Desconocido a la vista. #1 ©

90. La respuesta.

Si mi respuesta era un rotundo "No", me exigiría razón alguna. Si era un automatico "Sí " también traería consecuencias. Tales como arruinar la supuesta sorpresa de Dylan y el hecho de que Brisa tenga que ir con Oscar si yo aceptaba ir con Oliver.

Nadie nunca me había invitado al baile. Este era un momento especial en mi vida y a la vez comprometedor. En otros tiempos hubiese dicho si sin pensar, pero ahora no era el caso.

Oliver se veía tan tierno con ese ramo de flores en mi puerta, iba a doler mas decirle que no.

-Eh -carraspee mi garganta en busca de las palabras correctas-. ¡Que lindo eres Oliver! De verdad, estoy muy sorpendida, y a la vez muy agradecida y a la vez siento un nudo en la garganta que me hará llorar si no hablo ahora -él asintió regalando una media sonrisa-. Me encantaría decirte que sí, pero -su sonrisa desapareció-. Hay alguien que me ha venido diciendo todas estas últimas semanas que se muere por ir contigo al baile, no quiero decirte que sí y hacerle ese deslinde a esa persona.

-¿En serio? -abrió sus ojos sorprendido-. ¿Alguien que se muere por ir conmigo al baile? ¡Esto es irreal! ¿De quien se trata?

-Claro, claro. Se trata de nuestra amiga Brisa la cual acaba de salir hace unos minutos disparada para tu casa a pedirtelo ella misma y mira, tu aquí pidiéndomelo a mi -solté una risita irónica.

-¿Brisa? No lo imaginé. Escuché a Oscar decir algo acerca de que era su pareja.

-No, eso no es cierto. Si yo fuera tu, empezaría a correr a tu casa ahora mismo antes que Brisa no te encuentre y se arrepienta.

-Claro, claro. Pero ¿y tu? -parecía realmente preocupado.

-Oh, no. No te preocupes por mi. Ya me encargaré, este año hasta al conserje invito pero de que no voy sola, no voy -aquella respuesta le hizo reír y le dejó mas tranquilo.

-Bueno, suerte entonces. Oh, esto es tuyo -me ofreció las flores.

-No, no. Anda, llévalas y así se la das a Brisa.

-Puedo comprar otras para ella. Estas las compré pensando en ti.

-Oh... Gracias Oliver -las tomé abrazandolas a mi pecho. Segundos después desapareció de mi vista en su bicicleta. ¡Que chico tan grandioso!

Por mi parte esperaba que Dylan me invitara pronto o ya debería empezar a invitar el conserje.