95. Ansiedad.

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Él no pareció reaccionar.

Le dejé libre. Sus ojos estaban bien abiertos, era evidente la sorpresa desde el primer minuto que nos topamos, a tal punto que llegué a pensar que él estaba mas sorprendido que yo. Lucía una simple camisa blanca con un moño color azul celeste. Su cabello parecía radiante en la luz. Solo me hacía falta esa sonrisa y podría jurar que tenía al hombre mas guapo del mundo frente a mi en estos momentos.

-¡Perdón, perdón! No se que me pasó por la cabeza -me disculpé sintiendo pena de mi misma. Él ha de pensar que estaba borracha o algo así. Iba a hablar cuando yo le interrumpi-. Pero es que de verdad estoy muy feliz de verte. Sabes, me pasé todo este tiempo desde la última vez que te vi subiendo a un carro aún cuando me dijiste que habías regresado a Canadá... me pasé todo este tiempo pensando que me engañaste como la primera vez para darme una sorpresa. Confieso que me di por vencida tan pronto llegó el día y nada pasaba, pero ahora te veo aquí y yo... siento que voy a desmayarme -solté una risa nerviosa mientras jugaba con mis manos que ahora se habían tornadas tan frías como dos copos de hielo. Él me miraba, sin decir nada. Aquello me estaba haciendo sudar.

-Perdóname tu, si me quedo corto en palabras. Es que me has dejado anonadado con el resplandor de tu belleza -sonrió y yo no pude evitar soltar una carcajada que seguro en júpiter también se escuchó.

-Si, claro -negué sin dejar de reir.

-Hablo en serio. Te ves espectacular. Y si, tu lo has dicho. Arruinaste por segunda vez la sorpresa. Esta vez quise ser mas extremo. Mi plan era sorprenderte aquí. Llegar, taparte los ojos, sorprenderte con flores... pero tu me has sorprendido a mi -se encogió de hombros, resignado.

-¡Lo lamento tanto! De verdad no imaginé encontrarte. Pero en serio Dylan. Gracias por venir, ¿como supiste que íbamos a estar aqui?

-Un mal sorprendedor nunca revela sus secretos -me guiñó un ojo y yo volví a sonreír por su ocurrencia-. Y no me des las gracias. No iba a dejarte sola un día tan importante para ti como hoy.

-Gracias -susurré desde lo mas profundo aunque él insistía. Nunca nadie había mostrado tanto interés por mi. Esas palabras hicieron que mis ojos se cristalizaran, aunque traté de disimularlo.

-Pero sabes que, no te preocupes. Aún podemos hacer como que nada pasó -le vi confundida-. Tu espérame aquí y cierra los ojos. Iré por las flores.

-¿Es en serio? No hace fal...

-Ya compré las flores, espera aquí -sin mas se empezó a alejar y mi corazón empezó a latir fuerte. Esa sensación de sorpresa y emoción desapareció tan pronto le perdí de vista. Una tristeza indescriptible invadió mi corazón enseguida. Se borró mi sonrisa y un horrible ataque de ansiedad quiso apoderarse de mi.

¿Que estaba pasando?

¿Por que me sentía así?

¿A donde se había ido esa felicidad por encontrarle?

Tenía esa sensación de que algo no estaba bien.

Pero... ¿que?

Desconocido a la vista.  #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora