ver que no estaba en linea desde la ultima vez que hablamos en el día, decidí molestarlo mañana.

Sin embargo, tenía un sobre debajo de mi almohada en estos momentos que me suplicaba ser abierto.

Con mucha intriga, lo tomé y con delicadeza saqué el papel que contenía el sobre, las siguientes palabras escritas en ese papel me hicieron olvidar por unos instantes todo lo malo que había vivido esta noche.

No estabas en mi lista de cosas asombrosas que hacer o conocer antes de morir. Pero definitivamente eres de las mejores cosas que me ha regalado la vida, si no la mejor.

Gracias por cada segundo donde sentí que perdería mi pupila por dejarlas clavadas en ti.

Gracias a Dios que existes porque te juro que me hubiese tomado el atrevimiento de crearte yo mismo.

Perdón por todo el desorden que he provocado en tu primera cita, pero las cosas no pueden marchar normal cuando alguien tan maravilloso como tu está cerca.

Te prometo que la segunda cita será mejor. No te preocupes por los oficiales, ya les convencí que de la única cosa que eres culpable es de robarme el corazón.

Pero no te sientas mal por eso, puedes quedarte este corazón que posiblemente siempre te perteneció aunque no lo supiéramos.

Dulces sueños, princesa. Y aunque ya te conozco, me tomaré la libertad libertad de seguir soñando contigo todas las noches de mi vida.

Un loco enamorado, Dylan.

Desconocido a la vista.  #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora