Parte IV

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Narra Alba.

Me desperté un poco desorientada, la luz entraba por el ventanal, el sofá que hace unas horas se me antojaba cómodo ahora parecía una maquina de tortura.

Poco a poco se fueron levantando los demás, menos mal que Sabela había traído dos cajas de ibuprofeno porque fue lo primero para casi todos.

Subí con cuidado a cambiarme y a despertar a Julia, era ya media día. Levante la persiana y Julia gruño.

- Noooo, aun quiero dormir más. ¡Por dios! Baja esa persiana o me moriré.

Me acerqué a la cama y le di un beso en la cabeza. Mientras me levantaba al baño.

- Albi, ¿ayer hice mucho el ridículo? No recuerdo nada.

Negue con la cabeza.

- Nada, no te preocupes. Venga levántate que Sabela esta abajo esperándote con un ibuprofeno y un desayuno completo.

Cuando ya me estaba vistiendo escuche el timbre de la casa, me asome por la ventana y vi a María y a África en la puerta.

Escuche como en manada subían las escaleras a toda velocidad. Julia irrumpió en el dormitorio, pero yo aún estaba solo con una toalla. En seguida se sonrojo, y se disculpó.

- Venga Julia, como si no nos hubiéramos visto miles de veces así. ¿Qué pasa?

Julia se recompuso en seguida, aunque me evitaba la mirada. Supongo que estaría un poco avergonzada por lo de ayer.

- María y África han venido para decirnos que iban a estar en la piscina por si queríamos ir con ellos.

- Vaya, veo que habéis tardado tres milésimas en decirlo.

- Alba, ayer parece que todos los pasaron genial. De hecho, creo que Joan se ha enamorado, amistosamente hablando de Carlos y Miki. Y Famous y Noelia no se querían separar ayer de Marta, María y África.

Sonreí, es verdad que eran un grupo divertido y habíamos encajado muy bien, pero en mi mente solo apareció un nombre.

- Bueno, vamos o que, que te has quedado embobada.

- Si...si, me pongo el bikini y bajo.

En menos de 10 minutos ya estaban todos allí, yo iba hablando con Sabela sobre la fiesta de ayer y lo mucho que llevábamos todos sin beber tanto.

De pronto deje de escuchar a Sabela, Natalia estaba sentada en el borde de la piscina bromeando con María. Llevaba un bikini rojo que le quedaba impresionante bien, el pelo semirecogido y su sonrisa. Esa sonrisa ocupaba ahora todo el sonido.

Sabela tiró de mi brazo haciendo desviar mi mirada de aquel bello paisaje hacía ella.

- Quizás podrías ser menos evidente. Me gustaría saber como ayer durante la fiesta no podías ni verla y hoy casi la gastas.

- Que dices Sabela, es solo que estaba pensando en otras cosas y miraba hacía allí. Además, lo de la fiesta es agua pasada, me acompaña a traer a Julia y estuvimos hablando. Es una tía genial.

- Y tanto que lo es, lo poco que hable con ella así me lo pareció. Es ese tipo de tías geniales que te pueden tener tres meses sin querer ir a una cafetería solo porque el olor del café te recuerda a ella.

Se separó de mí y siguió hasta la piscina, yo me quede allí, plantada. Sabela me conocía a la perfección había estado conmigo en cada alegría, pero sobre todo en cada pena. Es cierto, me rompieron el corazón, pero eso no volvería a pasar. Había aprendido o eso me repetía a mi misma a menudo. Hacía un año que estaba soltera y no había estado con nadie más. No me había fijado en nadie más. Había decidido quererme y aun estaba en el proceso de aprender como hacerlo bien.

Que nunca gane el miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora